
Se conmemora este 18 de septiembre el aniversario de la “Lección de Optimismo” del intelectual y procer riojano Joaquín Víctor González de un recordado fragmento del discurso sobre la “Universidad y el alma argentina”.
“Ya veis que no soy un pesimista ni un desencantado, ni un vencido, ni un amargado por derrota ninguna, a mi no me ha derrotado nadie, aunque así hubiera sido, la derrota solo habría conseguido hacerme más fuerte, más optimista, mas idealista, porque los únicos derrotados en este mundo son los que no creen nada, los que no conciben un ideal, los que no ven más camino que el de su casa o negocio, y se desesperan y reniegan de sí mismos, de su patria y de su Dios, si lo tienen, cada vez que le sale mal algún cálculo financiero o político de la matemática del egoísmo. ¡Trabajo va a tener el enemigo para desalojarme a mi del campo de batalla! El territorio de mi estrategia es infinito, y se puede fatigar, desconcertar, desarmar y aniquilar al adversario, obligándolo a recorrer distancias inmensurables, a combatir sin comer, sin beber, ni tomar aliento, la vida entera, y cuando se acabe la tierra, a cabalgar por los aires sobre corceles alados, si quiere perseguirme por los campos de la imaginación y del ensueño. Y después, el enemigo no puede renovar su gente, por la fuerza o por el interés, que no resisten mucho tiempo, y entonces, o se queda solo, o se pasa al amor, y es mi conquista, y se rinde con armas y bagajes a mi ejercito invisible e invencible”.
Nació en Nonogasta (La Rioja) un 6 de marzo de 1863. Prominente político, historiador, educador, masón, filósofo, jurista y literato argentino, gobernador de La Rioja, su provincia natal, y varias veces ministro, fue el fundador de la Universidad de La Plata y del Instituto Superior del Profesorado Retrato de Joaquín V. Gonzálezde Buenos Aires. Fue además miembro de la Real Academia Española y de la Corte Permanente de Arbitraje internacional de La Haya. Falleció siendo Senador de la Nación, en Buenos Aires un 21 de diciembre de 1923.
Estudió en Córdoba en el Colegio de Monserrat, y a los 18 años inició labores periodísticas colaborando en varios diarios locales, como El Interior y El Progreso, así como en La Revista de Córdoba. Más tarde dictó clases de Historia, Geografía y Francés en la Escuela Normal de esa ciudad. A los 22 años, comenzó a escribir su tesis doctoral: Estudios sobre la Revolución, fundó el diario La Propaganda y fue elegido presidente del Club Universitario Estudiantil. Luego de doctorarse en Jurisprudencia en el año 1886, regresó a La Rioja contratado por el gobierno para estudiar un problema limítrofe entre esa provincia y la de Córdoba. Ese mismo año fue elegido diputado nacional, aun sin tener la edad requerida para desempeñar dicho cargo, que también ocuparía durante los períodos 1886-1889 y 1898-1901.
En 1887, siendo uno de los más prominentes juristas de la Argentina, es designado miembro de la Comisión de Reforma Constitucional y se le encarga la tarea de redactar el proyecto de Constitución para la provincia de La Rioja. Ese mismo año publica su primera obra historiográfica: La Revolución de la Independencia Argentina, ingresa al diario La Prensa de Buenos Aires y es nombrado primer profesor de la cátedra de Derechos de Minas.
En 1889, antes de terminar su período legal de diputado, es electo gobernador de su provincia, cargo al que renuncia al cabo de dos años para dedicarse de lleno a su actividad de escritor y periodista. Por entonces publica su obra emblemática: La Tradición nacional, donde vincula el paisaje, el folklore, la sociología y la historia del país. En 1894 es designado titular de la cátedra de Legislación de Minas, y en 1896 accede al Consejo Nacional de Educación siendo además académico titular de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
En 1901 el presidente Roca lo designó Ministro del Interior, para lo cual debió renunciar a su banca de diputado. Al mismo tiempo se hizo cargo en forma interina de los ministerios de Justicia e Instrucción Pública y de Gobierno y Relaciones Exteriores. Siendo ministro esbozó un proyecto de reforma electoral por circunscripciones, uninominal, el que convertido en ley, se tradujo en la descentralización comicial gracias a la cual fue electo Alfredo Palacios, primer diputado socialista de la Argentina y de Latinoamérica. El presidente Manuel Quintana lo designó nuevamente Ministro de Justicia e Instrucción Pública en 1904, cargo desde el cual Joaquín V. González creó el Seminario Pedagógico, más tarde llamado Instituto Nacional del Profesorado Secundario de Buenos Aires.
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