Su padre, Eduardo Villarruel, estuvo destacado en el Regimiento de Infantería Aerotransportada 17 a fines de la década del 60 cuando revestía como subteniente del Ejército Argentino. En aquel entonces, más allá de la función militar, practicaba el deporte de su pasión mayor, el basquetbol.
A través de algunas amistades que supo hacer durante su estadía en la provincia, se incorporó al plantel superior de Montmartre y dadas sus condiciones para la especialidad (buena estatura, notable rebotero, etc) integró el seleccionado de Catamarca que jugó el campeonato Argentino 1970 que se disputó en nuestra ciudad. Aquel certamen tuvo como escenario a los estadios de Montmartre, Red Star y de la desaparecida Federación Catamarqueña de Básquetbol (se levantaba frente a la actual OSEP, en el arranque de la avenida Presidente Castillo) y consagró como campeón a la provincia de Buenos Aires.
La dirección técnica del seleccionado local, hace 53 años atrás, era ejercida por el profesor Jorge Hugo Canavessi, quien cargaba extraordinarios pergaminos, como que fue el conductor del equipo argentino de básquebol que se clasificó campeón mundial en 1950.
Además de Villarruel integraron el combinado local Quinteros, José “Mellizo” Barrionuevo, “Flaco” Nieva, “Buby” Acuña, Julio Rodríguez, Federico Hausberger, León Aybar, Mario “Kokin” Aragón y Ramón Sotomayor, entre otros.
El mayor de los recuerdos de Villarruel en aquella competencia tiene que ver con el partido debut que Catamarca disputó con Tucumán, un equipo poderoso que tenía como estrellas rutilantes a Pertot y Díaz Barrera. Faltando segundos Catamarca perdía por un simple y en la última jugada el exmilitar tomó un rebote sobre el aro e hizo explotar a un repleto estadio de Montmartre (hace medio siglo se ubicaba en Obispo Esquiú, entre Colón y avenida Virgen del Valle). Después vino otro triunfo, pero una derrota ante Entre Ríos le impidió a Catamarca disputar los octavos de final.
Al año siguiente, Eduardo Villarruel permaneció en Catamarca y antes de su partida a un nuevo destino militar (vale acotar que en el Ejército, hasta su retiro, llegó a revistar como teniente coronel) supo reforzar al plantel de Red Star, un gran animador de los torneos locales de aquel tiempo.
Conforme a las referencias que pueden extraerse de las redes sociales, Victoria Villarruel es hija del teniente coronel retirado Eduardo Villarruel y sintetizan su carrera de la forma que incluimos a continuación.
“Villarruel fue un militar perteneciente al Ejército Argentino, veterano de la guerra de Malvinas y quien fue segundo jefe de la Compañía de Comandos 602, al mando de Aldo Rico (otro que en los 70 estuvo en el regimiento local) y participó del Operativo Independencia.
Previamente había permanecido prisionero y encañonado por el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) durante la toma del Comando de Sanidad de 1973. En 1987 participó en las sublevaciones “Carapintadas” en contra del gobierno de Raúl Alfonsín y el entonces ministro de Defensa, Horacio Jaunarena, ordenó su arresto por negarse a prestar juramento a la Constitución Nacional y promover que sus subalternos tampoco lo hicieran.
Eduardo Marcelo Villarruel entró al Ejército cuando cumplió 18 años. Nacido en junio de 1947 en Santa Fe, era hijo de un empleado público, que se desempeñaba como administrador de un dispensario antituberculoso. Para ingresar, Villarruel debió dar referencias que podrían dar fe de su buena conducta. Uno de los nombres que aportó fue el de Mario Jaime Sánchez, que, con los años, llegaría a ser el secretario privado del dictador Jorge Rafael Videla.
Victoria nació en abril de 1975. Para entonces, su padre estaba destinado a Villa Martelli. Después pasó a Campo de Mayo. En abril de 1976, lo mandaron en comisión a la zona de operaciones de Tucumán, de donde volvió herido en el muslo. Según una publicación de la época, fue parte de las “operaciones del Cuerpo de Ejército III contra la delincuencia subversiva” y se lastimó durante una instrucción con explosivos. De su paso por Tucumán, se conserva un diploma de honor firmado en mayo de 1976 por el genocida Antonio Domingo Bussi, por entonces jefe de la V Brigada de Infantería.
Después de su estadía en Tucumán, Villarruel volvió a Campo de Mayo, la mayor guarnición militar del país y donde funcionaron, al menos, cuatro centros clandestinos.
Villarruel se especializó como paracaidista e hizo el curso de comando en la estancia La Argentina, en Entre Ríos.
En la Guerra de Malvinas, fue el segundo jefe de la Compañía de Comandos 602, detrás de Aldo Rico. Fue prisionero de los ingleses. La democracia lo encontró trabajando en la Secretaría General del Ejército dentro del Departamento de Comunicación Social.
En mayo de 1987, Villarruel era el segundo jefe del Regimiento de Infantería 37 con asiento en Río Mayo, Chubut. Entonces llegó la orden de que los militares debían jurar por la Constitución. Hubo una reunión en la unidad en la que el jefe del Regimiento expresó su conformidad con la disposición; Villarruel la objetó y motorizó a otros para que se opusieran. Fue condenado a 40 días de detención por insubordinación. Eduardo Marcelo Villarruel murió en el año 2021”.
Con información de El Esquiú - Catamarca