El grupo de jóvenes, de entre 16 y 17 años, denunció que una compañera llamada Jazmín viene siendo víctima de agresiones constantes —burlas, amenazas verbales y hostigamientos—, lo que la llevó a dejar de asistir a clases. Señalaron que, pese a la gravedad de la situación, las autoridades del colegio habrían minimizado las denuncias y evitado tomar medidas reales.
La denuncia pública fue impulsada por su hermana, Jorgelina Ruiz, quien cuestionó la falta de medidas de parte de la institución y del Ministerio de Educación.
“Mi hermana Jazmín lleva 30 días sin escolarización. Nos dijeron que lo que le pasa no es bullying, que ella debía hacerse fuerte. La única solución que ofrecieron fue que regrese al aula con su agresora, pero sin garantizar cuidados. Prometieron un adulto que nunca apareció”, señaló Ruiz.
La situación, según relató, provocó un fuerte impacto en la salud emocional de la adolescente. “Está triste, con miedo de salir de su casa y de encontrarse con sus agresoras. Perdió clases, perdió nivel académico y quiere volver al colegio para poder seguir su proyecto de entrar a la universidad como cualquier chico de quinto año”, expresó.
Ruiz también denunció que existen otros casos dentro de la institución. “Mi hermana es la cara visible, pero hay muchos alumnos que sufrieron lo mismo y callaron por miedo. La agresora está protegida por las autoridades y lo único que pedimos es que la cambien de curso. No pedimos que la expulsen ni que la saquen del colegio”, afirmó.
La manifestación reclamó que se adopten medidas concretas para frenar la violencia escolar. “Estamos cansados de que nos den charlas de bullying mientras, cuando ocurre de verdad, todos los adultos responsables se callan”, cerró Ruiz.
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