Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido

Click aquí para activar las notificaciones y recibir las noticias directamente en su escritorio.

1591 Cultura + Espectáculos MÚSICA

"Yendo de la cama al living": el amanecer solista de Charly García

Grabado en agosto de 1982 y publicado en octubre de ese mismo año, “Yendo de la cama al living” no fue sólo el primer gesto autoral pleno de Charly García fuera de las grandes placas colectivas: fue la obra que, con voz contenida y recursos electrónicos, sostuvo el pulso de un rock argentino que debía renovarse en un país que respiraba con dificultad.
Fernando Viano

Por Fernando Viano

Cuando en 1982 Charly García entró al estudio para registrar lo que sería “Yendo de la cama al living” lo hizo en un país aún marcado por las secuelas de la Guerra de Malvinas y por el agotamiento de la última dictadura. Lejos del panfleto directo, la experiencia histórica se filtra en las canciones como atmósfera: claustrofobia urbana, nervio doméstico, pequeñas heridas cotidianas que no necesitan proclamas para leerse. Esa capacidad para traducir lo colectivo en lo íntimo organiza el disco desde su primer acorde y lo distingue como documento artístico y cronista silencioso de un tiempo.

Musicalmente, el álbum confirma a Charly como autor-productor: toca pianos acústicos y eléctricos, sintetizadores, guitarra sintetizada y programaciones rítmicas, y arma una estética donde la economía sonora es virtud. La decisión de incorporar drum machines y cajas rítmicas no es un salto por moda, sino un recurso medido que equilibra melodía y textura: la electrónica no invade, acompaña; no suplanta la canción, la sostiene. Esa mezcla de austeridad y modernidad terminará siendo bandera para buena parte del rock argentino de los ochenta, que pronto asumirá la electrónica como herramienta legítima y no como exotismo.

- YouTube

El disco, sin embargo, no es una doctrina según la cual no existe para el sujeto pensante más realidad que él mismo. Las apariciones de Luis Alberto Spinetta en guitarra, Pedro Aznar en el bajo y la presencia vocal de amigos como León Gieco -que por cláusulas contractuales figura con un seudónimo en los créditos- funcionan como pequeños guiños fraternales. Charly se encierra para hacer su obra pero no reniega de sus compañeros de ruta; esa convivencia potencia la textura humana del álbum. La pieza titular -“Yendo de la cama al living”- abre como un ritual doméstico: fraseos repetitivos, una cadencia hipnótica y una letra que convierte el movimiento cotidiano en experiencia poética. En torno a esa sencillez deliberada giran temas que son microrrelatos urbanos -“Superhéroes”, “Peluca telefónica”- y otros de filo confesional -“Yo no quiero volverme tan loco”- además de canciones que cargan con una herida colectiva por el peso de su título: “No bombardeen Buenos Aires”. Charly evita el dramatismo sobreactuado y prefiere la sutileza: sus frases revelan por omisión, y esa economía discursiva amplifica la carga emocional de las canciones. El cierre con una versión de “Inconsciente colectivo” funciona como costura entre el pasado y la continuidad, un gesto que anuda su presente solista con los himnos que él mismo ayudó a construir.

Para entender la génesis íntima del disco vale una voz autorizada: Charly contó en más de una ocasión que la canción que da nombre al disco nació de una escena doméstica con su hijo. “Lo hice por mi hijo, que estaba escuchando Serú Girán y me dijo: ‘Papá, un tema es uno’ -y entonces empecé a tocar esas primeras notas-—”, relató, una confesión que explica la economía melódica y la sencillez deliberada del corte inicial. En otra entrevista de la época, y con esa mezcla de ironía y cansancio que siempre lo caracterizó, García dijo sobre el clima que lo rodeaba: “Yo estaba podrido de escuchar a mis amigos o gente conocida que se la habían creído”, frase que ayuda a entender por qué canciones como “No bombardeen Buenos Aires” optaron por la ironía y la observación socarrona en vez del panfleto directo.

Las anécdotas de estudio completan la foto. Se trabajó durante agosto de 1982 en estudios de la ciudad con técnicos y equipos que, por entonces, permitían explorar la hibridación entre lo acústico y lo electrónico; en ese proceso Charly recurrió a máquinas de ritmo -entre ellas la Roland TR-808- que le dieron al disco su pulcritud y su economía rítmica, rasgos que lo conectan directamente con la revolución sonora que él mismo profundizaría en “Clics modernos”. Y hay también un detalle de camaradería: la participación de León Gieco está grabada y audible, pero la necesidad de figurar bajo un nombre alternativo en los créditos revela las limitaciones contractuales del mercado y, a la vez, la red de complicidades que mantenía viva la escena local. La respuesta del público fue rápida y el álbum ocupó un lugar destacado en las listas; los recitales que lo presentaron -entre ellos un memorable show en el estadio de Ferro- demostraron que la elección de la intimidad sonora no había mermado la capacidad de convocatoria de Charly. Los oyentes encontraron en esas canciones algo parecido a un espejo personal: no un texto programático, sino piezas que ayudaban a nombrar inquietudes individuales y colectivas sin recurrir a consignas. La crítica, por su parte, premió la valentía estética: en tiempos de ruido y censura, la contención y la economía aparecieron como estrategias de resistencia.

Si se mide su impacto en clave de influencia, “Yendo de la cama al living” no trazó un camino único sino que multiplicó posibilidades. Fue una demostración temprana de que la electrónica podía convivir con la tradición del rock en español sin perder identidad; además, reafirmó la figura del músico como autor integral -arreglador, productor e intérprete- modelo que inspiró a generaciones posteriores. Desde las bandas new wave locales hasta solistas consagrados, la lección fue tangible: modernizar el lenguaje no exigía traicionar la melodía ni la emoción.

Hoy, más de cuatro décadas después, el disco suena vigente por la honestidad de su registro: transmite la sensación de que quien lo hizo estaba respondiéndose preguntas propias antes que a las del mercado. Las texturas electrónicas envejecen con dignidad porque se usaron con austeridad; las letras no se anclan en coyunturas que necesiten notas a pie de página; y las canciones siguen ofreciendo material para versiones y reverencias. “Yendo de la cama al living” no solo marca el inicio formal de una carrera solista deslumbrante: es la primera luz de una década en la que Charly redefiniría, una y otra vez, las posibilidades del rock, la ciudad y la intimidad.

FICHA TÉCNICA

TÍTULO: YENDO DE LA CAMA AL LIVING.

ARTISTA: CHARLY GARCÍA.

FORMATO ORIGINAL: LP (PUBLICADO COMO PARTE DEL DOBLE PUBIS ANGELICAL / YENDO DE LA CAMA AL LIVING).

FECHA DE LANZAMIENTO: 28 DE OCTUBRE DE 1982 (EDICIÓN ORIGINAL).

SELLO (EDICIÓN ORIGINAL): INTERDISC / SG DISCOS — CATÁLOGO ORIGINAL SG 17003/4. (POSTERIORES REEDICIONES: EMI/ODEÓN, UNIVERSAL).

GRABACIÓN: AGOSTO DE 1982. ESTUDIOS: ESTUDIOS PANDA Y ESTUDIOS ION. MEZCLA: ESTUDIOS ION (AMÍLCAR GILABERT).

PRODUCTOR: CHARLY GARCÍA. (AMÍLCAR GILABERT — MEZCLA / CONSULTORÍA TÉCNICA).

FOTOGRAFÍA DE TAPA: JOSÉ LUIS PEROTTA.

DISEÑO DE ARTE / GRÁFICA: CLAUDIO CLOTA PONIEMAN.

CHARLY GARCÍA YENDO DE LA CAMA AL LIVING MUSICA SOLISTA
Seguí a Nueva Rioja en google news

Comentarios

Últimas noticias

Te puede interesar

Teclas de acceso