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Cultura Para los más pequeños

El buscador de estrellas

Otro cuento para 1591 Cultura + Espectáculos de la escritora rosarina Sarah Mulligan

Lucía y Felipe se conocieron una noche de Luna curiosa, de esas en las que la Luna se pone más redonda y más blanca, como una lámpara, para ver mejor las cosas que suceden en el mundo.

Lucía se había mudado ese mismo día. Enseguida supo que el balcón de su casa nueva sería el lugar especial para escribir los poemas que le sucedían en el corazón.

Felipe era un buscador de estrellas y todas las noches se apropiaba del cielo con el catalejo que el tío Lucas le regaló.

Esa noche, Lucía descubrió a la Luna, llena de luz, y en su corazón nació un poema.

Esa noche, Felipe descubrió a Lucía, llena de poesía, y la vio brillar como una estrella.

Esa noche, la Luna conoció a Felipe y a Lucía y al verlos juntos supo que estaba ante un mundo dentro del mundo.

Felipe cantó para encantar a Lucía. Pero Lucía estaba encantada con la Luna y la poesía cantaba adentro suyo mucho más fuerte que la voz de Felipe. Por eso no lo escuchó.

Felipe se desencantó. Pero sabía que hay estrellas que titilan de una manera distinta, y que su corazón titilaba de manera distinta cuando estaba ante una de ellas. Así que dijo: "¡Manos a la obra!". Y corrió a buscar unas cosas.

Al rato apareció con una pelota y una escalera. Por la escalera bajó del balcón hasta el jardín; con la pelota se puso a jugar para llamar la atención de Lucía. Hizo toda clase de piruetas pero Lucía ni lo miró.

- ¿Qué ve que no me ve?, se preguntó Felipe.

Entonces, Felipe vio a la Luna, y después vio a su pelota; y supo que su pelota, tan redonda y tan blanca como aquella, no tenía su brillo ni su dulzura para despertar poesías en el corazón de Lucía.

Felipe se desencantó. Pero miró a la Luna y supo que si la miraba encontraría el camino para llegar a Lucía. Con la ventanita del catalejo se apropió del cielo y, por un rato, de la Luna. Hasta que tuvo la respuesta.

Felipe dijo: "¡Allá voy!" y, peldaño a peldaño, subió la escalera de la poesía hasta llegar bien alto. Le dijo: "Con permisito" a la Luna y la alzó entre sus brazos pequeños.

Con el mismo cuidado y la misma escalera subió los peldaños hasta el balcón de la vecina nueva. Le dijo: "Con permisito" a Lucía, y le puso la Luna entre sus brazos pequeños.

Felipe y Lucía se conocieron aquella noche de estrellas nuevas en el cielo, cuando la Luna curiosa se puso más blanca y más redonda para ver mejor las cosas que sucedían en el mundo. Y fueron un mundo dentro del mundo, unidos para siempre en la poesía.

           

SARAH MULLIGAN es escritora e ilustradora de Literatura Infantil y Juvenil y disertante. Miembro de Número de la Academia de Literatura Infantil y Juvenil. Corresponsal de ALIJ en la ciudad de Rosario, Pvcia. de Santa Fe. Vocal de la comisión directiva de ALIJ. Es autora de los libros: "El Niño De Los Ojos De Río Y Otros Cuentos", "El Niño Del Corazón De Fuego Y Otros Cuentos", "¡Al Agua, Patos!" y "Bernardita, La Estrellita". En 2019 obtuvo el Primer Premio de la Academia de Literatura Infantil y Juvenil –ALIJ- de Argentina en el Certamen de Ensayos en Homenaje a Liliana Bodoc y disertó sobre el tema en la Biblioteca del Congreso de la Nación. En 2014 recibió el 2º Premio en el Concurso Literario "CON SO DIS" por su cuento: "La niña del cisne". Web: www.sarahmulligan.com.ar // Facebook: Los Cuentos De Sarah Mulligan // Linkedin: Sarah Mulligan // Blog: loscuentosdesarahmulliganmini.blogspot.com.ar

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