Hace unos días se inauguró la “Casa Otra Oportunidad”, ubicada en Beccar Varela N.º 428, Barrio San Román. Un espacio profundamente necesario, que nace desde el corazón de la Iglesia para acompañar con ternura y cercanía a quienes transitan situaciones de consumo problemático y adicciones.
La jornada se desarrolló en un clima de fraternidad y comunidad, con la participación de jóvenes, familias, voluntarios, movimientos eclesiales, instituciones sociales y autoridades provinciales, en el marco del II aniversario de la Pastoral de Adicciones y del Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas.
La inauguración comenzó con una compartida fraterna y la bendición de la Casa, continuó con la peregrinación jubilar hacia la plaza 25 de Mayo, y concluyó con la Santa Misa en la Iglesia Catedral San Nicolás de Bari, en acción de gracias por el camino recorrido y la esperanza compartida.
“Esta casa nace para recibir la vida como viene, como nos enseña el Papa Francisco. Muchos de los que lleguen ya tuvieron una o varias oportunidades. Queremos que esta sea una verdadera casa: de escucha, de afecto, de contención. Un lugar donde nadie se sienta descartado”, expresó el diácono Nicolás Rizzo, referente de la Pastoral de Adicciones.
La Casa Otra Oportunidad funcionará de día, con propuestas por la mañana y por la tarde, en articulación con distintos movimientos eclesiales como Hogares de Cristo, Fazenda de la Esperanza, Alcohólicos Anónimos, entre otros. Se prevén talleres, actividades comunitarias, escucha personalizada y espacios de espiritualidad. También se buscará favorecer la reinserción social, la educación y el acompañamiento en la fe.
“El gran problema del hombre es el egoísmo. Y cuando alguien estira la mano, te saca de vos mismo, te interpela. ¿Quién salva a quién? Muchas veces se salva más el que da que el que pide. Esta casa quiere ser ese gesto de misericordia y de encuentro con el otro, sin prejuicios ni condiciones”, reflexionó Rizzo.
Por su parte, el obispo diocesano Mons. Dante Braida celebró la apertura del espacio y valoró el trabajo articulado entre Iglesia, movimientos y Estado: “Esta es una buena noticia para toda la sociedad, especialmente para aquellas familias que tienen seres queridos atravesados por el dolor de la adicción. Queremos trabajar en red, sumando esfuerzos con instituciones públicas y privadas, porque solos no podemos.”
Y agregó:“El Episcopado argentino ha sido claro: cuando el Estado se corre, el narcotráfico avanza. Por eso es clave que existan espacios como este, que no sólo acompañan, sino que previenen, sanan y ofrecen caminos de vida. Son expresiones vivas del Evangelio”. Monseñor Braida también destacó el espíritu pastoral de la Casa:
“Esperamos que sea un lugar donde se respire un ambiente de familia. Que quien llegue aquí se sienta acogido, escuchado, motivado a un cambio de vida. La rehabilitación es un proceso, pero comienza con algo muy simple: sentirse amado y comprendido.”
La Casa Otra Oportunidad busca ofrecer una alternativa concreta a las “tres C” del descarte –calle, cárcel y cementerio– proponiendo otras tres “C” que construyen dignidad: club, colegio y capilla, como lo resumió Rizzo. Lugares donde las personas puedan volver a confiar, a crecer, a creer.
Una nueva puerta se abre en nuestra ciudad. Una casa que no sólo cobija, sino que anuncia con obras el Evangelio de la Misericordia.
Sobre Jubileo de los Comunicadores
Se llevó a cabo el significativo Encuentro de Jubileo de Comunicadores y Comunicadoras Tinkuredes de la Diócesis de La Rioja. Este evento tuvo como propósito central generar un espacio de reflexión profunda sobre los desafíos y las múltiples oportunidades que se presentan para la comunicación dentro de la Iglesia Católica. A través de una serie de dinámicas grupales e interactivas, los participantes lograron identificar problemáticas comunes y, lo que es más importante, desarrollar estrategias innovadoras para la evangelización tanto en el ámbito de las redes sociales como en los diversos espacios comunitarios.
En la redacción de las conclusiones emitidas por los diversos grupos se reflejó el modo más honesto posible el sentir de todos, incluida la intervención final de Monseñor Braida. El encuentro arrojó luz sobre diversas áreas, revelando tanto los obstáculos que enfrenta la comunicación eclesiástica como las soluciones creativas propuestas por los propios comunicadores. A continuación se informaron los principales desafíos.
Brecha Digital: Se puso de manifiesto una notoria falta de alfabetización digital entre algunos agentes pastorales, lo que se denominó como un «folio de alfabetización digital» pendiente. Además, se evidenció una considerable dificultad para adaptar el lenguaje a las nuevas generaciones y a públicos más diversos, con expresiones recurrentes como «no llegamos a los jóvenes» y la inquietud sobre «cómo llegar según la familia étnica».
Engagement en Redes: La interacción en grupos virtuales resultó ser un punto débil, reflejado en la observación de que «no contestan en los grupos». Preocupó también la «sensación de comercialización de lo religioso», lo que podría generar una percepción negativa en la audiencia.
Falta de Estructura: Se notó una tendencia a la fragmentación en los movimientos («falta de comunidad») y la ausencia de grupos de perseverancia, lo que dificulta la continuidad y el sostenimiento de las iniciativas evangelizadoras.
Participación Juvenil y Formación de Equipos: Un dato crucial que se presentó a revisión fue la poca participación de jóvenes en las cuestiones de comunicación. Esto se vincula directamente con la falta de invitación activa a otras personas para conformar equipos de comunicación en los que los jóvenes puedan integrarse y aportar sus talentos.
Recursos Económicos Limitados: También se debatió intensamente sobre la carencia de recursos económicos necesarios para llevar adelante una evangelización digital efectiva, lo que representa un obstáculo significativo para implementar estrategias más ambiciosas y tecnológicamente avanzadas.
Frente a estos desafíos, surgieron ideas creativas y novedosas:
Contenidos Audiovisuales: Se propuso ampliar las transmisiones en vivo de misas y retiros, así como la creación de contenido que incorpore el humor y las historias cotidianas para comunicar valores, bajo la consigna de «hacer contenido de humor» para conectar de manera más auténtica con las personas.
Formación Integral: La necesidad de una formación doctrinal y tecnológica fue una constante, sugiriéndose «talleres de doctrina y tecnología láser o gráfico». Asimismo, se hizo hincapié en la capacitación para el uso de un «código del lenguaje» más inclusivo y adecuado a las sensibilidades actuales.
Enfoque Comunitario: Se visualizó la creación de redes flexibles («red de redes, no estructura») que prioricen el encuentro presencial como una forma de fortalecer los lazos comunitarios.
os ejes temáticos permearon todas las discusiones, resaltando su importancia en la comunicación eclesiástica actual: Humanización de las Redes: Se enfatizó la urgencia de priorizar el encuentro real por sobre la interacción virtual, buscando «humanizar estos espacios» digitales y convertirlos en puentes hacia relaciones auténticas. Inclusión: La preocupación por llegar a la diversidad de la sociedad fue un punto clave, haciendo un llamado a considerar activamente a adultos mayores, personas con discapacidad y diversas etnias en todas las estrategias comunicativas.
A partir de los hallazgos y las propuestas, se formularon las siguientes recomendaciones para optimizar la comunicación eclesiástica: Estrategia Digital: Es fundamental diseñar un plan de contenidos específico y adaptado a las características de plataformas como Instagram y Facebook, reconociendo las particularidades de ambos públicos. Además, se subrayó la importancia de «darles voz, espacio a los jóvenes» e involucrarlos activamente en la creación de materiales digitales. Capacitación: Se sugiere implementar un programa integral de alfabetización digital dirigido a los líderes pastorales. Complementariamente, se recomienda la realización de talleres sobre comunicación no violenta y storytelling para mejorar la efectividad de los mensajes. Sostenibilidad: Para asegurar la continuidad de las iniciativas, se propuso la creación de un equipo permanente de «Comunicadores de Esperanza«, garantizando así un flujo constante de acciones y proyectos. Es crucial que este equipo busque activamente la incorporación de jóvenes y de personas con diversas habilidades, a través de invitaciones concretas, para enriquecer las perspectivas y asegurar la relevancia de la comunicación.
El Encuentro de Jubileo de Comunicadores y Comunicadoras dejó en claro que la comunicación de la fe en el siglo XXI demanda no solo creatividad y formación técnica, sino también una profunda sensibilidad pastoral. Las propuestas que surgieron en este espacio apuntan hacia una evangelización que sepa combinar lo digital con lo comunitario, poniendo siempre en el centro la autenticidad del mensaje y la inclusión de todas las personas.