En tiempos donde la producción audiovisual nacional enfrenta grandes dificultades, la serie infantil "Rosarito y sus Pizarras Mágicas" sigue generando espacios de encuentro y expresión para los más pequeños. El proyecto, gestado en plena pandemia desde el Ministerio de Turismo y Cultura, recorre los barrios de la capital llevando proyecciones y actividades artísticas.
La iniciativa, organizada junto al programa Culturas Activas de la Secretaría de Cultura, consiste en presentaciones itinerantes donde, tras la proyección de cuatro episodios, los niños participan de talleres creativos guiados por el equipo de producción. “Es una actividad lúdica con el objetivo de que los chicos se acerquen a Rosarito, la conozcan y puedan expresarse artísticamente”, explicó su directora, Hebe Estrabou.
Durante junio, el recorrido contempla varias funciones en barrios como Virgen del Valle, Caritas y Las Ágaves, replicando la experiencia que ya tuvo su exitoso arranque en el Parque Industrial.
Lo distintivo de Rosarito no solo es su contenido educativo, sino su profundo arraigo local. Estrabou subrayó que la serie fue “uno de los primeros proyectos de animación riojanos”, desarrollado con un equipo conformado por ilustradores, animadores, músicos y actores de voz locales, junto a la colaboración de profesionales de otras provincias en un verdadero esfuerzo federal.
Actualmente, los episodios pueden verse en el canal de YouTube de la serie y en Pakapaka. Pero detrás del éxito y la calidad del producto se esconde un panorama crítico para la industria audiovisual argentina. Estrabou lamentó la parálisis en la producción nacional de cine y televisión infantil, denunciando el abandono de las políticas federales de producción por parte del gobierno nacional.
“No hay interés en lo federal, se están comprando enlatados extranjeros mientras cientos de proyectos argentinos quedan frenados”, señaló. Además, remarcó que "el ataque a la cultura es un ataque a la identidad de un pueblo; un pueblo sin identidad es más fácil de avasallar".
A pesar de las adversidades, la gira de Rosarito por los barrios riojanos es una muestra de resistencia cultural, apostando a fortalecer las raíces y darles voz a las nuevas generaciones desde el arte y la identidad local.
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