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Cultura Historia viva

Memorias de vagonetas vacías

El pueblo minero de Chilecito, tuvo valor y vida propia acompañando el progreso avasallante que tuvo lugar junto al Cablecarril, enmarcado en una época de escasos recursos para tanto valor humano, como oro transportado.

Por SARA GONZÁLEZ

"LA HISTORIA ES NUESTRA Y LA HACEN LOS PUEBLOS" (Salvador Allende)

A lo largo de la historia minera y en circunstancias del olvido, cual manto blanco, quedaron en las vagonetas del que fuera un poderoso Cablecarril, memorias resguardadas por el silencio y el viento que en ocasiones agita suavemente sus venas de acero. Y en ese sendero que dejaron los heroicos mineros del icónico Cablecarril… tomo la palabra, para buscar entre pocas crónicas, y más historias que han girado cual hojas al viento, de generación en generación. Narrar la magia…y las penas que significó vivir en ese Chilecito de 1905, cuando daba sus primeros pasos la minería, increíble y creciente industria que abrió caminos a pasos agigantados, para la república, en una Rioja tan joven y maravillada ante su propia riqueza natural.

El valor a nivel minerales y como montaña madre, albergue eterna de vertientes, rica en su vegetación autóctona, es sin dudas indispensable para la vida útil de los que allí habitan. Famatina, tiene su origen desde la población prehispánica, quienes le dieron el nombre de Wamatinas. Su pueblo originario, la etnia Diaguita. Más tarde fue hispanizado a Famatina. Descubierta luego, como dueña de oro, plata y demás metales explotados por casi dos décadas, a través del Cablecarril.

Existe tras esta osada obra arquitectónica, un capitulo silencioso, casi entre penumbras en las crónicas de la historia de Chilecito, papiros de una memoria olvidada, en la cual centenares de mineros fueron los heroicos protagonistas, que día a día dieron impulso a esta enorme estructura, y también dejaron impresas sus huellas, con nombre propio en enormes libros administrativos, escritos a mano con pulcra y perfecta letra. No fueron los más beneficiados pero sin embargo el valor expuesto en el trabajo que humanamente eran capaces de sostener, equivalía exactamente a las toneladas de oro que extraían del socavón que la codiciada Mexicana entregaba en sus manos. Las horas de trabajo constaban en teoría de 8, con el incremento que hacía en ellas el ascenso a la estación correspondiente, el cual era realizado a lomo de mula, caballo o burro. En cada estación los obreros permanecían por 15 días, y al final de dicho tiempo, se realizaban intercambios de cuadrillas, para sostener un relevamiento sin perdidas en la explotación continua. El cable aéreo podía transportar 25 toneladas por hora, en sentido descendente. Casi en paralelo a la estación dos, el Durazno, se hallaba la planta de fundición, donde llegaba el metal precioso con un corto desvió y luego retomaba nuevamente a su ruta, para llegar a los vagones del tren, en la estación uno.

No se registran muchos relatos sobre el minero y su vida como tal, por diversos motivos. Eran un tanto silenciados por los ingenieros y personal jerárquico de la época, en pos de preservar la dinámica constante y estricta del trabajo, no permitían el dialogo abierto sobre las cotidianas experiencias sucedidas en las estaciones. Tampoco existían en aquellos años leyes laborales que permitieran el cuidado del trabajador, ni sindicatos que los ampararan en el desempeño y cumplimiento de responsabilidades adjunto a derechos. No obstante toma importancia el bienestar de quienes allí se desempeñaban como trabajadores, por quien fuera el principal impulsor de la construcción del Cablecarril: el Dr. Joaquín V. González. El mismo lo realizó a través del Ingeniero Juan Bialet Masse. A quien encargó un informe exhaustivo sobre la clase obrera, con un panorama objetivo y real. Escribió en aquellos años Bialet Masse: "No se curan las llagas ocultándolas o velándolas a la vista del cirujano, por un pudor mal entendido: es preciso, por el contrario, presentarlas en toda su desnudez, en su verdad, manifestando sus antecedentes con toda sinceridad para aplicarle el remedio conveniente…" con el informe tan crudo y sin ediciones que den lugar a malas interpretaciones, fue claro con respecto a los padecimientos de la clase obrera, y su marcado interés en los mineros. El Dr. González estaba profundamente interesado en darle un marco legal al desempeño laboral, y a través del Código del Trabajo, su intención quedó detallada. Más tarde, el mismo Dr. González redactaría reformas sobre leyes de minerías, adoptadas en 1897.

Además de las condiciones poco favorables que enfrentaban los mineros, también intervenía el factor pseudo pandémico que ataco al país en aquel entonces, la tuberculosis se cobró familias enteras, no solo por la falta de tratamientos certeros, también las circunstancias facilitaban los contagios masivos, como el hacinamiento en el cual vivían, esto causó estragos en la población. Entre los que se encontraban los obreros.

Las peripecias de los peones mineros, mecánicos, albañiles, herreros, maquinistas, barreteros, foguistas, todos ellos sin distinción eran presos penosos de las inclemencias del clima, la falta de descanso correcto, el oxígeno y el alimento que no siempre estaban a la altura de sus necesidades, convirtiendo el esfuerzo humano en el costo más alto que el progreso de Chilecito se cobró. 

El trabajo artesanal del pico y la pala dejaba extenuados al final de la jornada a los hombres, bajo la luz de las velas realizando por horas el trabajo, minuciosamente. Las edades rondaban entre los 20 y 35 años, cuando llegaban a los 40 años en promedio estos obreros estaban naturalmente bajo la jubilación de sus fuerzas. Con una exigencia física constante, incluso las necesidades básicas, como lo eran el agua, no estaban debidamente inspeccionadas y viables para saciar la sed. Bialet Masse marca el estado de la misma… "la lengua se me pega al paladar y pido agua, me traen un líquido lleno de moléculas de mineral en suspensión; tiene el aspecto gris del agua de los lavaderos de carbón. (…) pregunto si no hay otra agua y me contestan que no, que esa es la que beben. Aquellos muchachos agotados, lo están por el veneno, no puedo menos que protestar y protesto (…) y así otra mina, y otro socavón con idéntico panorama". Con estos ilustrativos informes donde Bialet Masse no solo se encargó de experimentar en primera persona, el cotidiano trajín de los mineros, además dejaba absolutamente expuesta a la vista del Dr. González la realidad que mostraba las necesidades urgentes a solventar. Con las diferentes intervenciones de su informe se pueden observar, además el padecimiento de las familias tras una perdida. Describe la muerte de un Apire, aplastado por su carga. "Lo sacaron, lo enterraron por cuenta de la compañía y hasta otro. Un padre sin hijos, un hijo sin padre, una mujer sin marido; la ley que manda indemnizar no reza allí…" Era contundente y exponencial Bialet Masse. Marca en sus informes de manera interesante el contraste, entre el trato bueno a los obreros, más no la justicia laboral, y  sugiere reducir las horas de trabajo.

Cada estación contaba con un cocinero disponible, y las anécdotas traspasadas entre generaciones vigentes de aquellos valerosos hombres, cuentan que la carne era traída desde Santa Fe, y era exigido el consumo de la grasa interna del caracú, para conservar el calor en el cuerpo, a través de su ingesta y combatir de esta manera las bajas temperaturas. Son innumerables las historias, y memorias entrelazadas a leyendas que probablemente jamás saldrán a la luz, pues forman parte de capítulos atravesados por el dolor, y arduo trabajo en pos del progreso, que simplemente al observar al guerrero dormido, del Cablecarril, puesto en valor como patrimonio nacional, y admirado como un museo enorme a cielo abierto, muchas veces resulta imposible dimensionar todo lo que además quedo en el silencio, tras las huellas que trazaron su historia.

Además de las pruebas fehacientes escritas, con respecto al análisis humano minero, en el trabajo que ejecutara Bialet Masse, también resulta sumamente valioso el material fotográfico que habla con tanta o más fuerza que las palabras, ya que por los inicios de la construcción del Cablecarril, arriba a Chilecito el Ingeniero Max Cooper. Era este un inglés, que llegó como Auxiliar de Ingenieros, su mayor experiencia consistía en Ferrocarriles, tanto en Argentina como en Uruguay. Era este Ingles amante de la fotografía, y como tal cargaba con él a su llegada, un equipo fotográfico. Y fue de su mano y a través de la lente que inmortalizó la historia, congeló el tiempo en una enorme cantidad de imágenes, captando expresiones de los mineros, momentos cotidianos, maneras de trabajo pesado, situaciones de camaradería, paisajes intervenidos por explosiones y construcciones de ensambles perfectos. La colección fotográfica estuvo dormida por décadas, hasta que finalmente vieron la luz, gracias a la generosa donación de su familia, luego de su muerte, convirtiendo el material fotográfico en un tesoro, impreso en forma de libro que actualmente se disfruta en el museo de la estación Uno, Chilecito. Prontamente se espera dejarlo a resguardo para evitar la pérdida del único material que cuenta con imágenes de un valor histórico, que recorren un túnel en el tiempo para volar sobre sus páginas, al pasado con gloria y al mismo tiempo penurias en igual medida.

Por 20 meses permaneció Cooper entre las montañas y la construcción del Cable Carril, ejerciendo en su trabajo y sobre todo dejando el brillante material fotográfico, que permite a turistas y habitantes, disfrutar hoy, de un momento participativo único en los días del Chilecito Minero.

El presente heroico del Famatina y Chilecito hermanados, en el compromiso de preservar  su naturaleza, el agua y la riqueza que ambiciosamente aún se busca explotar a cielo abierto, convirtió a La Rioja en una Provincia que marcó antecedentes imponentes, expulsando en la última década a cuatro Mineras.

BARRICK GOLD. Minera Canadiense, que inicio sus tareas en La Rioja en 2005, en mayo de 2007 anuncio su retirada.

SHANDONG GOLD. La firma China intento iniciar su desembarque en el 2010.

OSISKO MINING. La empresa Canadiense suscribió un contrato en el 2011, y fue prorrogado, finalmente en julio de 2013 rescindió el mismo.

MIDAIS. La compañía Salteña sin experiencia en el rubro, se expuso firmando un acuerdo que no fue viable.

Es posible que las memorias no sean fidedignas al pasado vivido en cuerpo, espíritu y alma de aquellos estoicos mineros, mas algo es claro, la garra de su pasado continua vigente, cual almas encalladas entre vagonetas y mesetas montañosas, resguardando un pasado que exige la maravilla de la ingeniería civil, más larga y alta del mundo, el Cablecarril, dormido hoy, tras haber rugido su poder por dos décadas. 

PERLITAS Las estructuras de las estaciones, incluyendo sus torres y tensores, pesan alrededor de dos mil toneladas.Entre las estaciones 4 y 5 se construyó un túnel de 159 metros, para lo cual se dinamito 3500 metros de roca.Para nivelar el terreno de la Estación 7, fueron utilizados 70 cartuchos de dinamita, que fueron detonados en simultáneo.Para darle nivel a la estación 4, se dinamito 55 mil metros de roca.Los datos de 204 trabajadores, quedaron a resguardo en el Museo del Cable Carril. En su mayoría fueron Riojanos. 14 Pertenecían a otras provincias, y 7 eran extranjeros.

INFO TURISTICA

Museo Cablecarril. Visitas guiadas.

De Lunes a Domingos de 9 hs. A 18hs.

Para excursiones. Salir del Cráter.

Cel.: 3825679620/ 3825679625

En Instagram. Salir de cráter.

Mail: Salirdelcraterevt@gmail.com

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