Mauricio Donaire descubrió la pintura casi por casualidad, pero aquel encuentro terminó marcando su destino. Autodidacta en sus primeros pasos y luego formado en talleres y en el I.S.A.C., el artista riojano fue encontrando en el lienzo un espacio de libertad donde pudo expresarse sin trabas. “Cuando entendí que era mi voz, que podía hablar con fluidez sin abrir la boca, todo cambió”, asegura. Con un tono melancólico y confesional, Donaire construye una obra que no busca lo comercial ni lo ornamental, sino lo humano en su estado más crudo. Hoy transita una nueva etapa, con la necesidad de salir de sí mismo, expandir el lenguaje hacia otros cuerpos y experimentar con nuevos soportes y disciplinas.
¿RECORDÁS LA PRIMERA VEZ QUE TUVISTE CONTACTO CON LA PINTURA O CON EL ARTE EN GENERAL?
Sí, fue casi de casualidad. No tuve un acercamiento planificado, sino más bien un descubrimiento inesperado que terminó marcando mi vida. Desde ese momento sentí que la pintura era un lugar donde podía expresarme sin trabas.
¿HUBO ALGUIEN EN TU FAMILIA O EN TU ENTORNO QUE TE ACERCARA A ESE MUNDO, O FUE UN DESCUBRIMIENTO MÁS PERSONAL?
Fue algo personal. Mi familia no estaba ligada directamente al arte, pero me apoyaron en el camino. El encuentro con la pintura fue más íntimo, casi como si me hubiera estado esperando, como si fuera el destino mismo. Siento que tengo tantas flaquezas, pero a su vez no, una de ellas es mi habla, tengo tartamudez desde niño, pero con la pintura lo veo desde otra mirada. Me siento agradecido con todo.
MENCIONASTE QUE TU FORMACIÓN FUE MAYORMENTE AUTODIDACTA: ¿CÓMO FUE ESE CAMINO DE APRENDIZAJE?
Fue un camino de ensayo y error. Aprendí mirando, probando materiales, equivocándome y volviendo a intentar. Con el tiempo tomé talleres, estudié en el I.S.A.C. y recibí consejos valiosos, pero la base de mi aprendizaje fue estar solo frente al lienzo.
¿QUÉ ARTISTAS O REFERENTES TE MARCARON ESPECIALMENTE EN TUS PRIMEROS AÑOS?
Principalmente siempre me atrajeron artistas figurativos: Lucian Freud, Egon Shiele, Kubin, Ressendi. Todos ellos maestros que supieron enseñar lo más crudo del ser humano a través de la pintura.
¿EN QUÉ MOMENTO SENTISTE QUE LA PINTURA PASABA DE SER UN INTERÉS A CONVERTIRSE EN TU FORMA DE VIDA Y DE EXPRESIÓN?
Cuando entendí que era mi voz. Con la tartamudez siempre tuve límites para expresarme, pero al pintar descubrí que podía hablar con fluidez sin abrir la boca. Fue un quiebre: ahí comprendí que la pintura no era un pasatiempo, sino la manera más honesta que tengo de existir.
¿CÓMO INFLUYÓ TU LUGAR DE ORIGEN Y TU CONTEXTO EN ESOS PRIMEROS PASOS COMO PINTOR?
Hay una frase de Nicolás Cuello que llevo conmigo y que explica el contexto que me atraviesa, el cual es una mezcla de contradicciones, gula y ayuno: “Vivo agotado y acelerado al mismo tiempo. Siento miedo y entusiasmo, ilusión y desencanto. Arriba y abajo, todo junto al mismo tiempo”. Esa intensidad aparece también marcada en mi obra.
TU TRABAJO PARTE DE LA EMOCIÓN MÁS QUE DE UNA IDEA DEFINIDA: ¿CÓMO ES ESE PROCESO DE TRANSFORMACIÓN DE LA EMOCIÓN EN IMAGEN?
Todo tiene un punto de origen, y en mi caso siempre fue la melancolía. Pinto desde ahí, desde lo más crudo. Es una necesidad vital: como si al abrir una herida encontrara alivio. Abrazo la melancolía y la transformo en imágenes. No me interesa embellecerla, sino mostrarla como es y, a la vez, convertir lo feo en algo que pueda conmover.
¿PODÉS CONTARNOS UNA OBRA EN LA QUE EL RUMBO HAYA CAMBIADO MUCHO DURANTE EL PROCESO, CASI COMO SI LA OBRA DECIDIERA SOLA HACIA DÓNDE IR?
Me ha pasado que con el tiempo he ido resignificando obras a raíz de mis días y vivencias, y me parece fascinante hacer eso, darle otro tinte a lo que conté en su momento, movido por el contexto en el que vivo. Es una labor importante para toda obra. A veces siento que es la obra que me guía a mí y no al revés.
CUANDO LA EMOCIÓN INICIAL NO ESTÁ CLARA, ¿CÓMO HACÉS PARA ENCONTRAR ESA CHISPA QUE DESENCADENE LA OBRA? ¿TENÉS RITUALES O RUTINAS?
Como dije anteriormente, me gusta indagar en los pensamientos y situaciones más negativas para poder crear como si fuera un actor que tiene que interpretar un papel. Ese acto se volvió fundamental en mi obra.
DESPUÉS DE MUCHOS AUTORRETRATOS, ESTÁS EXPLORANDO NUEVAS FIGURAS Y ESCENAS: ¿QUÉ NARRATIVAS O HISTORIAS QUERÉS CONTAR CON ESA ETAPA?
Es algo que todavía sigo pensando. Me llama mucho la idea de representar la cotidianeidad. Durante mucho tiempo me miré a mí mismo, pero ahora quiero expandir ese lenguaje hacia otros cuerpos y rostros. Quiero volver a complicarme la vida y hacer retratos más complejos, no en el aspecto pictórico sino en cuanto a cambiar mi género pictórico. Salir de lo autorreferencial.
TAMBIÉN MENCIONASTE TU INTERÉS POR LO INTERDISCIPLINARIO (FOTOGRAFÍA, INSTALACIÓN, SONIDO): ¿CÓMO IMAGINÁS INTEGRAR ESTOS LENGUAJES CON LA PINTURA?
Todavía no lo tengo claro, creo que es muy a futuro. Siempre me interesó la fotografía que aborda los tópicos que me atraen, Robert Ballen es uno de mis preferidos, cómo se puede representar lo grotesco en algo bello, eso también es algo que tomo para mi obra, aquello que nos rehusamos a ver. Creo que integrar la fotografía me podría abrir otros caminos y seguir trabajando lo emocional más ampliamente.
¿QUÉ MATERIALES O TÉCNICAS TE RESULTAN MÁS DESAFIANTES HOY? ¿HAY ALGUNA QUE TE INTRIGUE EXPLORAR MÁS A FONDO?
Empecé con acrílico y después me animé al óleo, que al principio me imponía respeto. Hoy es mi técnica predilecta, aunque tengo ganas de volver al acrílico para recuperar cierta frescura y trabajar otra vez en gran formato.
¿CÓMO DECIDÍS EL TAMAÑO Y SOPORTE DE TUS OBRAS? ¿QUÉ CAMBIA PARA VOS PINTAR EN GRAN FORMATO FRENTE A PIEZAS MÁS ÍNTIMAS?
Al principio pintaba en gran formato, con una técnica más suelta, aplicando lo que es la técnica del chorreado. Después me concentré en el retrato y mi pintura se volvió más cuidada, más detallista, y eso me llevó a preferir soportes pequeños. Ahora siento la necesidad de volver a lo grande, a lo corporal, a esa pintura que ocupa todo el espacio.
¿CÓMO MANEJÁS LA FRUSTRACIÓN O LOS BLOQUEOS CREATIVOS CUANDO APARECEN?
Aceptando que son parte del proceso. A veces me alejo del taller un rato, dejo de pintar para calmar. Con el tiempo aprendí que el bloqueo también habla de uno, y que incluso de ahí puede nacer algo nuevo.
DIJISTE QUE, SI SOS HONESTO CON LO QUE SENTÍS, ALGUIEN PUEDE RECONOCERSE EN TU OBRA: ¿TENÉS ALGUNA EXPERIENCIA EN LA QUE LA REACCIÓN DE UN ESPECTADOR TE SORPRENDIERA ESPECIALMENTE?
Sí, me pasó que alguien se emocionó frente a un cuadro mío porque dijo que se veía reflejado en su propia tristeza. Ahí entendí que lo que pinto, aunque nazca de mi experiencia, puede tocar fibras muy personales en los demás.
¿QUÉ BUSCÁS EN ESTA NUEVA ETAPA DE TU PRODUCCIÓN ARTÍSTICA?
Busco salir de mí mismo. Ampliar la mirada. Explorar lo humano en general, no solo desde el autorretrato. Y también jugar con otros lenguajes que complementen la pintura. Será todo un desafío para mí pero es algo que tengo muchas ganas de afrontar y ver qué cosas pueden llegar a salir de este experimento.
¿QUÉ TEMAS TE GUSTARÍA EXPLORAR A FUTURO QUE TODAVÍA NO TUVISTE OPORTUNIDAD DE ABORDAR?
Quizá alejarme un poco de lo que es mi eje central e incomodarme. No es algo que vaya a disfrutar a priori, pero es algo a lo que estoy dispuesto a pasar y que si le meto ganas a lo mejor puedo tomarlo como un nuevo eje central, es decir el cambio de la melancolía.
¿QUÉ LUGAR OCUPA TU OBRA DENTRO DEL ARTE CONTEMPORÁNEO EN ARGENTINA Y EN LATINOAMÉRICA? ¿QUÉ DESAFÍOS VES PARA ARTISTAS QUE NO BUSCAN LO COMERCIAL?
Creo que mi obra ocupa un lugar más íntimo dentro del arte contemporáneo. No persigue lo comercial ni busca ajustarse a modas, sino que nace de una necesidad personal de expresarme. En un contexto tan diverso como el latinoamericano, donde conviven lo experimental, lo político y lo estético, siento que mi trabajo aporta desde lo emocional y lo confesional. El desafío de quienes no buscamos lo comercial es sostenerse: encontrar espacios, visibilidad y reconocimiento sin dejar de ser fieles a lo que sentimos. Pero también creo que ahí está la autenticidad: en mostrar una voz propia, aunque sea más difícil abrirse camino.
SI PINTAR ES TU VOZ, COMO DIJISTE EN UNA ENTREVISTA, ¿CÓMO DESCRIBIRÍAS ESE “TONO” O “REGISTRO” CON EL QUE HABLÁS AL MUNDO?
Es un tono melancólico, intenso, pero también honesto. Es una voz que no busca ser perfecta ni pulida, sino verdadera, aunque sea incómoda.
MIRANDO HACIA ADELANTE, ¿QUÉ METAS O PROYECTOS TE ILUSIONAN MÁS EN EL CORTO Y MEDIANO PLAZO?
Me ilusiona seguir exponiendo, mover mi obra más allá de mi ciudad y dialogar con otros contextos. También viajar y conocer lugares a través del arte. Intento no pensar tanto en el futuro ya que soy una persona ansiosa y me juega en contra, pero esas metas me motivan.
SI TU PINTURA LOGRARA QUE EL ESPECTADOR SE MUEVA A LA ACCIÓN -ADEMÁS DE EMOCIONARSE-, ¿QUÉ ACCIÓN TE GUSTARÍA QUE PROVOCARA?
Me gustaría que invite a mirarse hacia adentro, a animarse a enfrentar lo que duele en cada uno. Si mis cuadros sirven como un espejo para que alguien se atreva a abrirse, creo que ya dejaron huella.
Con la convicción de que la pintura es mucho más que un oficio, Mauricio Donaire continuará explorando caminos que lo desafíen y lo inviten a salir de lo conocido. Mientras tanto, su obra, atravesada por la melancolía y la búsqueda de autenticidad, invita al espectador a mirarse hacia adentro y a animarse a dialogar con sus propias emociones. “Si mis cuadros sirven como un espejo para que alguien se atreva a abrirse, creo que ya dejaron huella”, resume el artista. Una definición que condensa su manera de entender el arte: como un acto honesto, profundo y transformador.