
Con un profundo sentido de fe y esperanza, la Iglesia de La Rioja inauguró el Año Santo Universal “Testigos de la Esperanza”, Este Jubileo será una ocasión para renovar el compromiso con la esperanza cristiana y vivir la misericordia de Dios en la comunidad.
Siguiendo las indicaciones del Santo Padre Francisco en su Bula Spes non confundit, el Año Santo se abrió el 24 de diciembre de 2024, Solemnidad de la Natividad del Señor, con la apertura de la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro del Vaticano. En las demás diócesis de mundo, se realiza el domingo 29 de diciembre
En la Diócesis de La Rioja comenzó al cierre de edición, con una peregrinación desde el Santuario Diocesano Nuestra Madre de la Merced presidida por el obispo Dante Braida, hasta la Iglesia Catedral, madre de todas las iglesias de La Rioja. Esta celebración fue única, ya que en ella todos los presbíteros concelebraron junto al obispo, reafirmando la unidad de la Iglesia local en este tiempo de gracia.
Durante este Año Santo, todos los fieles verdaderamente arrepentidos, que se acerquen al sacramento de la penitencia, reciban la Santa Comunión y oren por las intenciones del Papa, podrán recibir la indulgencia plenaria. Este acto de misericordia no solo ofrece el perdón de los pecados, sino también la oportunidad de aplicar esa gracia por las almas del Purgatorio, llevando luz y esperanza a quienes más lo necesitan.
Un llamado especial a los enfermos y privados de libertad
Asimismo, el obispo Braida extendió una invitación especial a los enfermos y a las personas privadas de libertad. “Sabemos que muchos de nuestros hermanos no pueden acercarse físicamente a los lugares sagrados, pero la indulgencia jubilar les alcanza de igual manera. Los enfermos y ancianos, al vivir su dolor como una experiencia de cercanía al Señor, podrán obtener la indulgencia participando en la Misa o recibiendo la Comunión, incluso a través de medios de comunicación. Para los privados de libertad, las capillas de las cárceles se convierten en lugares donde la misericordia de Dios transforma las rejas en un signo de libertad interior”, dijo.
Lugares donde recibir las indulgencias en nuestra Diócesis: Decanato San Nicolás: Sede parroquial de la Parroquia Catedral San Nicolás de Bari y Santuario San Nicolás de Bari. Sede parroquial de la Parroquia y Santuario Mariano Diocesano Nuestra Madre de La Merced. Decanato San Francisco Solano: Iglesia San Francisco Solano (Padercitas). Sede parroquial de la Parroquia Santa Rita de Casia. Sede parroquial de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás. Cuasiparroquia Beatos Mártires Riojanos (Sede provisoria-Capilla Virgen del Valle, Barrio Virgen del Valle) Decanato San Pablo: Santuario Nuestra Señora del Rosario de Polco. Antiguo Templo de Chepes Viejo. Paraje el Pastor, Capilla Beato Enrique Angelelli de Punta de los Llanos (Ruta 38).
Parroquia Santa Rita de Catuna.
Decanato San Juan Evangelista: Sede parroquial de la Parroquia San Blas, San Blas de los Sauces. Sede parroquial de la San Antonio de Padua, Anillaco
Sede parroquial de la Parroquia Inmaculada Concepción, Aimogasta. Santuario Señor de la Peña. Sede parroquial de la Parroquia Nuestra Señora de La Merced, Sanagasta. Decanato San Pedro: Sede parroquial de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario, Villa Unión. Sede parroquial de la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús y Santuario Santa Rita de Casia, Chilecito. Cuasiparroquia Inmaculada Concepción, Malligasta-Anguinán (Sede). Santuario Niño Jesús de Gualco, Angulos-Famatina.
Jubileo
El papa Bonifacio VIII, en 1300, convocó el primer Jubileo. Con el tiempo, la frecuencia ha ido cambiando: al principio era cada 100 años; luego cada 50 y en 1470 Pablo II lo propuso cada 25 años y se conserva actualmente. También hay momentos ‘extraordinarios’: por ejemplo, en 1933, Pío XI quiso conmemorar el aniversario de la Redención y en 2015 el Papa Francisco convocó el año de la Misericordia.
Con un proceso de discernimiento compartido a través del Año del Concilio (2023) y el de la Oración (2024) el año 2025 estará dirigido a la Esperanza, por ello el lema que lo acompaña es “Peregrinos de la Esperanza”, En palabras del Papa Francisco “anima y motiva al mundo a ser “símbolo tangible de esperanza”, promoviendo un año a las “iniciativas de amnistía o de condonación”.
Es un tiempo de peregrinación hacia nuestro propio corazón, hacia los demás y hacia lugares especiales de santificación dispuestos por el Papa y los obispos en cada Diócesis, se invita a atravesar las puertas de esos templos a los que se les llama Puertas Santas y son abiertas en el inicio del Año Jubilar
Es un tiempo de mirar lo que no nos hace santos para corregirnos y lo que nos hace santos para practicarlo, perdonar ofensas, rezar más, hacer actos de misericordia y vivir la alegría, el júbilo de la indulgencia plenaria otorgada por el Papa al realizar estas prácticas. Uno de los aspectos más importantes del Jubileo es la posibilidad de obtener indulgencia plenaria, es decir, el perdón completo de los pecados para aquellos que cumplan ciertos requisitos espirituales, como la confesión, la comunión y la oración. Para muchos católicos, esto representa una oportunidad única de reconciliación y renovación espiritual. La indulgencia está disponible para todos los peregrinos que atraviesen la Puerta Santa de los templos jubilares de cada Diócesis.
Además, Francisco ha instado a los gobiernos del mundo a considerar medidas de amnistía y perdón en sus respectivos contextos durante el Año Santo, promoviendo un mensaje global de compasión y reconciliación.
Concretamente ha pedido: La abolición de la pena de muerte, la condonación de las deudas externas y la creación de un fondo para acabar con la pobreza.
El Jubileo se desarrolla durante todo un año. El 24 de diciembre se inicia con la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro. Este signo será presidido por el Santo Padre quien luego celebrará la Santa Misa en la noche de Navidad en dicha Basílica. De esta forma se abre un abanico de símbolos, eventos y actividades importantes.
En cada Diócesis se abrirá la Puerta Santa de cada Catedral el domingo 29 de diciembre. Si bien gran parte de estas actividades tendrán como sede Roma, la invitación a vivirlas se extiende a que todas las comunidades del mundo puedan participar, desde el lugar que nos toca pero celebrando cada uno de los encuentros. Finalizará el 6 de enero de 2026.
Para la realización del Logo el Dicasterio para la Promoción de la Nueva Evangelización organizó un concurso con un alto índice de participación: se recibieron 294 propuestas de 213 ciudades y 48 países diferentes. El rango de edad de los participantes fue de 6 a 83 años.
El Logo representa cuatro figuras estilizadas para indicar la humanidad que proviene de los cuatro puntos cardinales. Se abrazan, para indicar la solidaridad y fraternidad que debe unir a los pueblos. Se notará que el primero de la fila está aprehendido a la cruz. Es el signo no sólo de la fe que abraza, sino de la esperanza que nunca puede ser abandonada porque la necesitamos siempre y sobre todo en los momentos de mayor dificultad. Es útil observar las olas que están abajo y que están agitadas para indicar que la peregrinación de la vida no siempre se mueve en aguas tranquilas. Frecuentemente las vicisitudes personales y los acontecimientos del mundo imponen con mayor intensidad el llamado a la esperanza. Por eso hay que destacar la parte inferior de la Cruz que se prolonga en forma de ancla, que se impone al movimiento de las olas. Como sabemos, el ancla se ha utilizado a menudo como metáfora de la esperanza.
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