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Cultura Lecturas

Una mujer, todas, o ninguna

Una reseña en el suplemento 1591 Cultura+Espectáculos para el libro "Mujeres de barro -creíste que eran-" de la escritora Cecilia Collazo.

Por FERNANDO VIANO

La poesía de Cecilia Collazo es como un rayo en la oscuridad: resplandece, fulgura, ilumina. Y, al disiparse en lo profundo de la noche, deja una estela, el indicio de algo que ya no está, el rastro de algo que pasó, la señal de algo que estuvo allí y que ahora es le herida de una incertidumbre, cicatrizando una duda en la perplejidad de lo extraordinario que subsiste en el fragor de lo inmediato que sorprende, que obliga a abrir un poco más los ojos para que entre toda esa luz y ya no se nos escape. 

La poesía de Cecilia Collazo es, al mismo tiempo, una verdad irrefutable y el desgarro de lo que no se puede sujetar. El vuelo inquietante del colibrí, y la sensación de lo efímero aleteando luego en lo imperceptible del aire, allí donde queda el contorno de lo posible en la dimensión de lo etéreo. O las formas del barro, antes del aguacero, antes de que el barro vuelva al barro, antes de que creamos que el barro es barro, en lugar de sopesar lo fundamental de su espíritu en la medida de sostén de los pasos que damos sobre el contorno del suelo que pisamos. 

¿De dónde venimos si no es del barro? ¿De quién, sino de la mujer? ¿Hacia dónde, si no fuera hacia la poesía?

Quizás, quizás no, algunas de estas preguntas tengan su respuesta en "Mujeres de barro -creíste que eran-" (Ediciones la yunta, 2001). Y es que no hay pretensiones de dilucidar en la palabra de Collazo, pero es justamente su palabra la que provoca una disrupción, una interrupción súbita, una abertura brusca hacia una nueva instancia en que la reflexión -como forma de pensamiento introspectivo- resulta una manera sustancial de emprender ese camino en donde pueden caber multiplicidad de sensaciones, pero donde no hay ni un mínimo resquicio para la indiferencia. Y es que, sumado a todo lo dicho ya, la poesía de Collazo conmueve, sacude, estremece, perturba. Una constante que, en su anterior trabajo "Urgencias de encierro", ya se dejaba traslucir: "la intensidad de lo dicho apabulla, oprime, angustia, en muchos casos. Y en otros, suelta la calidez de una tenue esperanza, de un posible renacer que ancla las expectativas de subsistencia de la especie en la cosa sencilla, donde le florece al manzano una flor de su ser" (Antiprotocolos - 1591 Cultura+Espectáculos - Julio de 2020). 

La intensidad del decir sigue siendo la misma. Igual la contundencia. Pero hay, además, un grito ensordecedor. Desde adentro, desde las entrañas, desde el dolor hacia la liberación, hacia el desplegar el vuelo. Sin estridencias, pero con absoluta determinación. Con esa determinación que implica, siempre, disipar la duda iniciática: Tantas mujeres / en / un solo cuerpo, / ¿cómo / pueden caberme?

Mujeres de barro -creíste que eran- está dividido en cuatro partes. Y a cada una de ellas, la también escritora Valeria Sardi, las explica con certeza. "La primera parte, 'De la simple osadía', nos presenta poemas que son como pequeñas pinceladas, detalles, imágenes íntimas, sutiles y singulares de mujeres donde se observa, claramente, el planteo del desdoblamiento que ya está en el poema inicial. La segunda parte, 'De las trazas, trozos', nos introduce en el universo del cuerpo, el dolor, las ausencias, el paso del tiempo y la enfermedad, pero también tomamos contacto con los saberes o experticias salvajes de nuestras ancestras de la madre tierra que nos enseñan a vivir de otra manera o a encontrar respuestas donde pareciera ser que no las hay. La tercera parte, 'Del deseo deseante', nos presenta poemas que hablan de los deseos, de las luchas, de cómo hemos resurgido de las cenizas. La cuarta parte, 'De la otredad del día', es donde los poemas se hacen escritura, es decir, donde la escritura y la reflexión sobre ella tiene un lugar central en tanto práctica y experiencia que constituye su identidad de mujer poeta.  

Identidad, puede ser aquí, la palabra clave. O en palabras de la propia escritora: "en limpio: sólo una mujer, que quiere vivir". ¿Pero cuántas mujeres pueden caber en el cuerpo de la poeta? Una, todas, o ninguna. Una, desde su individualidad, desde su experiencia personal trazada en lo cotidiano de los días, en la perspectiva del tiempo. Esa que en la abertura del cuerpo lleva el mundo. Todas, desde lo colectivo compartido como migajas de un pan del que se alimentan las aves antes de emprender el vuelo, antes de surcar el aire. Esas: "Mujeres de barro / creíste que eran / y que con la lluvia / se desarmarían, / sin embargo / fueron piedra y llano, / cántaro y tormenta, / mujeres de hierro / corazón de luna. Esas: las que se reconstruyeron y se reconstruyen. Y ninguna. Porque Collazo sobrepasa los límites de lo estereotipado, va más allá de lo concebido, de lo esperado. Se quita las vestiduras, se rasga la piel, se despoja del género. Vuelve a nacer en la poesía. Poeta. Vuelve a ser. Y se autodetermina: "Emprendí / el momento de la luna, / para ser noche y recomenzar", afirma. Pero no se queda allí, sabiendo, a conciencia pura, que puede sobrepasar, incluso, su propia autodeterminación: "Ay sustancia / secreta, goce puro / de mi alma, / eso soy". 

Volviendo a Sardi, "Mujeres de barro -creíste que eran-, es una invitación a dejarnos tocar por las experiencias de mujeres hechas escritura, poesía, palabra mínima que deja huella en nuestros cuerpos de lectoras, lectores y nos interpela a tomar la palabra y decir, nosotras también, quiénes somos o quiénes deseamos ser. Escribir para decir, escribir para contar nuestras historias de mujeres, escribir para gritar, escribir para dar lugar a la pregunta sobre nuestra identidad en constante transformación y metamorfosis, escribir para ser".

Cecilia Collazo es a través de la poesía. O, mejor dicho: a través de la poesía se deja ser. Una mujer, todas, o ninguna. Barro, tal vez. Pero también piedra y llano, cántaro y tormenta, hierro, luna. Una mujer, todas, o ninguna. Pero ella, siempre ella. Poeta.

LA AUTORA. Cecilia Collazo es Maestra Normal Superior, Profesora en Psicología, Licenciada en Psicología, Esp. en Psicología Clínica y Psicoanalista. Libros publicados: ¿Qué escucha un analista? Grama Ediciones. Buenos Aires, 2007. Psicosis y autismo infantil (Conceptos fundamentales y problemas clínicos). Editorial Letra Viva. Buenos Aires, 2013. Poética Despiadada. Editorial Imaginante. Buenos Aires, 2013. Éxtimos. (Cuentos, relatos y micro-cuentos). Editorial Imaginante. Buenos Aires, 2013. La Rosa de Cobre. Ensayo Poesía y Psicoanálisis. Letra Viva. Buenos Aires, 2014. ¡Viva Poesía! Poesía interactiva para niños. Sus más recientes libros de poesía, Urgencias de Encierro (2020) y Mujeres de barro -creíste que eran- (2021), fueron publicados por Ediciones la yunta.

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