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La era de la boludez: la furia lúcida de una época

En septiembre de 1993, Divididos lanzaba La era de la boludez, un disco que no solo consolidaría a la banda como una de las grandes potencias del rock argentino de los ’90, sino que además dejaría una huella profunda en la conciencia colectiva de varias generaciones. Con una potencia sonora abrumadora, letras filosas y una producción de alto nivel, este álbum condensó tensiones sociales, rabias culturales y una mirada ácida sobre un país en plena transformación. Treinta años después, sigue siendo una obra clave para entender tanto el devenir del rock nacional como el espíritu crítico que atraviesa a buena parte de la música popular argentina.
El final de Sumo en 1987, tras la muerte de Luca Prodan, marcó un punto de inflexión en la escena del rock argentino. De esa disolución surgirían proyectos que continuarían, cada uno a su modo, el legado de rebeldía e innovación que había instalado la banda ítalo-británica-argentina. Dos de sus integrantes, Ricardo Mollo (guitarra y voz) y Diego Arnedo (bajo), formaron Divididos junto a Gustavo Collado en batería, aunque pronto ese puesto sería ocupado por Federico Gil Solá y luego por Jorge Araujo, conformando el trío más reconocido.
Después de dos discos sólidos pero aún en búsqueda (“40 dibujos ahí en el piso”, 1989, y “Acariciando lo áspero”, 1991), llegaría en 1993 su obra cumbre: “La era de la boludez”. El álbum fue grabado entre los estudios Panda (Buenos Aires) y Las Lunas (Los Ángeles), con la participación del productor estadounidense Mario Breuer, quien ya había trabajado con Charly García, Los Fabulosos Cadillacs y Soda Stereo. La decisión de grabar parte del disco en Estados Unidos respondió no solo a una búsqueda de sonido internacional, sino también a un deseo de profesionalizar aún más la propuesta. Musicalmente, el disco se caracteriza por una fusión potente de rock, funk, folklore argentino y toques psicodélicos, con una base rítmica sólida y una guitarra protagonista que se mueve entre la distorsión feroz y los fraseos sutiles.

RETRATOS DE UN PAÍS Y UNA GENERACIÓN
El álbum abre con “Salir a comprar”, una crítica ácida al consumismo, en la que el yo lírico se enfrenta a una realidad distorsionada por la cultura del shopping y el vacío de los bienes materiales. Luego llega “Ortega y Gases”, una de las más representativas de la banda, que mezcla humor, ironía y un riff inolvidable. Es una suerte de radiografía del conformismo nacional, con líneas como “no te metas en política” que condensan el espíritu del menemismo y su repliegue individualista.
En el medio del disco, brilla “Qué ves?”, probablemente el mayor hit de Divididos. Con un ritmo frenético y una letra directa, se transformó en himno generacional. La canción interpela, pregunta, sacude. “¿Qué ves cuando me ves?”, dice Mollo, abriendo un interrogante que cada oyente puede completar según su propia historia. Una mención aparte merece la versión de “El arriero”, de Atahualpa Yupanqui. Lejos de ser una apropiación oportunista, el trío logra una lectura rockera y profunda del clásico del folklore argentino, resignificándolo sin perder su raíz. Esta interpretación dejó en claro que Divididos no era solo una banda de distorsión y potencia, sino también de profunda sensibilidad nacional. Otras joyas del álbum son “Dame un limón”, con un groove irresistible, “Tajo C”, una explosión instrumental con un Mollo desatado, y la poderosa “Cristófolo Cacarnú”, donde el surrealismo y la crítica social se dan la mano.

UN TÍTULO QUE SIGUE DOLIENDO
El nombre del disco funciona como una síntesis perfecta de su contenido. La era de la boludez señala con crudeza -pero también con ironía- el clima cultural de la década del ’90: el auge del neoliberalismo, la banalización del discurso público, el vaciamiento ideológico y la alienación creciente de una sociedad consumista. A través del humor ácido y la ironía, Divididos señalaba cómo el país se sumergía en una lógica en la que lo importante era ridiculizado, mientras lo superficial se volvía central. La “boludez” no es solo ignorancia: es desinterés, apatía, liviandad, repetición sin reflexión. Es la antítesis del pensamiento crítico. Como dijo alguna vez Mollo, “la boludez es algo que todos tenemos dentro, pero hay momentos en que se transforma en sistema”. Y eso ocurrió -y sigue ocurriendo- en varias etapas de la historia argentina.
Hoy, más de 30 años después, el título del disco vuelve a tener una potencia profética. En la Argentina de 2025, muchos de los rasgos que describía el disco parecen haber regresado con nuevas formas y plataformas: la banalización del discurso público, la cultura del sálvese quien pueda, el desprecio por la cultura y el conocimiento, y el crecimiento de una “antipolítica” mediática que transforma todo en espectáculo.
En este clima, el concepto de “la boludez” vuelve a ser una herramienta para pensar. No como insulto, sino como diagnóstico de época: ¿cuánto espacio le estamos dando a la reflexión, a la memoria, al compromiso colectivo? ¿Y cuánto a la distracción, la reacción vacía o la repetición de slogans? La era de la boludez fue, es y será una consigna incómoda. Una forma de decir: cuidado, estamos cayendo otra vez. En una Argentina marcada por nuevas grietas culturales, violencia simbólica, y la tentación de vivir “en modo automático”, el título del disco de Divididos no solo resuena, sino que sigue golpeando.

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LEGADO Y ACTUALIDAD
La era de la boludez vendió más de 250.000 copias, fue disco de platino y se transformó rápidamente en un clásico. Aún hoy, canciones como ¿Qué ves?, El arriero y Salir a comprar son infaltables en los recitales y siguen interpelando a nuevas audiencias. “La música es una forma de decir ‘basta’ cuando todo parece perdido”, afirmaba Mollo por aquellos años, mientras que Diego Arnedo reafirmaba esta postura remarcando que “cuando hicimos ese disco, había una sensación de que el país se estaba entregando a la pasividad. No queríamos ser parte de eso, queríamos sacudir, incomodar, poner en evidencia que había algo que no estaba bien.”
A más de 30 años de su lanzamiento, el álbum no solo se sostiene por su calidad musical, sino porque su mensaje sigue vigente. Escuchar ese álbum hoy, es casi un acto de lucidez. Una invitación a salir de la anestesia. A resistir, desde la música, el pensamiento o la acción, a la boludez como sistema.
FICHA TÉCNICA
TÍTULO: LA ERA DE LA BOLUDEZ
BANDA: DIVIDIDOS
LANZAMIENTO: SEPTIEMBRE DE 1993
SELLO: POLYGRAM
PRODUCCIÓN: DIVIDIDOS Y MARIO BREUER
DURACIÓN: 60:52

Autor: 83983|
DIVIDIDOS LA ERA DE LA BOLUDEZ MUSICA

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