por FERNANDO VIANO
Una nueva edición de la Feria del Libro La Rioja está en marcha, con todo lo que ello implica. Es, junto con la Fiesta Nacional de la Chaya, el evento cultural más importante con que cuenta la Provincia, sin lugar a dudas, gozando además del reconocimiento y el prestigio a nivel nacional, conquista que se fundamenta en la constancia, el empeño y el compromiso con que se asume esta porfía desde todos los ámbitos.
Pero esta Feria del Libro 2020 quedará signada, de aquí en lo sucesivo, como un encuentro diferente, inédito y hasta casi podría decirse insólito, de no haber mediado una pandemia que superó todo el imaginario ficcional y que vino a trastocar de manera completa las estructuras, las formas preconcebidas con las que nos aferrábamos, aún, a algunas pocas certezas.
Nada será igual en esta Feria del Libro. Nada lo será, tampoco, de aquí en adelante. Esta 18° edición tendrá en la virtualidad a su principal herramienta para hacer frente a los efectos negativos de un virus que se propaga según el movimiento de los seres humanos, pero también los mecanismos que permitirán trazar un antes y un después en la manera de acercarnos a universos desconocidos e inimaginables.
El desafío, en tanto, sigue siendo el mismo: acudir a una demanda que es esencial y que se repite año tras año, teniendo siempre como perspectiva las producciones de los escritores locales, pero abriendo también las puertas a reconocidos autores nacionales que se suman a una propuesta que cuenta con peso propio, pero que no le teme a las transformaciones, a los cambios. En definitiva, a las evoluciones.
Más que nunca, tal vez, libros y autores serán los protagonistas de un escenario que no admite distracciones y que al mismo tiempo se pluraliza de manera exponencial, en un acto de federalización palpable y concreta, aún cuando las redes se muestren siempre tan volátiles e intangibles. No habrá abrazos, es cierto -y es cierto también que se extrañan sobremanera-, pero si la inclaudicable voluntad de seguir creciendo y de continuar apostando a lo mejor de lo nuestro.
Y ante todo, una determinación y una firmeza que se contraponen de lleno a lo incierto, junto con sus vacilaciones y dudas en tiempos de coronavirus. Porque lo virtual no quita lo valiente a la hora de torcerle el brazo al destino.
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