Caetano Veloso encabezó este domingo una masiva manifestación en Río de Janeiro contra el proyecto de amnistía que comenzó a abrirse lugar en el Congreso brasileño y que podría beneficiar al expresidente Jair Bolsonaro, condenado a 27 años de prisión.
Bajo el lema "Congreso enemigo del pueblo", la playa de Copacabana fue el palco en el que una protesta política se transformó en un acto cultural.
Todo gracias a una serie de espectáculos que comenzaron después del mediodía y culminaron con una exhibición del cantautor de 83 años y de otros exponentes del movimiento de la Música Popular Brasileña (MPB).
Como Chico Buarque, Gilberto Gil y Djavan, quienes se han posicionado públicamente en las antípodas del Gobierno del líder ultra durante todo su mandato entre 2019 y 2022.
Durante esos años, Veloso, una de las figuras más políticas de la cultura brasileña, ha convocado personalmente diversas manifestaciones contra el Gobierno, la mayoría para protestar contra la política ambiental de Bolsonaro.
Este domingo, con una camisa de un amarillo estridente, fue el primero en salir y mostrarse en la cima del trío eléctrico, como se conoce a los camiones adaptados con una plataforma para los músicos y con potentes altavoces.
"Sin amnistía y con democracia: ese es un Brasil bonito", expresó con una sonrisa al inicio del festejo.
Acompañado de sus músicos, entonó en un escenario solo para él algunos de sus éxitos como 'Alegría, alegría' (1968) y 'Desde que o samba é samba' (1993).
Luego, Djavan lo acompañó a la hora de interpretar 'Sina' (1982), una canción que han tocado juntos en otras oportunidades.
Al dúo se sumó Chico Buarque y Gilberto Gil. Este último vistiendo una camiseta verde que, al lado del creador de 'Sozinho' (1998), parecían conformar la bandera de Brasil.

Durante más de dos horas, interpretaron juntos varios éxitos de su trayectoria y de otros referentes del MPB, como 'Divino, maravilhoso' (1969) de Gal Costa.
En los silencios, algunos se sumaban al canto de la platea, que coreaba repetidamente "sin amnistía".
Unos muñecos inflables de Bolsonaro vestido de presidiario y banderas de Brasil adornaban el paisaje entre los miles de manifestantes que se reunieron esta tarde en Río de Janeiro.
"Arriba nuestra democracia. Luchemos por ella siempre", gritó Djavan.
Buarque y Gil protagonizaron uno de los momentos más emocionantes cuando cantaron juntos la canción 'Cálice' (1978), considerado un himno de resistencia contra la dictadura militar brasileña (1964-1985).
La manifestación en Copacabana, que comenzó a pleno sol, acabó por disiparse ya bajo un cielo oscuro.

La Cámara de Diputados aprobó esta semana tratar el proyecto de amnistía bajo régimen de urgencia, lo que hace que sea enviado directamente a votación en el pleno de la Cámara sin necesidad de pasar previamente por alguna comisión.
Este proyecto que divide aguas beneficiaría exclusivamente a los participantes de los actos vandálicos del 8 de enero de 2023 contra las sedes de la Presidencia, el Congreso y la Corte Suprema.
Sin embargo, políticos y referentes de la ultraderecha brasileña esperan que el texto de la amnistía se extienda a los otros condenados por golpismo, incluyendo al propio Bolsonaro, lo que desató la indignación de una parte de la sociedad, que convocaron manifestaciones para este domingo.
En otras ciudades
Además de Río, se celebraron protestas en otras ciudades del país como San Pablo, Brasilia y Belo Horizonte, e incluso la cita se hizo extensiva a los brasileños residentes en ciudades del exterior, que encabezaron encuentros más modestos en Lisboa, Londres y Berlín.
"Estamos aquí para protestar contra este Congreso, que está compuesto por criminales, asesinos, corruptos, todos vestidos de políticos, quienes están articulando una ley que los autoprotege", dijo a la AFP Aline Borges en Brasilia.
"No podemos admitir que eso se establezca en nuestro país", añadió esta ambientalista, de 34 años.
Al grito de "Sin amnistía", los manifestantes se reunían en la neurálgica Explanada de los Ministerios y luego preveían marchar al Congreso.
Algunos vestían camisas rojas del partido del presidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, otros se arropaban con la bandera brasileña, que en los últimos años se convirtió en insignia de los seguidores del ultraderechista Bolsonaro.

El gobierno de Lula, en contra
El gobierno de Lula también se opuso. Su ministro de Justicia, Ricardo Lewandowski, advirtió que "el crimen organizado podría infiltrarse en el Parlamento", según declaraciones al diario O Globo.
Tras la indignación provocada, varios diputados que votaron a favor de lo que los críticos han llamado "Ley de los Bandidos" pidieron disculpas en redes sociales.
Fue un "error gravísimo", "fui contra todo en lo que yo creo", dijo en Instagram la diputada Silvye Alves, asegurando que recibió presiones para votar a favor.
El enfado creció el miércoles cuando los congresistas aprobaron tramitar con carácter de urgencia otro proyecto para amnistiar a los bolsonaristas condenados por la asonada del 8 de enero de 2023 en Brasilia.
El texto también podría incluir un perdón a Bolsonaro, condenado por la corte suprema la semana pasada a 27 años de cárcel por liderar un intento de golpe de Estado contra Lula tras perder las elecciones en 2022.
"Necesitamos pasar esta página de nuestra historia y aprobar la amnistía", afirmó el martes el senador Flavio Bolsonaro, hijo del exmandatario.
Ambas propuestas enfrentan un camino espinado para su aprobación. El senador Alessandro Vieira, encargado de la enmienda de protección a los legisladores en la Cámara Alta, ya dijo que pedirá que sea rechazada.
El presidente Lula prometió vetar la ley de amnistía y calificó el proyecto de blindaje como algo que no es el tipo de "asunto serio" del que deberían ocuparse los legisladores.
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