Sus manos temblorosas, negras de hollín, esa peste que ese día se tomó la vida de cuantos pudo, parecía no tener fin…
Aun no sabía el por qué ni como, pero teníamos que estar allí, sonó la sirena y de un salto estaban dentro del camión hidrante o por lo menos es eso lo que escuche, aunque para él no fue tan rápida ni efectiva su ayuda, los bomberos no tenían los implementos, no tenían casco siquiera, pero solo lo escuche, era muy chico para afirmar algo así… pero sabíamos lo que era la ineptitud de quienes nos tenían que cuidar…
Ese día le tocó sentir como de una forma dolorosa su corazón dejo de latir, por mucho tiempo me pregunte que pasaría por su mente en ese momento, si había espacio para sentir el amor que dejaba, si tal vez anhelaba descansar, o si se dio cuenta como su alma fue partiendo, si se acordó de mi… o de alguien…
Un único refugio quedo después del incendio, el lugar donde él estaba todos los días, cuando yo era niño corría hasta allí, sabia que él estaba en ese lugar, hablando del ganado, y de tierras ajenas, años pase haciendo honor a ese bar, a ese camino, todos los días, pensando en encontrarlo, incluso ese bar fue testigo de mis primeros años de vida y hasta de mi primer beso, tal vez porque no había mas lugar que ese, o tal vez porque pensé que el seguiría viéndome desde allí.
La verdad es que nunca lo podre saber, pero siempre llego al mismo bar, preguntándome si lo vere, si el estará allí, creo que los años nunca pasaran, ni voy a cansarme de recordar esas manos negras, rescatando lo que podía, pensando en apagar todo ese incendio…
Era un pueblo muy chico en ese momento, y las manos… más bien faltaban que sobraban… aun veo a lo lejos a mi madre apretando su pollera con sus manos cuando corriendo fueron a contarle que mi padre no volvería, jamás volví a ver la sonrisa de mi madre, hasta que Dios se acordó de ella, y una noche, con su ultima botella de tequila se escucharon sus últimas palabras "A tu salud Juan" ….
Luego de eso, aunque intenté hablar con los patrones de mis padres, no pude… según conocidos nunca volvieron de Buenos Aires, entonces entendí que no podía contar con ellos o con su ayuda….
Único hijo, ¿qué más podía pasarme?, mis padres se fueron buscando una luz, aunque a mí me faltaron sus brazos, ¡por Dios que esto duele! Lloraba en las noches que con alcohol los recordaba agonizando, éramos tres almas muertas, aunque mi cuerpo seguía caminando.
Con mis años, mis historias, mis dolores, deje atrás mis miedos, mis costumbres, mis tumbas, me desarraigaron de mi vida, pero no fueron los maestros que juntaron plata para que llegue a Buenos Aires, mi desarraigo comenzó cuando decidieron encender un campo, por que ellos "manipularon inadecuadamente un liquido inflamable" y lo sé porque así se leía en los diarios de la capital
Mi padre hizo lo que pudo, fue uno más de los que lucho contra el fuego en las extensas hectáreas, días y noches, queriendo cuidar lo que su patrón le ordenaba, pero se cansó y no encontró mejor forma que perderse entre la niebla
Mi madre hizo lo que pudo, pero no aguanto el dolor, mataron su alma cuando lo único que le quedo a dar de comer a su hijo fue un huevo y un kilo de harina, pero se cansó y no encontró mejor forma de perderse que varias botellas de alcohol.
ese día lo perdí, los perdí, nos perdimos
Comentarios