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Deportes Historia

Darío Scotto: jugó en Boca con Maradona y Caniggia, brilló en Rosario y hoy tiene una pinturería en el Mercado Central

Tiene 51 años y se alejó del ambiente del fútbol. Surgió en Platense y dejó buenos recuerdos en todos los clubes por los que pasó. Ahora se mueve en el rubro de la comercialización de pinturas y habló con TN Deportivo.

En la memoria de los futboleros, el nombre de Dario Scotto nunca va a pasar inadvertido porque se destacó en todos los equipos en los que jugó y, además, porque fue uno de los delanteros por los que apostó Boca en 1995 en la temporada en la que Diego Maradona volvió a vestir los colores azul y amarillo.

Scotto se inició en Platense, donde jugó como profesional desde 1987 a 1992. Allí sus goles quedaron en la retina de sus hinchas porque cada grito era un respiro para escaparle al descenso, que siempre amenazó al Calamar. "Platense es mi segunda casa por nueve años. Me dio la oportunidad de ser un jugador de fútbol", le dijo el exgoleador a TN Deportivo.

Luego de las grandes campañas en Platense, con tan solo 22 años, Scotto se fue a jugar a la Liga Española. El Sporting de Gijón puso la mira en ese goleador que sobresalía en un pequeño equipo del fútbol argentino. Y le fue muy bien. Es más, los directivos del club asturiano lo quisieron retener, pero la distancia que lo separaba de sus seres queridos pudo más que la oportunidad de lograr un despegue profesional. "Me quise volver, me había puesto de novio, hablaba por teléfono cuatro minutos por día con ella, hoy no me volvería. Me costó mucho esa salida, y no la aguanté", reconoció.

Tras un paso breve por Necaxa de México, la pasión de Rosario Central lo cautivó y llegó finalmente de la mano de Pedro Marchetta. En el Gigante de Arroyito todavía siguen recordando su gran paso: se transformó en un símbolo del equipo, tuvo como compañeros al Negro Palma, al Pato Abbondanzieri y a Chacho Coudet, jugó 68 partidos y convirtió 24 goles.

Fue tan pletórico su paso por Central, que Boca lo tentó para sumarse al equipo de Diego Maradona. A pesar de que no era de la preferencia del "10", Scotto llegó al Xeneize y fueron muchas las veces que ingresó desde el banco de suplentes para salvarle la ropa al equipo que por entonces dirigía Silvio Marzolini.

Allí solo convirtió 7 goles y el más recordado lo hizo el día del regreso de Maradona a la Bombonera como jugador de Boca, por la novena fecha del Apertura 1995, en aquel partido en el que Diego discutió con Julio Toresani y lo desafío al pelearse en Segurola y La Habana. El partido ante Colón parecía que terminaba sin goles. Scotto había reemplazado a Manteca Martínez y en la última jugada decretó el triunfo xeneize con un gran cabezazo.

"A mí Boca me tira de chico porque siempre fui hincha. El día que llegué yo, llegó Diego. Me cambié al lado de mi ídolo, fue bestial. Era verlo a Diego y admirarlo. Tuve la dicha de ser la delantera de Boca, con Caniggia, Maradona y Scotto, y eso no me lo va a quitar nadie", cuenta.

¿Pero cómo es la vida actual de Darío a sus 51 años? Aprovecha para estar cerca de su familia y de asesora a su hijo Iker, que está jugando en las divisiones inferiores de Banfield. Además, se encarga de administrar dos pinturerías, una ubicada en Parque Avellaneda y la otra en el Mercado Central.

Junto a su socio Gustavo están siempre dispuestos a asesorar a sus clientes, con un emprendimiento de pinturas ecológicas. Además de ser un medio de vida, las pinturerías le permiten poner la cabeza en otra actividad, que lo ayuda a despegarse de la pasión que siente por el fútbol.

De aquellos gritos y esta vida diferente. Ya sin el arco entre ceja y ceja, pero con el propósito de darle color la vida a la gente. Es Dario Scotto, el que hacía goles de todas las tonalidades: "El azul y amarillo, para pintar el corazón".

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