El hecho ocurrió el pasado 22 de diciembre, a plena luz del día, ante numerosos testigos, uno de los cuales grabó una buena parte del violento secuestro. En las imágenes se ve cómo un hombre mete a empujones a una mujer en el baúl de un auto y la rapta.
La víctima es la hermana del agresor; la mujer fue asaltada por el hombre, que le propinó una paliza para aturdirla y después meterla a la fuerza en el vehículo.
Una profesora de judo de un centro educativo cercano, quien al observar la escena del secuestro se acercó y abrió el baúl. Sin embargo, cuando el hombre notó su movimiento, se bajó del vehículo y volvió a cerrar fuertemente el compartimiento.
Los hechos
La prensa española informó que el autor del secuestro, Eduardo, se dirigió a este lugar de Molina de Segura (Murcia) al encuentro de su hermana Lucía, partera de profesión que reside en Altorreal. La mujer acaba de salir del pabellón deportivo con su hijo de 3 años de una clase de yudo.
Con problemas mentales, el secuestrador pensaba que su sobrino era su hijo. Lucía tenía puesto el dispositivo de seguridad en las puertas traseras del coche y Eduardo no pudo llevarse al niño, tal y como había planeado.
Entonces, después de propinarle varios golpes, arrastró a su hermana ante numerosos testigos y la metió en el baúl. La gente grabó la escena e intentó ayudar a la mujer a salir del vehículo, sin éxito. Finalmente Eduardo se atrincheró con su hermana en su domicilio de Cañada Hermosa y pudo ser detenido por la Policía Nacional.
El autor sufría una parafrenia
El secuestrador sufría problemas mentales aunque no estaba diagnosticado por un médico. Fuentes policiales apuntan que este varón tiene una parafrenía, similar a una esquizofrenia pero con tintes más fantasiosos. "Pensaba que había una trama a nivel nacional orquestada por políticos y que consistía en robar a los hijos de la clase media y trabajadora".
El hombre se llevó a su hermana a una casa de campo en el pequeño municipio de Cañada Hermosa, donde se atrincheró con numerosas armas. Hasta allí llegaron agentes del Grupo Especial de Operaciones (GEO), de la Guardia Civil, que consiguieron rescatar a la rehén después de 36 horas y varios intercambios de disparos.
En el enfrentamiento, uno de los policías resultó herido en el cráneo, la mandíbula y en uno de los brazos, por el alcance de los perdigones de los cartuchos de escopeta en el cráneo. Finalmente, los agentes lograron reducir al hombre con la ayuda de un perro policía adiestrado para este tipo de tareas.
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