Por Sebastián Bertolosso / IG: @sebabertolosso
En el año 1990, la industria musical se encontraba en un momento bisagra ya que se dirimía entre el reinado de la música pop y la incipiente aparición del rock alternativo. En cuanto al heavy metal, la disyuntiva no era menor, ya que parecía atascado entre la mediocridad de la gran mayoría de bandas de hair y/o glam metal y el thrash falto de ideas, mientras que el death y el black metal solo eran una mera expresión del circuito más underground.
Afortunadamente, para toda una camada de jóvenes de la época que conformaban la Generación X, en el estado de Washington, concretamente en Seattle, se estaba gestando uno de los movimientos musicales más trascendentales de la historia tanto por su relevancia como por lo que significaba dicha irrupción. En ese contexto nacía uno de los pilares clave de lo que luego fue conocido como grunge. Esa banda era ni más ni menos que Alice in Chains, que de la mano del cantante Layne Staley, el guitarrista Jerry Cantrell, el bajista Mike Starr y el baterista Sean Kinney comenzaron a gravitar rápidamente en ese circuito con un sonido más pesado y oscuro, con una fuerte impronta del metal también.
Pero ellos no llegaron solos ya que a la brevedad aparecerían los otros pilares de esta movida musical, como Soundgarden, Mudhoney, y sobretodo Nirvana y Pearl Jam, que alcanzarían niveles de popularidad estratosféricos y llevarían el grunge al planeta entero.
Volviendo al disco que nos convoca en esta oportunidad, "Facelift" era el debut de Alice In Chains que los convertiría en los primeros en conseguir un Disco de Oro en esa camada de talentosas bandas de Seattle.
El álbum, es un trabajo repleto de grandiosos riffs, como los que encontramos en canciones como "We Die Young" y "Man in a Box", y también otras menos convencionales y con texturas bastante más sombrías como "Bleed the Freak", "I Can't Remembe"r y "Love, Hate, Love", donde las oscuras melodías y letras ponen de manifiesto esa magistral combinación y conexión de las voces de Layne Staley y Jerry Cantrell, con un resultado excelso e inquietante a la vez.
El disco además tiene momentos muy logrados como la genial "Sea of Sorrow", la potente y densa "It Ain't Like That" o la amenazante "Real Thing", aunque también cuenta con canciones más cercanas al funk metal (en su propio estilo) que por esa época enarbolaban los Red Hot Chili Peppers o Faith No More, como podría ser el caso de "I Know Somethin' ('Bout You)" o en menor medida "Sunshine".
Esa diversidad sonora permitía que la banda pudiera navegar con suma fluidez por los distintos géneros musicales con gran arrojo y una facilidad pasmosa. Tan bien recibida fue su propuesta musical, que le permitió unirse a bandas de metal mas clásico como por ejemplo en la gira Clash of the Titans que participaban agrupaciones como Slayer, Megadeth y Anthrax, y también girar con sus contemporáneos Soundgarden y mas adelante Pearl Jam.
Afortunadamente para todos, al poco tiempo de Facelift, llegarían en 1991 Nevermind de Nirvana y Ten de Pearl Jam que cambiaron de una vez y para siempre el panorama musical y borraron de un plumazo a todas las bandas de glam metal ochentonas que daban vueltas por ahí (hecho que puede corroborarse en el documental de Motley Crue en Netflix), y el grunge pasaría a reinar y permitiría que tanto Alice in Chains como Soundgarden se consolidaran de manera contundente a nivel global.
Otra de las características de este gran álbum, es que queda de manifiesto que la banda tenía una propuesta contundente y directa a la vez con riffs de guitarra deliciosamente distorsionados y un duo de voces magistral, con un Layne Staley que fue un cantante excepcional, de los mejores que dio el grunge, con interpretaciones en temas como "Man in the Box", "Sea of Sorrow" y "Love, Hate, Love" que erizan la piel y que además estaba acompañado por el brillante guitarrista y también cantante Jerry Cantrell, que nos sorprende con sus increíbles riffs y potentes solos a lo largo de toda la placa.
Mención especial también para las canciones que se encuentran en "Facelift", que además de tener ese sonido oscuro y potente, cuentan con asombrosas melodías pegadizas, característica que se da en todo el grunge que está plagado de himnos que marcaron no solo a la Generación X sino a todas las que vinieron después. Me refiero a canciones como "Man in the Box", "We Die Young", "Bleed the Freak", "Sunshine" y "Confusion", que una vez escuchadas serán difíciles de olvidar para todo rockero que se precie de tal.
A lo largo de sus 54 minutos de duración, la placa no exhibe ningún momento flojo, lo cual permite escuchar el disco de inicio a fin, pasando obviamente por sus grandes himnos y otras canciones de manera fluida y plenamente disfrutable.
Sin lugar a dudas, "Facelift" es un magistral debut de una de las bandas fundamentales del grunge, y uno de los discos esenciales de ese movimiento que permiten comprender de manera más cabal todo lo que vino después, que fue sencillamente descomunal.
Hasta la próxima.
Artista: ALICE IN CHAINS
Álbum: FACELIFT
Fecha de Lanzamiento: 21 DE AGOSTO DE 1991
Duración: 54:11 MIN.
Producción: DAVE JERDEN
Sello discográfico: COLUMBIA RECORDS
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