Por Ignacio Reynoso y Rafael Rosselló - Especial para NUEVA RIOJA
La escena se repite cada fin de semana: un grupo de amigos, una pantalla y un enlace compartido por WhatsApp. Sin cables ni suscripciones, el partido arranca. Esa costumbre, tan cotidiana como ilícita, resume el crecimiento sostenido de la piratería del fútbol en la Argentina, un negocio paralelo que mueve millones y revela el desgaste del sistema tradicional de transmisión.
Según datos de la Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones (ASIET), el consumo de contenido en vivo a través de sitios no oficiales se triplicó entre 2020 y 2023, pasando de poco más de 5 millones a 14,3 millones de usuarios mensuales.
“El fenómeno ya no es marginal: es masivo y sostenido”, advirtió Pablo García de Castro, director de ASIET, en un seminario organizado por la Asociación Argentina de Televisión por Cable (ATVC). “Esto no solo afecta a las empresas: también impacta en la producción local de contenidos y en el financiamiento de los clubes”.
El problema no se limita al fútbol, pero el deporte más popular del país lidera las cifras. Según el portal DPL News, tres dominios concentran el 26 % de las visitas a contenido pirata en Argentina. El más grande —vinculado a transmisiones deportivas— supera los 4,5 millones de usuarios únicos al mes.
Los canales que pierden la pelota
Mientras la piratería crece, los canales y plataformas legales atraviesan un momento crítico. La multiplicación de servicios —Flow, Star+, TyC Sports Play, TNT Sports Go— fragmentó los derechos y encareció el acceso.
Para seguir a un mismo club, muchas veces hay que pagar tres o más suscripciones mensuales. En un país con inflación y salarios erosionados, la ecuación es simple: el usuario migra hacia lo gratuito.
“Ya no se trata de delincuencia digital, sino de economía doméstica”, explica Luciana Heredia, analista en comunicación y consumo digital. “El fútbol se volvió un lujo, y la gente busca una alternativa. Lo ilegal no es una elección ideológica, es una respuesta a la exclusión”.
Además, la experiencia técnica no siempre ayuda: partidos bloqueados, apps que fallan, demoras en la transmisión y aumentos constantes. Mientras tanto, los sitios piratas ofrecen inmediatez y acceso gratuito, con apenas un clic y algo de publicidad.
Un negocio oscuro, pero profesionalizado
El mito del “enlace casero” quedó atrás. Hoy, detrás de las transmisiones ilegales operan redes organizadas que venden accesos premium, ofrecen aplicaciones con logos falsos e incluso distribuyen decodificadores piratas.
Un megaoperativo encabezado por LaLiga y Telecom Argentina en 2024 desarticuló una red que alcanzaba más de 8 millones de usuarios en la región. Sin embargo, los dominios reaparecieron a las pocas semanas bajo otros nombres.
“Cada vez que cerrás uno, nacen tres”, graficó un investigador de ciberseguridad argentino consultado por Clarín. “La velocidad con que se replican es asombrosa. Es un sistema paralelo, global y muy rentable”.
El costo oculto del fútbol libre
Los informes de ATVC estiman que la piratería le cuesta al sector audiovisual argentino más de 258 millones de dólares por año, entre pérdida de derechos, publicidad y producción local. Paradójicamente, el mercado ilegal factura más de 100 millones de dólares anuales, alimentado por publicidad encubierta y donaciones.
Pero más allá del daño económico, el fenómeno expone una crisis cultural: el desenganche del espectador con los medios tradicionales. El fútbol, que alguna vez fue el gran producto de la televisión nacional, hoy se dispersa entre plataformas, algoritmos y suscripciones inaccesibles.
Una guerra que no se gana con allanamientos
El Estado y las empresas responden con operativos y bloqueos. Sin embargo, la respuesta punitiva parece insuficiente frente a una demanda que no desaparece.
“Si el acceso legal no mejora en precio y sencillez, la piratería seguirá ganando”, sostiene el informe Dimensión e impacto de la piratería online de contenidos audiovisuales en América Latina, de CET.LA.
El desafío no es solo tecnológico, sino de modelo. Los hinchas no quieren evadir la ley: quieren ver a su equipo sin sentirse estafados.
Mientras las plataformas se disputan los derechos y los precios suben, el fútbol encuentra su nueva cancha: la de los enlaces ilegales.
Allí donde el hincha no busca piratear, sino simplemente ver lo que ama.
NdR: La publicación de esta nota es en el marco del convenio entre NUEVA RIOJA y la UNLaR por prácticas pre-profesionales de estudiantes de la carrera de Comunicación.
Fuentes:
Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones (ASIET), informe 2023.
Asociación Argentina de Televisión por Cable (ATVC), seminario 2024.
Clarín (2023): “Se triplicó la piratería audiovisual y ya factura más de US$ 100 millones”.
DPL News (2023): “El flagelo de la piratería en Argentina”.
CET.LA (2020): Dimensión e impacto de la piratería online de contenidos audiovisuales en América Latina.
Mundo Deportivo (2024): “Megaoperativo de LaLiga contra red de piratería en Argentina”.
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