María Vilma das Dores Cascalho da Silva Bosco, había llegado a Buenos Aires hacía pocos meses. Vivía entre Goiás, en Brasil, y la Argentina, donde residía su hija, estudiante de Medicina. El jueves pasado, cerca del mediodía, fue atacada sin motivo por un hombre en la esquina de Corrientes al 3200, en el barrio porteño de Balvanera. En la caída, la mujer golpeó su cabeza y murió horas después en el hospital.
El agresor, un hombre de 30 años, fue detenido, ese mismo día, en Avenida Córdoba y Junín, a menos de 15 cuadras del lugar del hecho. Tenía 20 antecedentes por robo, lesiones y desórdenes públicos, además de múltiples ingresos a hospitales psiquiátricos como el Piñero, el Durand y el Borda, de donde se había fugado en varias ocasiones. Quedó a disposición de la Unidad de Flagrancia Este por el delito de tentativa de homicidio.
La mujer, jubilada del Tribunal de Justicia de Goiás, vivía entre Brasil y Argentina: pasaba seis meses en cada país. Su sobrina contó que había salido a retirar dinero del alquiler del departamento de su hija cuando ocurrió el ataque. Fue asistida y llegó con vida al hospital, pero falleció durante la madrugada.
Su hija, Carolina Bizinoto, pidió que se agilicen los trámites de autopsia y repatriación del cuerpo. Organizó además una colecta para trasladar los restos de su madre a Brasil y agradeció la ayuda recibida.
El caso reaviva la discusión sobre el seguimiento de personas con trastornos mentales y antecedentes violentos en la vía pública.
Comentarios