Durante la madrugada del domingo, unos cien jóvenes participaron de dos fiestas clandestinas que, además de, obvia y justamente, ser fiestas, tenían otra cosa en común.
La primera de ellas fue realizada a pocos metros de un cementerio de la localidad de Armstrong, Santa Fe, y la segunda tuvo lugar en una fábrica de ataúdes en la localidad de Las Rosas.
Según informaron medios locales, los participantes se tomaron fotos dentro de los lugares y las publicaron en sus redes sociales sin esperar que se viralizaran.
Alertados por un llamado anónimo, efectivos policiales acudieron a la primera de ellas, la desarticularon inmediatamente y no detuvieron a nadie.
Según informó Hernán Corradini, periodista local, "muchos de los jóvenes subieron a sus autos cuando llegó la Policía y se fueron hacia diferentes lugares".
Por otro lado, Javier D'Abarno, también periodista de Santa Fe, informó que se trata de jóvenes "de la zona". "Son chicos conocidos del pueblo, todos estudian y trabajan, ellos mismos deben estar arrepentidos de lo que hicieron", finalizó el cronista.
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