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Policiales BUENOS AIRES

Fingió que una banda se lo llevaba junto a su novia y cobró un rescate de USD 40.000

El acusado tiene 19 años y fue detenido con otros cuatro cómplices. Cobró además 5 millones de pesos de parte de la familia de su pareja, una joven de 17. Cómo los descubrieron

La secuencia es dramática y casi de película. Una pareja, conformada por un joven de 19 años y una menor de 17, ambos con domicilio en la localidad bonaerense de Lanús, se dirigían al shopping Alto Avellaneda a bordo de un auto Volkswagen Suran que habían pedido a través de la aplicación Uber. De repente, en medio del trayecto, del baúl del vehículo salieron dos individuos que se subieron al auto y se llevaron a los jóvenes secuestrados bajo amenazas.

Sin embargo, todo era mentira: se trató de un escena montada por el novio de la adolescente y al menos seis cómplices para fingir el secuestro y cobrar un cuantioso rescate.

En principio, lograron el objetivo y pudieron obtener USD 40.000 y cinco millones de pesos, pero tras una investigación que lideró el fiscal Federal de Lomas de Zamora Sergio Mola durante poco más de un mes, se descubrió el plan y -con la colaboración de la DDI Avellaneda-Lanús- detuvieron a cinco de los siete integrantes de la banda, incluido el joven que entregó a su propia novia de 17.

Fuentes judiciales y policiales con acceso a la investigación dieron a Infobae detalles de cómo cayeron los delincuentes. Aquel martes, a eso de las 11.35, el joven de 19 años, identificado como Santino de Gregorio, pidió un auto a través de Uber, aunque cinco minutos después él mismo canceló el viaje y no solicitó uno nuevo a la empresa. A su novia le dijo que pediría otro vehículo, pero otra vez mintió. En cambio, lo que sí hizo fue llamar a sus cómplices para que los pasaran a buscar en la Suran a la casa de la novia.

Hasta ese momento, la menor no imaginaba lo que estaba por ocurrir y mucho menos que del baúl del auto iban a saltar dos de sus captores. Poco después de que el secuestro estaba en marcha, la banda se comunicó con la familia de la adolescente para pedirle USD 500.000 para liberar a la chica y a De Gregorio.

La situación se resolvió relativamente rápido. Tras algunas horas de “negociación” y del pago del rescate, la pareja fue liberada, ilesa, en la esquina de las calles Brasil y Testa, en la localidad de Presidente Perón, en la zona de Guernica.

Con el avance de la investigación comenzaron a aparecer detalles que no cerraban. Tras entrevistarse con las víctimas, los investigadores notaron que no se trataba de un secuestro convencional. De acuerdo con las fuentes consultadas por este medio, por ejemplo, resultó atípica la manera en la que los jóvenes fueron abordados.

No fue lo único. Los tiempos y la forma de comunicación entre los secuestradores fue prácticamente nula, ya que le pedían a la chica que llamara a su madre para que les dijera cómo iba la negociación, qué cantidad de dinero habían reunido y si ya la había entregado o no. Eran poco profesionales en comparación con otras organizaciones delictivas que se dedican a esta actividad.

Hubo otro detalle que terminó por disparar las sospechas, especialmente sobre el novio de la adolescente. En su declaración, la menor de edad dijo que en medio del secuestro, De Gregorio le empezó a sacar información de dónde estaba la plata de una operación inmobiliaria que llevaba adelante su familia. Ese detalle le llamó la atención a la joven. Además, contó que cuando el falso Uber llegó a buscarlos, les tocó bocina, cuando la costumbre en este tipo de servicios es que el chofer le avise al usuario a través de la aplicación.

A partir del relato de cómo fue el falso secuestro, los investigadores comenzaron a relevar las cámaras de seguridad de la zona, en las que observaron que la Volkswagen Suran gris tenía una patente que correspondía una camioneta negra del mismo modelo. Después descubrieron que las chapas habían sido robadas a una Suran de la localidad de Burzaco.

Además, se trabajó en el entrecruzamiento de llamados y de las antenas de los celular usados por los captores y por De Gregorio, lo que permitió establecer no sólo que el novio de la chica hacía parte de la banda sino la identificación del resto de los integrantes de la banda. Desde la empresa Uber, además, confirmaron al fiscal Mola que el novio pidió un auto ese martes y que él mismo lo canceló a los cinco minutos.

Con el aval del juez Federal de Lomas de Zamora, Ernesto Kreplak, se libraron 10 órdenes de allanamientos en distintos domicilios del conurbano bonaerense y siste órdenes de captura, en las que detuvieron a De Gregorio -acusado de ser el entregador- como así a cuatro delincuentes más.

Se trata de Diego Cordero (34), encargado de cobrar el rescate; Cristian Campos (29), conductor del VW Suran utilizado en el secuestro; Julio Pomar (49), identificado como organizador y negociador; y Francisco Duarte (57), propietario del lugar de cautiverio.

En los allanamientos, se incautaron el VW Suran utilizado en el secuestro, 1.400 dólares, 536.500 pesos, un DVR, nueve teléfonos celulares (incluyendo uno utilizado en el hecho), entre otros objetos relevantes para la investigación. Las autoridades continúan las labores para detener a los prófugos restantes. Los cinco quedaron acusados del delito de secuestro extorsivo.

Después se determinarán los agravantes, como por ejemplo de que la víctima sea menor de edad o si usaron armas de fuego para el secuestro, explicó un investigador a Infobae.

Los cinco detenidos fueron ya indagados por el fiscal Mola, aunque no dijeron nada. Todos negaron su participación en el hecho.

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