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Opinión HISTORIA

Fyodor Dostoyevsky, entre la epilepsia y la ludopatía

El autor toma la figura del recordado escritor y filósofo para considerar las patologías y las adicciones.

Esta semana se conmemoraron dos días internacionales relativos a la neurología, la psiquiatría, de manera amplia a la salud mental. Este año, el lunes 12 de febrero se celebró el Día Internacional de la Epilepsia, que desde 2015 el Buró Internacional para la Epilepsia (IBE) y la Liga Internacional Contra la Epilepsia (ILAE) propusieron el segundo lunes de febrero para este día de concientización, y en una acción similar desde 2008 propuesto por la Asociación Europea de Apuestas y Juegos de Azar (European Gaming and Betting Association-EGBA) se instauró el 17 de febrero de cada año como el Día Internacional del Juego Responsable, para alertar sobre la ludopatía.

Un escritor y filósofo, quizás uno de los que más nos permite tener una mirada profunda sobre el alma humana, padeció de ambas afecciones y sobre ambas escribió: Fyodor Dostoyevsky. Friedrich Nietzsche, menciona a Dostoyevsky en su libro ‘Crepúsculo de los ídolos, o cómo se filosofa con el martillo’ (Twilight of the idols, or, How to philosophize with a hammer, Oxford University Press Inc., New York-Duncan Large 1998), de quien dice (p.115):

“Dostoievski, el único psicólogo, por cierto, del que tuve algo que aprender: fue uno de los golpes de suerte más espléndidos de mi vida, incluso más que mi descubrimiento de Stendhal.”

Obviamente, Dostoyevsky no era psiquiatra o psicólogo, en realidad era ingeniero militar, pero su padre era médico y Nietzsche, menciona algo que ocurre con algunos autores como Cervantes, Shakespeare y en particular Dostoyevsky: la profundidad en su análisis de la psique humana, de los comportamientos, de las pasiones. Quizás liberado de los condicionamientos nosológicos o académicos podía pensar “fuera de la caja”, al igual que tantos otros. En el caso de Dostoyevsky, en realidad se daba una doble condición, no solo era un brillante observador, dotado de una inteligencia notable, hay quienes lo colocan sin duda en la categoría de genio, inclusive algunos han extrapolado un CI de 180, sino que había padecido hasta el día de su muerte enormes sufrimientos, pero en particular epilepsia y algo que marcaría inclusive su producción editorial y su vida: la ludopatía.

La ludopatía se considera una adicción comportamental cuyo nombre viene de ludus (juego) y pathos, padecimiento, comportamiento anormal, enfermedad.

La palabra adicto, adicción, la relacionamos habitualmente con un cierto tipo de comportamiento al que se lo relaciona con las palabras uso, abuso, dependencia, en general referidas a sustancias, y en particular a sustancias de uso no médico o farmacéutico e ilegales.

Sin embargo, la adicción consecuentemente a la etimología de la palabra, es un fenómeno que puede llevar a la esclavitud frente a algo o a un comportamiento, que esclaviza al afectado. La base es la satisfacción de un proceso de búsqueda de recompensa inmediato y placer, con bases profundamente neurobiológicas. Es interesante ver que hay quienes han teorizado que la posible afectación epiléptica de Dostoyevsky habría sido en el lóbulo temporal, más precisamente en la ínsula, según un trabajo de Gschwind de la Universidad de Ginebra (Ecstatic Epileptic Seizures: A Glimpse into the Multiple Roles of the Insula) y hay algunos otros trabajos que sugieren que esto podría haber ocasionado su conducta compulsiva frente al juego (The possible role of the insula in the epilepsy and the gambling disorder of Fyodor Dostoyevsky).

En cuanto al juego, quizás sea en su novela “El jugador”, donde Dostoyevsky se dedicaría a ilustrar sobre las penurias de su propia vida, en cuanto a la conducta compulsiva que lo afectó durante toda su existencia hasta su muerte.

En “El jugador”, vemos las características de este mal con particular claridad en el personaje de Aleksey Ivanovich, que dice algo que escuchamos casi expresado de la misma manera en pacientes: “Tan seguro como que estoy vivo, sé que lo voy a recuperar”. En esta obra se puede leer, casi como en un libro de clínica psiquiátrica, elementos clínicos como el efecto “casi accidental” (“near-miss effect”) o la “falacia del jugador” (si algo pasa muchas veces, por ejemplo, perder, es menos posible que ocurra en el futuro) y en particular la “ilusión de control”.

Obsesión con el juego

Las características más frecuente son: la obsesión con el juego que ocupa progresivamente más tiempo mental y real, incrementar el riesgo con mayores apuestas, inquietud o irritabilidad al intentar reducir o dejar de jugar, búsqueda de rehabilitación o compensación de las pérdidas que ocasionan nuevas y mayores pérdidas, mentir, minimizar el problema a entorno familiares y la pérdida de interés en el resto de las actividades con conductas de riesgo de pérdidas en su vida familiar, laboral y social.

En cuanto a la epilepsia, el príncipe Myshkin -protagonista de su obra “El Idiota” (1868)-, padece de episodios de epilepsia complejos que según algunos autores serían descripción de sus propios episodios extáticos, ya referidos anteriormente. Al mismo tiempo, en “Los Hermanos Karamazov” (1880) el villano Smerdyakov (según la traducción, el hijo del que apesta), usa unas supuestas convulsiones no epilépticas de presunto origen psicógeno, para excusar el parricidio cometido. En relación con un caso local de parricidio, mencioné a “Los hermanos Karamazov” (Parricidio y fratricidio: los crímenes de la propia sangre).

Quizás una última desventura que marcó lo que se considera su obra máxima, pero también la póstuma, ya que moriría poco después de publicarla, fue la muerte de su hijo de tres años de epilepsia en mayo de 1878, mientras escribía la obra. La obra fue publicada en forma de entregas entre enero de 1879 y noviembre de 1880 y él moriría en enero de 1881.

Siempre queda la duda, hoy se usa el término contrafáctico para referirse a estas hipótesis, en estos casos de artistas o pensadores célebres, en particular en Dostoyevsky: ¿cómo hubiese sido su vida habiendo sido tratado?, y eso nos lleva al extraño fenómeno de la fascinación del malestar, la enfermedad mental y la genialidad, que plantea si la misma está en parte al origen o si por el contrario esas obras para la posteridad fueron a pesar de la patología.

La lógica cree lo último, pero la incógnita de lo primero no deja de intrigar.

LUDOPATIA VOCES

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