Por Fernando Viano
No fue la pista de Fórmula 1 lo que devolvió la atención hacia Carlos “Pepo” Lara, pero una anécdota reciente ayuda a mostrar el alcance que puede tener su música: tiempo atrás, el piloto Franco Colapinto compartió en Instagram una historia con una canción vinculada a la voz del cantante riojano, un gesto que reavivó la mirada sobre una trayectoria que atraviesa Sol Naciente, Banda Registrada y una sólida carrera como solista.
En un encuentro íntimo en su estudio de grabación con 1591 Cultura+Espectáculos, Pepo recorre su historia en primera persona: desde el llamado que lo sacó de su trabajo en una de las fábricas más importantes de La Rioja hasta la firme decisión de construir un proyecto propio.
Si hay una característica que define a la voz que marcó un hito en el cuarteto riojano con Banda Registrada, esa es la humildad que transmite Carlos Pepo Lara en cada una de sus definiciones, incluso cuando se le pregunta por una anécdota que sacudió las redes sociales. Fue un amigo el que le avisó a través de un mensaje que el piloto argentino había compartido una historia en su perfil oficial de Instagram con una canción de su autoría. “Yo ni lo había visto”, cuenta Pepo aún con cierta sorpresa en su rostro, agradecido siempre a la vida por el recorrido que le permitió trazar haciendo lo que más le gusta: cantar y alegrar a la gente.
Sin embargo, lejos de quedarse en los laureles del pasado, el cantante riojano apunta la mirada siempre hacia el futuro, a lo que está por venir, dando rienda suelta a una visión muy particular, que además le permitió construir su “imperio”, en base a un trabajo sólido y responsable, pero también a una pasión inquebrantable por la música popular, que hoy lo tiene como uno de los grandes referentes no sólo en nuestra Provincia, sino también a nivel país.
“Nosotros tenemos la suerte de ir prácticamente al 70% de la Argentina”, afirma Pepo justamente en relación a su presencia artística en prácticamente todo el territorio nacional. Sin embargo, una vez más, se proyecta: “Lo que me falta, por ejemplo, es ir más al norte, más por el lado de la Mesopotamia también; hace poco fui por primera vez a Tucumán, que es una provincia que no había ido nunca, pero de ahí para abajo todo, laburamos en todos lados: Buenos Aires, Santa Fe, Mendoza, San Juan, Catamarca, y de ahí para abajo”. De lo que habla el cantante riojano es de un presente que lo muestra como uno de los elegidos por la gente a la hora de disfrutar no sólo de un espectáculo de alto nivel, sino también de un tiempo de entretenimiento, tan necesario en estas épocas. Pero de lo que también habla Pepo Lara es de una trayectoria que ya supera los 20 años y que, en base a trabajo y perspectiva, promete muchos años más.
EL LLAMADO QUE CAMBIÓ SU VIDA
A veces, la vida se define por un instante, por un simple llamado que llega en el momento menos esperado. Para Carlos “Pepo” Lara, ese mensaje no fue solo un contacto laboral: fue la puerta que lo llevó de los pasillos de una fábrica a los escenarios que hoy lo reconocen como uno de los grandes del cuarteto riojano. Con nervios, ilusión y una mezcla de miedo y entusiasmo, aquel joven técnico electromecánico dio el primer paso hacia un destino que jamás había imaginado. Lo que empezó como un desafío personal, se transformó en una carrera marcada por la pasión, la constancia y la convicción de seguir su voz interior. Ese llamado no solo cambió su vida, abrió un camino para que su música llegue a cada rincón de La Rioja y más allá, dejando una huella que todavía hoy sigue resonando en cada nota que canta.
¿CUÁNTO HACE QUE VENÍS TRABAJANDO CON LA MÚSICA?
Empecé a cantar en 2001, cuando me convoca la gente de Sol Naciente.
¿PERO YA VENÍAS CANTANDO?
No, yo trabajaba en una fábrica (Beta), soy técnico electromecánico. Toda la primaria la hice en la escuela San Francisco, ahí entré en la banda, aprendí a tocar el saxo. Paralelamente a eso, a los 7 años entré a una academia de teclado y me recibí a los 14. Cuando terminé la primaria me fui a donde seguían la mayoría de mis compañeros; por lógica tendría que haber ido a la Polivalente de Arte, pero me fui al Industrial. Ahí en el Industrial armamos una bandita con compañeros; nunca había cantado en una banda. Ya trabajando en la fábrica, una noche me subo al auto, enciendo el celular y en la rotonda de la Shell de la ruta 38 suena, atiendo y era el animador de Sol Naciente. Me dice: ‘Mirá, te habla Jorge Mario Chino Ávila; te llamo porque nos pasaron, tu contacto, porque estamos probando vocalistas’. Pensaba que eran mis compañeros que me estaban haciendo una broma, porque siempre me decían: ‘Che, ¿por qué no cantas? Vos tenés que cantar en una banda, vos cantás bien’, y yo me reía. Me empecé a reír, y él se empezó a reír también, y entonces me dice: “No, de verdad, andamos buscando cantante y te queríamos probar. Hasta ese momento solo cantaba con amigos, y no iba a ir, porque te juro me daba mucha vergüenza. Nunca había cantado en ningún lado, adelante de gente. Además yo tenía mi trabajo, a mis 19 años, y podía ayudar a mi vieja, estaba bien, económicamente no me hacía falta y no tenía idea tampoco de lo que se cobraba.
¿Y CONOCÍAS A SOL NACIENTE?
Yo escuchaba Sol Naciente, me gustaba Wally (Mercado), tremendo vocalista. La verdad es que de Sol Naciente escuchaba los temas de Wally y a los otros los pasaba, y ellos querían justamente que cante los otros temas, porque iba a reemplazar al otro cantante de la banda. En el segundo tema que canté, cuando estábamos probando, me dicen: ‘Quedás vos’, ahora venite el jueves a ensayar y en 15 días estamos grabando’. Y así fue; a los 15 días fui a grabar, era la primera vez que grababa, que entraba en una estudio de grabación; no dormí la noche anterior en el viaje en colectivo, porque en ese tiempo se grababa en Córdoba. La banda entró el lunes a grabar, y yo tenía que ir el miércoles. Arreglé en la fábrica, me fui y grabé. Fue solo un disco que compartimos con Wally, porque él se va para armar Sabroso y yo me voy unos meses después para armar Banda Registrada.
¿CÓMO FUE ESE CAMBIO DE VIDA? ¿LO HABÍAS IMAGINADO?
No, fue todo muy rápido. Mi debut como cantante fue en Vinchina, donde tocamos viernes y sábado, las dos veces con el club lleno. Después tocamos en un camping en Olta. La segunda gira que hicimos fue por el Sur, una gira de 15 días. Agradezco siempre la oportunidad que me dieron, pero obviamente tenía la posibilidad de armar lo mío, y así fue. Estuve desde febrero hasta los primeros días de agosto, y el 11 de septiembre de 2001 arrancamos con Banda Registrada.
¿PERO CONTAME, CÓMO FUE ESA PRIMERA VEZ EN EL ESCENARIO CON SOL NACIENTE?
Me acuerdo de los nervios que sentía en ese momento. Me ponían a cantar en el medio del escenario y sin darme cuenta me iba corriendo para el costado. Wally venía de atrás, me agarraba de la cintura, me llevaba y me paraba de vuelta en el medio y me decía: ‘Acá tenés que pararte vos’. Tuve mucha suerte en ese sentido porque Wally fue un tipazo conmigo, fue muy buena gente. La verdad que siempre le agradezco, y siempre se lo digo, porque fue muy bueno conmigo, muy generoso. Él ya tenía un carrerón, tenía su público, la gente que lo seguía. Y la verdad que jamás, pero jamás me hizo sentir menos, todo lo contrario.
¿Y CÓMO FUISTE VIVIENDO ESA EXPERIENCIA DE ESTAR FRENTE DEL PÚBLICO?
Me costó un montón, muchísimo, pero gracias a Dios tuve a ese loco atrás que me ayudó mucho con toda la experiencia que tenía. Hasta el día de hoy tengo muy buena relación con Wally. Si hay algo que le agradezco es que me enseñó hasta cómo pararme en el escenario. Tuve mucha suerte en ese sentido de entrar en una banda en la que sentía que todos me ayudaban, porque obviamente sabían que no tenía nada de experiencia, nunca había estudiado canto, por ejemplo, empecé a estudiar canto ya estaba con Banda Registrada.
¿EN ESE MOMENTO SENTISTE QUE LA MÚSICA, QUE EL CANTO ERA LO TUYO?
No sé si no fue ya en los últimos años de Banda Registrada. Siempre fui una persona que la remó mucho, vengo de una familia muy humilde, mi vieja sola. Entonces siempre me crié con la mentalidad de darle una mano a mi vieja. Empecé a trabajar a los 16, 17 años, los fines de semana trabajaba, sábado y domingo generalmente laburaba en una verdulería, me ganaba mis mangos, hasta que logré entrar en la fábrica y ya me hice cargo, le pagaba la cuota de la casa, la ayudaba. Fue como tirarme en paracaídas cuando deje el laboratorio y mi vieja tenía miedo, pero yo era soltero, no tenía más responsabilidades, si no me la jugaba en ese momento, ya más de grande, con una familia, no me la iba a poder jugar. Fue una apuesta grande, estaba en blanco, con aportes, imagínate salir; encima entro, estoy cuatro meses y me voy para armar algo nuevo...
¿Y CÓMO FUE ESA EXPERIENCIA DE BANDA REGISTRADA? ¿CÓMO LA VIVISTE?
Yo creía en el proyecto, de entrada, por algo me fui. Empezamos a trabajar y fue un boom; era no parar de trabajar. Tuvimos además la gran mano del Brujo Vergara. Pero creo que lo que llamó mucho la atención fue que éramos muy jóvenes. Nunca imaginamos lo que iba a pasar; era trabajar y trabajar. Incluso empezamos a grabar en vivo porque no teníamos tiempo de entrar al estudio. Armábamos el repertorio, los temas para un nuevo disco y salíamos con eso. No podíamos parar. Nuestras giras arrancaban los martes y terminaban el domingo; descansábamos el lunes y el martes arrancamos de nuevo.
¿Y CÓMO LLEVASTE TODA ESA MOVIDA?
Era una locura la verdad, pero yo siempre fui de esa idea; me crié con esa cosa de ayudar a mi vieja, entonces empecé a invertir.
TUVISTE OTRA VISIÓN...
Siempre fue eso, de no volver a pasar lo que pasamos con mi familia, con mi vieja, con mi hermana. Todo lo que tengo es mío, no debo nada, la casa es mía, la construí de cero, para la banda el 90% de los instrumentos son míos, la chata en la que viajamos es mía, tengo sonido, iluminación para plantar un show en cualquier lado. Tengo el estudio de grabación...
¿Y CUÁNDO EMPEZASTE A SER PEPO LARA?
Creo que más o menos me cayó la ficha alrededor de 2008. En un momento tuvimos varios desencuentros con mis socios de Banda Registrada por cosas que yo quería y que no me las querían dar. Tuvimos algunas diferencias económicas también y decidí abrirme; estaba cansado, no la estaba pasando bien. Igual sabía que iba a seguir cantando, y ahí comenzó toda esta experiencia como solista. La banda termina el 29 o 30 de marzo de 2010, esa fue la última actuación, y ya venía ensayando los temas míos como solista. El primer show fue en mayo, en Catamarca. Ya largué, pero esa primera actuación no fue solo mía, sino con la misma formación de Registrada; querían que haga un repaso de esos temas de la banda. Por eso no la tomo a esa actuación como la primera; el 15 de mayo largo con la banda, con vientos, con todo, en Santa Fe. Esa fue la primera actuación como solista, el 15 de mayo.
¿CÓMO FUE ESE RECORRIDO?
También fue algo con mucha incertidumbre, con dudas, porque ya no iban a ver una banda, ya me iban a ver a mí. Entonces es jodido, porque antes formaba parte de una agrupación, de una banda, pero ahora era mi nombre, y ya es otra cosa porque sabes que la gente va a pagar una entrada para verte a vos. No es que van a ver una banda que si yo no estaba, listo, la banda podía trabajar igual. Ahora vendía un producto en el que era la cara y me iban a ver a mí.
¿Y QUÉ EVALUACIÓN HACÉS DE ESTE CAMINO SOLISTA Y DE LO QUE OCURRIÓ CON EL CUARTETO EN LA RIOJA A LO LARGO DE ESTE TIEMPO?
Creo que el cuarteto riojano perdió identidad. Después de Banda Registrada creo que no salió otra banda que marque diferencias. Fue muy fuerte lo de Banda Registrada; tenía esa identidad del cuarteto riojano que marca que muchas bandas de Córdoba no trabajen bien en el sur, por ejemplo, porque al público le gusta más nuestro estilo del cuarteto. Considero que después de Registrada no salió una banda riojana que marque ese estilo. Hay un montón de bandas nuevas que tienen muchísimo talento, pero no tienen esa identidad.
LA IDENTIDAD DEL CUARTETO RIOJANO
Más allá de los escenarios y los aplausos, para Carlos “Pepo” Lara la música es una forma de preservar la historia y la esencia de su tierra. En cada acorde, en cada ritmo, late la identidad del cuarteto riojano: un estilo que habla de alegría, esfuerzo y raíces profundas. Tras años de trayectoria, Pepo no solo ha vivido la evolución del género, sino que se ha convertido en un custodio de su esencia, un puente entre el pasado que lo formó y el presente que sigue construyendo. En esta etapa de su carrera, la mirada ya no solo apunta a llenar clubes, sino a defender y continuar la identidad de un sonido que define a La Rioja y a quienes lo siguen con pasión.
¿Y QUÉ EVALUACIÓN HACÉS DE ESTE RECORRIDO COMO SOLISTA Y DE LO QUE OCURRIÓ CON EL CUARTETO EN LA RIOJA A LO LARGO DE ESTE TIEMPO?
Creo que el cuarteto riojano perdió identidad. Después de Banda Registrada creo que no salió otra banda que marque diferencias. Fue muy fuerte lo de Banda Registrada; tenía esa identidad del cuarteto riojano que marca que muchas bandas de Córdoba no trabajen bien en el sur, por ejemplo, porque al público le gusta más nuestro estilo del cuarteto. Considero que después de Registrada no salió una banda riojana que marque ese estilo. Hay un montón de bandas nuevas que tienen muchísimo talento, pero no tienen esa identidad.
¿VOS SENTÍS QUE TENÉS ESA IDENTIDAD DEL CUARTETO RIOJANO?
Sí, totalmente. Nosotros hemos vuelto a ese camino. Cuando salí, lo primero que hice fue seguir con la línea o con el estilo del cuarteto riojano, pero con metales. Era una onda hacer algo como lo que en su momento fue Manzana, que para mí fue la mejor banda de La Rioja. La peleé con eso hasta la pandemia. Después saqué los vientos, dejé un solo percusionista y era la misma formación de Registrada; volvimos a ese producto, nos resulta más cómodo trabajar así.
¿QUÉ LUGAR SENTÍS QUE OCUPÁS EN LA MÚSICA DE LA RIOJA?
La verdad que en la Provincia siento que marqué mi camino. Lo que quería era que mi paso por la música riojana quede marcado y creo que ya lo logré. Hoy por hoy, creo que si le preguntás a cualquier cuartetero de la Rioja quién es Pepo Lara te vas a saber decir. Eso lo que yo quería lograr. Gracias a Dios, como te digo, somos una banda, un solista que toca en el 70% del país. Creo que mi paso por la música popular ya lo dejé marcado.
¿Y HACIA ADELANTE?
Ya tengo 15 años de carrera como solista y todos me preguntan cómo hago para seguir vigente, para que la gente te pida, para que la gente te elija. Tengo la ventaja de tener este estudio, tengo una gran herramienta. Si queremos sacar un tema nuevo, listo: nos metemos, lo grabamos, y lo hacemos. Tengo esta gran ventaja, pero como siempre digo, no es la ley de la selva. No se mantiene el más fuerte, se mantiene el que se adapta mejor.
Dos décadas después de aquel llamado que le cambió la vida, Pepo Lara habla con la serenidad de quien ya hizo -y sigue haciendo- el camino. No discute su lugar: lo habita. No necesita nostalgia: tiene presente. No invoca milagros: cita trabajo, apuesta y convicción. Donde muchos ven un género en retroceso, él ve una identidad que merecía ser defendida y continuada. Y lo hizo -primero como parte de una banda que marcó época, después poniendo su propio nombre al frente del riesgo- hasta dejar la huella que buscaba: que en La Rioja, y en cada rincón al que su voz llega, decir “cuarteto” y decir “Pepo Lara” signifique todavía algo. Y ese “algo” está más vivo que nunca.
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