Por Mariana de Dios
Tradicionalmente, el sector tecnológico es un ambiente con mayor participación masculina y, a pesar de que en la actualidad hay avances que tienen la intención de alcanzar la igualdad de género, los roles de liderazgo siguen siendo ocupados, en su mayoría, por hombres. De más está decir que esto no está relacionado con las aptitudes de las personas, sino con roles de género establecidos y arraigados en la sociedad desde hace siglos.
Aun cuando aportan al desarrollo de la economía con el mismo ímpetu, profesionalismo y valor que los hombres, las mujeres ocupan mayor cantidad de tiempo en realizar tareas domésticas que ellos, lo que impacta en el desarrollo de carrera dentro de las organizaciones. Al respecto, según los resultados obtenidos por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) de la Encuesta Permanente de Hogares del segundo trimestre de 2023, del total de personas que realizan tareas domésticas, un 68% son mujeres y un 32% son varones.
Del mismo modo, no debemos omitir que, en algunas empresas, la maternidad sigue siendo una barrera para el desarrollo profesional. Por lo que uno de los caminos para obtener la igualdad de oportunidades es distribuir equitativamente las responsabilidades de cuidado y fomentarlo desde los valores empresariales para hacer un cambio cultural profundo y real.
¿Qué pasaría si la participación como líderes empresariales fuera equitativa en el sector tecnológico? Según un análisis del Boston Consulting Group (BCG), una consultoría de gestión global, si mujeres y hombres de todo el mundo participaran por igual, el PIB mundial podría aumentar aproximadamente entre un 3% y 6%. Para el caso de Argentina, la problemática va más allá de las posiciones de liderazgo.
Según datos de Chicas en Tecnología (CET), en Argentina, las carreras de CTIM (Ciencia, Tecnología, Informática y Matemática) cuentan solo con un 33% de inscripciones de mujeres y en carreras vinculadas a programación, el número se reduce a 16%. Por lo cual, el involucramiento de las mujeres en el sector es acotado.
Hoy las mujeres tomamos decisiones y también somos líderes de grandes industrias. Estamos demostrando nuestro potencial y talento liderando organizaciones de todos los segmentos de la economía, incluso estamos teniendo mayor participación en política. Por eso, debemos trabajar en abrir caminos que permitan a más mujeres animarse a liderar, a explorar profesiones que hasta hace poco no se les hubiese ocurrido, a proponerse crecer en su carrera. Porque es posible.
Para promover la igualdad de género hay que correr el discurso hacia otro lugar. Suelo hablar del liderazgo positivo, que es aquel que valora el talento -sin distinción de género- y que propone buenos ambientes de trabajo para que todas las personas se desarrollen y encuentren calidad de vida en el ámbito laboral y profesional. Lo que hace falta son más líderes que crean en la equidad y trabajen desde la perspectiva del liderazgo positivo.
Personalmente, creo que hay que destacar el potencial de las personas más allá del género y promover espacios de trabajo sin sesgos. Aunque la brecha de género es una realidad, debemos evitar seguir enfatizando en las diferencias.
Las nuevas generaciones vienen con esa impronta, tienen incorporada la equidad y la distribución justa de tareas de cuidado. Estoy segura que, aunque lleve tiempo, el cambio en la sociedad se verá reflejado en el mercado laboral para el bien de todos.
*CEO de Traditum
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