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Opinión VOCES

La trampa del medio

La sola tecnología no obra por sí sola, pero sí es un buen nivelador. Los estudios indican que los medios digitales e internet favorecen a quienes tienen en su medio ambiente pocas influencias culturales de calidad, pero debilitan a los que tienen estimulación enriquecedora, por lo tanto, producen un efecto homogeneizador.

El filósofo y sociólogo de la comunicación, el canadiense Herbert Marshall McLuhan, en su famoso libro El medio es el mensaje explica que los medios son extensiones de nuestros cuerpos: el libro, del ojo; la rueda, del pie; la electricidad, del sistema nervioso; la vestimenta, de la pie... Según su explicación, el medio en sí mismo es “el que modela y controla la escala y forma de las asociaciones y trabajo humanos”. Haciendo un juego de palabras afirma que el medio es el mensaje y al mismo tiempo es el masaje. Este es el que influye en nuestra forma de ver el mundo. McLuhan sostiene que las formas técnicas de los medios configuran la percepción humana.

Averiguar el modo en que esto se produce es la cuestión teórica más importante que los estudiosos de los medios tienen hoy ante sí. Para él somos lo que vemos, y además formamos nuestras herramientas y luego éstas nos forman. A medida que los valores, las normas y las formas de hacer las cosas de la sociedad cambian debido a la tecnología, es entonces cuando las personas se dan cuenta de las implicaciones sociales del medio.

Rediseño

Comenzamos a abordar esta cuestión en la columna de la semana pasada: ya Platón había pensado que la invención de la escritura podía traer como efecto colateral dañino una pérdida de la capacidad memorística del ser humano. De hecho, fue así. Por citar un ejemplo, en la educación hebrea antigua, los niños aprendían de memoria pasajes enteros de la Torá. Es cierto que pasaron muchos siglos, que en las últimas décadas se ha desprestigiado el aprendizaje memorístico y que los intereses de hoy pasan por otros carriles, pero salvando estas grandes distancias, ¿alguien podría imaginar que un niño actualmente pueda aprender los cinco primeros libros de la Biblia de memoria? Lo consideraríamos un imposible porque evidentemente ciertas capacidades se han modificado.

Y así como la escritura hizo que la humanidad fuera dejando la tradición oral, la invención de la imprenta dio también un giro al cerebro del lector y “la creciente disponibilidad de libros disparó el deseo de alfabetización y la expansión de la alfabetización estimuló aún más la demanda de libros”, nos dice Nicholas Carr en Superficiales. ¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes? Y así con cada nueva tecnología “los caminos de nuestro cerebro vuelven a rediseñarse”.

Hoy algunas cuentas en las redes sociales se proponen como un medio de información y aprendizaje continuos para todo tipo de público.

¿Aprender qué?

Hace muchos años, se dijo que los programas educativos por televisión solo habían logrado hacer de los niños buenos televidentes, del mismo modo es posible hacer la transferencia hacia las tabletas y computadoras ¿su difusión logró chicos más educados o más adictos a las pantallas?

Es evidente que la sola tecnología no obra por sí sola, pero sí es un buen nivelador. Los estudios indican que los medios digitales e internet favorecen a quienes tienen en su medio ambiente pocas influencias culturales de calidad, pero debilitan a los que tienen estimulación enriquecedora, por lo tanto, producen un efecto homogeneizador. Desde este punto de vista, quizás pueda ser posible darle una nueva interpretación al “masaje” del que hablaba McLuhan; ya no solo como moldeador del sujeto sino también como productor de masas sociales.

Buenos usos

Dicho esto, podríamos afirmar que la cuestión pasa por darle un buen uso a esos medios. Actualmente hay variados intentos que hacen posible compartir conocimientos valiosos e interesantes a través de las redes sociales. Pero (siempre hay un pero), si seguimos las enseñanzas de McLuhan ¿qué sucede cuando lo que transmite el medio contradice el contenido de lo que se quiere transmitir?

Mensaje oculto

¿Cómo atraer la atención de un público que cada vez se va acostumbrando más a lo simplificado y lo breve? Pues, simplificando y abreviando el mensaje. Y ¿es posible mostrar que existe variedad y complejidad en un tema cuando se tiene que presentar en un envase tan acotado? ¿cómo transmitir la unidad del conocimiento a través de la fragmentación? ¿cómo hacer para mostrar el valor del esfuerzo, cuando se busca que el acceso sea lo más amigable y lineal posible? ¿cómo revalorizar el encuentro interpersonal a través de una pantalla?

Las redes crean un mundo sin matices, donde la profundidad, la reflexión y el diálogo cara a cara quedan necesariamente ausentes. El buen mensaje se ve alterado con el metamensaje del medio utilizado. Y la trampa es fatal.

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