En declaraciones a Télam, el chief economist de Black Toro, Fernando Marengo, indicó que “el año que viene, si el clima es normal, el país va a recuperar los US$ 20.000 millones que perdió este año, y a eso hay que agregar la dinámica energética de Vaca Muerta con el gasoducto ya en funciones, la rehabilitación del oleoducto a Chile y la ampliación de la red de Oldelval”.
Las novedades en materia de infraestructura energética le traerán al país en 2024 un importante ahorro en las importaciones de gas -por un monto estimado en alrededor de US$4.200 millones- y un aumento en el ingreso de divisas a partir de las ventas a Chile que pueden llegar a los 110.000 barriles diarios.
“Todo eso genera un superávit comercial muy importante para Argentina”, agregó Marengo.
Sergio Choza, otro economista consultado por Télam, coincidió en que “los sectores generadores de dólares dan perspectivas de tener un mediano a largo plazo sin una restricción externa tan operativa” como la que se verifica esta año, aunque advirtió que en el trayecto deberán solucionarse algunos problemas macroeconómicos.
Según estimaciones del Banco Mundial, Argentina crecerá un 2,3% en 2024, mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI) pronostica una mejora del 2%.
Para el año en curso se espera un escenario final recesivo como consecuencia, principalmente, del enorme impacto que la sequía tuvo sobre el sector agropecuario, que tendrá un saldo negativo final de entre US$15.000 y US$20.000 millones.
Perspectiva para el año entrante
Ambos especialistas coincidieron en que el buen escenario probable estará sujeto a las decisiones que tome en materia económica el nuevo Gobierno que asumirá el 10 de diciembre próximo.
En ese sentido, Marengo sostuvo que la nueva administración deberá, al asumir, mostrar un programa económico y “ajustar los precios relativos”, esto es el tipo de cambio y las tarifas de servicios.
Ejes para aumentar el potencial de producción
El economista añadió tres factores que podrían aumentar el potencial de Argentina para, según su mirada, alcanzar el crecimiento sostenido luego de hacer esos ajustes.
El primero tiene que ver con que Argentina casi no tiene déficit en su cuenta corriente.
El segundo con que el sector privado tiene superávit externo estimado en alrededor de US$ 350.000 millones por fuera del sistema financiero, que en un contexto favorable pueden ser canalizados hacia inversiones productivas a través de una nueva ley de blanqueo.
Y el tercero con que los precios de los activos argentinos están muy baratos y tienen mucho camino alcista por recorrer.
Por su parte, Chouza consideró que el nuevo gobierno deberá encarar una “normalización de algunos mercados y variables” y advirtió que un “plan de estabilización seguramente tenga inicialmente un costo en términos de actividad” al enfriar la demanda y encarecer la compra de bienes importados.
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