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Cultura 1591 Cultura+Espectáculos

Diego

"...En realidad, los que acá quedamos todavía, si que perdimos, hemos de extrañar la alegría y felicidad que nos hiciste vivir a fuego y que dejaste así marcadas en nuestro corazón..."

Por JULIO OLIVERA CHAZARRETA

Cada uno y cada cual llega a este mundo con un destino marcado, con un designio en la piel intransferible. No se vende, no se compra, ya se nace así, y uno puede ir sembrándolo de a poco al usar los talentos, lo que se trae, y dando todo eso por la felicidad del otro, por amor es la manera, no existe otra forma, los talentos innatos son "eso", una sutil manera de transferir felicidad al prójimo desde el uso que les damos.

Este del que hablo, lo sabía, nació en una humilde familia, en un barrio pobre, quinto hermano de ocho, el primer varón, si, él ya sabía que había nacido con ese don de potrero, pisando el barro siempre y desde allí a la gloria terrenal.

Como todo ídolo popular, llegó hasta donde él quiso, hasta donde pudo torcer "los peros" de aquellos que "algo le buscaban" para bajarlo del pedestal donde el común supo elevarlo y por el que su lucha fuera ganando a pelotazo limpio, a celestial gambeta, a sudor, a lágrima viva, ese altar de dios pobre que ya tenías asignado en tu paso terreno.

Lo complejo a partir de lo sencillo, una pelota de fútbol, un potrero algo de barro inmemorial y tu zurda fantástica; no hizo falta más, solo eso. Y comenzó el antes y el después de una era signada por tu nombre, del poema y la canción y esa increíble jugada que terminaba en gol. Esta sencilla y simple comunión hizo de un niño de potrero un dios de adoración.

Diego Armando Maradona, no te llevaste nada, tal cual viniste, acá dejaste el tremendo talento de tu zurda prodigiosa, acá dejaste la bravura altanera de tu palabra, acá dejaste tu viveza criolla en la "mano de dios", acá dejaste el amor por tu gente, acá dejaste tus ejemplos del como si, del como no, que vos mismo te encargaste de resaltar cuando hizo falta. Acá dejaste los potreros llenos de niños que quieren imitarte, el mundo aprendió y veneró tu nombre en cada genialidad en cada gol en la cancha, el mundo recibió esa inmensa dosis de alegría y felicidad que diste por amor sin esperar recompensa, como debe ser, hacerlo porque sí, diría mi madre.  ¡Vaya que hiciste bien sin mirar a quien!

En realidad, los que acá quedamos todavía, si que perdimos, hemos de extrañar la alegría y felicidad que nos hiciste vivir a fuego y que dejaste así marcadas en nuestro corazón. Con vos, se fue también parte de nosotros, eso que nos hizo gritar hasta enronquecer cada gol, vibrar hasta la lágrima con tus firuletes magistrales, y como todo genio  que fuiste, yo digo, te digo y alabo una vez más: Qué bien, qué extraordinaria tu última jugada. Solo como viniste, quizás regresando al potrero, al niño que siempre fuiste, te dormiste soñando hacer tu mejor gol y desde un costado irreverente, le partiste la red al arco de la vida por tu  orgullo y por tu gente. 

¡ADIOS DIEGO!

EL AUTOR. JULIO OLIVERA CHAZARRETA. Músico, compositor, escritor. Fue declarado Ciudadano Destacado por su trayectoria e incansable aporte cultural al Pueblo de La Rioja por el Consejo Deliberante Ciudad de La Rioja.. Recibió numerosos premios desde su juventud. Es autor y compositor de más de 300 canciones folclóricas y melódica. Fundador e integrante del Dúo Huayra Canto, el Trío Coplerío. Integrante de los conjuntos folclóricos Flor de Cardón, Nuevos Rumbos y Los Luceros, entre otros. 

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