La fiesta del libro, la Feria del Libro genera esto, una posibilidad transformadora que recoge todo lo que lectores y escritores demandan, y lo que demanda la comunidad entera. La Provincia de La Rioja tiene una Ley del libro hace 22 años, un sueño de escritores y escritoras que ha podido recorrer el camino a lo largo del tiempo generando una industria cultural que ha llegado a toda la Provincia, al País y a muchísimos lugares más.
Hace 18 años tenemos una Feria que ha podido responder a esa demanda, una decisión política apoyada por el Gobierno y un gran equipo de trabajo. Es ahí donde nos toca reconocer el valor de la gestión cultural, a una mujer que apostó a que se concrete en un momento muy difícil de la provincia y el país; es por eso nuestro reconocimiento del equipo de la Secretaría de Culturas a Gabriela Pedrali, que ha iniciado desde la primera Feria y hoy podemos enmarcarnos en esta organización. Pero también esta posibilidad ha generado emociones encontradas: por un lado, la posibilidad de trabajar y articular desde las culturas y todo lo que eso conlleva, articular con Mujeres y Diversidad, con Juventudes, con Turismo, en esta batalla cultural que nos emancipa y nos compromete día a día, y en ese camino estamos. Por otro lado, esta pandemia que ha afectado al mundo entero, que nos interpela y nos hace ver otras maneras de reivindicar la cultura y es ahí donde recibimos esa iniciativa e impulso de nuestro gobernador Ricardo Quintela.
Debemos constituir y construir desde el abordaje territorial, desde las comunidades, escuchar, escucharnos, darle valor al diálogo. Desde este impulso se generan algunas preguntas: cómo hacer, cómo pensar, cómo pensarnos, cómo intentar nuevos modos, cómo responder a todas esas interpelaciones. A partir de ahí junto con el equipo de la Secretaría de Culturas y de todas sus áreas pudimos planificar, accionar, reunirnos con todas las áreas que pudieran darnos apoyo para generar una programación que pueda responder, abrazar, reunir a todas las expresiones artístico-culturales. Porque también se trata de generar ese bienestar psíquico, social, socioeconómico. Nuestra economía regional importa, nuestros hacedores también.
No se trata solo de una programación artística, se trata de pensar, de trabajar en un abordaje cultural ante situaciones de emergencia; trabajar de manera creativa para llegar a todos los lugares; que la Feria del Libro responda a esa participación plural, diversa en donde todos y todas podamos encontrarnos. Nosotros nos entendemos en una cultura que pueda valorar la participación activa de sus hacedores y también entender que desde la cultura reforzamos la resiliencia, podemos adaptarnos, podemos ponernos de pie.
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