Por Arq. Javier Estrada
Volver a reunir a familias descendientes de Rosarito, en una antigua casa que en algún momento la transitó, fue muy emotivo. Entre tantos saludos y conversaciones familiares, uno de sus parientes expresó: “A Rosarito hay que recordarla no solo un día”. A esa realidad debemos considerarla, como así también recurrir a homenajes en donde las fechas de un nacimiento superen al del fallecimiento. Las memorias y comentarios de la vida doméstica de la Maestra de la Patria, alimentaban el cariño de todos los presentes, y a la vez nos obligaba a pensar en nuestra actual Argentina con su “Decálogo Patriótico”.

En esta oportunidad, la reunión familiar fue de artistas y artesanos con un desarrollo muy personal de técnicas y temáticas que claramente vislumbraban inspiraciones de tiempos y espacios en que les tocó vivir. La apacible pintura del realismo y naturalismo, la reivindicación de culturas tradicionales por medio del tejido, la cerámica y el cuero, la figura femenina representada conforme a símbolos estéticos pasados y presentes; son valores visuales a descubrir.
En la muestra “Simientes”, entramos a vincularnos con las salas permanentes números 1 y 2 donde acercamos obras de las primeras artistas riojanas del siglo XX con especialidades en pintura y escultura. María Raquel de la Vega Ocampo de Vera Vallejo nos sorprende con pinturas realistas de clásicos motivos religiosos y de la vida campestre. Por la fecha de sus creaciones, entre 1914 y 1915, y considerando la primera exposición de pintura realizada en La Rioja por Octavio de La Colina, es María Raquel la primera pintora riojana.

Seguimos en las mismas salas, y su hermana María Esther nos exhibe su virtuosa técnica escultórica figurativa que gracias a sus estudios con el maestro Correa Morales pudo asimilar y demostrar en el grupo escultórico “La Piedad” para el mausoleo de la familia Vera Vallejo, donde están sepultados los restos de la Maestra de la Patria. Por su pasión por la docencia y la esmerada dedicación a su numerosa familia (seis hijos), no continuó con la práctica escultórica inicial, pero dejó técnicas de moldeado de bustos: La niña, La Lavandera, Cabeza de Ángel, y máscaras mortuorias de Fray Bernardino Gómez y de Rosario Vera Peñaloza, exhibida esta última en el Museo MUR.

En la segunda generación, se destacan prodigios artesanos donde el uso del telar y el cuero destacan la admiración de nuestras culturas ancestrales. Encontramos en María Esther Galeano de la Vega de Ocampo tapices de gran factura que, conforme al recuerdo de sus hijas, fueron quizá orientadas por Rosarito en aquellas estancias en las sierras de Córdoba.
Recordar a Tito, Jorge y Alberto Ocampo es, para quien escribe, fusionar memoria visual y auditiva. En lo visual, las delicadas obras artesanales de cuero y plata (Carteras, cintos, rastras, lámparas, etc.-.) fueron reconocidas a nivel internacional. En lo auditivo, escuchar esa especial tonada de los “Ocampo”, donde lo esdrújulo se acentúa al final de sus palabras, es hasta hoy una tonada registrada.

En la tercera generación regresamos a la pintura de la mano de Graciela Vera Vallejo, de Beatriz de la Vega Peñaloza y de Viviana Ocampo Corominas.
En Graciela descubrimos una excelsa artista donde las técnicas de lápiz, pastel, óleo o acrílico son desarrolladas con notable dominio. De temáticas figurativas, el hiperrealismo es su pasión, en donde la niñez y lo femenino es quizá una determinante. Beatriz nos exhibe su vocación por pintar la niñez, una niñez de piel distinta, donde los orígenes afro americanos están presentes. El uso del óleo con líneas impresionistas colorea rostros oscuros contrastando así vivos tonos de ambientes étnicos. El paisaje está siempre presente en pequeños formatos floridos.
Eduardo y Rodolfo Ocampo Galeano regresan a la tridimensión. Eduardo con cerámicas hechas retablos de las calles y construcciones españolas por donde anduvo y supo descubrir que su arte pudo ser sustento de vida. Rodolfo de vocación escultórica más definida estudió en la Universidad de Córdoba, y de allí, parte a mostrar sus pinturas de gran formato, esculturas y artesanías por España y Argentina. En La Rioja fue tres veces seleccionado para obras de gran escala tales como el Monumento al Pesebre y los homenajes al Chacho Peñaloza y a Rosario Vera Peñaloza. De “Barro tal vez”, este profeta actualmente vive en Pipa, Brasil.

Volvemos a La Rioja con Viviana Ocampo Corominas, pintora de permanentes búsquedas. La expresión de un paisaje puede derivar en técnicas muy variadas. El soporte de sus cuadros es el lienzo, pero con la incorporación de elementos orgánicos con terminaciones casi monocromáticas, convierte en tridimensionales su destino final. Por último, está presente la nueva generación. Es Belén Mercado Luna Pereyra, estudiante de la Licenciatura de Artes Visuales de la Universidad de la Rioja, quien ensaya e investiga esa dualidad entre la pintura y los multimedios. De clara referencia contemporánea, rescata y visibiliza otra importante temática: la obesidad como arquetipo materno y la nueva estética inclusiva (La escultura “Venus de Willendorf” (c. 28 000—25 000 a. C. descubierta en 1908) es la sagrada imagen de la fertilidad y como argumentó el influyente psiquiatra suizo Carl Jung , el arquetipo materno ha permeado el «inconsciente colectivo» humano durante siglos en muchas culturas).
SIMIENTES DE ROSARITO
EL LEGADO DE LA EDUCACIÓN DE LA MAESTRA DE LA PATRIA, COMO EN TODA FAMILIA, EMPIEZA POR ELLA. DIFERENTES AÑOS Y HASTA SIGLOS REFLEJAN UN IDÉNTICO CONCEPTO, EN DONDE TRADICIONALES FAMILIAS RIOJANAS LLEVARON CON ORGULLO SU LEGADO DE LA EDUCACIÓN ARTÍSTICA.
LOS “VERA”, LOS “OCAMPO”, LOS “PEÑALOZA”, AMALGAMADOS POR OTROS APELLIDOS QUE CON ORGULLO SELLABAN TANTO EL NOMBRE DEL PADRE COMO DE SU MADRE. DE ESOS LAZOS DE UNIÓN, APARECEN DESCENDIENTES COMO “LOS VERA OCAMPO”, “LOS VERA VALLEJO”, LOS “DE LA VEGA PEÑALOZA” “LOS PEÑALOZA CAMET” LOS “DE LA VEGA OCAMPO”, “LOS MERCADO LUNA OCAMPO” Y MUCHOS MÁS.
A DIFERENCIA DE OTRAS PROVINCIAS ARGENTINAS ESOS DOBLES APELLIDOS NO NACIERON COMO SINÓNIMOS DE UN NIVEL SOCIAL SINO COMO SELLO DE RECONOCIMIENTO FAMILIAR INCLUSIVO, MUY TÍPICO DE LOS “DOBLE APELLIDO” DE NUESTRA LATINO AMÉRICA. EL PADRE Y LA MADRE SIEMPRE PRESENTE EN NUESTROS PASOS. EN ESTA MUESTRA QUIEREN “RENDIR” HOMENAJE A ROSARITO PARTE DE LOS DESCENDIENTES O FAMILIAS QUE POR AÑOS ESTUVIERON JUNTO A ELLA, ESPERANDO QUE CADA OBRA EXPUESTA TENGA SU CARIÑOSA MIRADA DOCENTE DE APROBACIÓN.
GRACIAS, ROSARIO VERA PEÑALOZA POR ENSEÑARNOS A DESCUBRIR “EL ARTE DE LAS MANOS”
ARQ. JAVIER ESTRADA / CURADOR
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