Formado en clubes locales, Matheo se ganó la atención de los cazatalentos gracias a su talento, disciplina y determinación bajo los tres palos. Ahora, en tierras mexicanas, tendrá la posibilidad de continuar su desarrollo en una institución que apuesta por jóvenes promesas de toda Latinoamérica.
«Es una mezcla de emociones. Estoy feliz por esta oportunidad, pero también se siente dejar mi casa, mi familia y mis amigos», comentó emocionado antes de embarcar. Sus palabras reflejan el sentimiento de todo un pueblo que lo vio crecer y hoy lo despide con un inmenso orgullo.
Para El Portezuelo, su partida no es una despedida, sino el comienzo de una historia que inspira a otros jóvenes de la región a soñar en grande y a luchar por sus metas.