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1591 Cultura + Espectáculos ESPACIO SADE LA RIOJA

Tres poesías

Agustina Salomé Castillo Rivas comparte con 1591 Cultura+Espectáculos parte de su producción literaria.
Agustina Salomé Castillo Rivas

Por Agustina Salomé Castillo Rivas

I

QUEBRANTAMIENTO

Cuando caigo sola y el alma se empaña

todo lo que existe me suena lejano.

El mundo pesa con colores grises,

y la esperanza se esconde en lo opaco .

Pero en ese instante sabes hallarme,

aunque tardes años, llegas con tus tiempos

Y aunque se evaporen mis viejas certezas,

decides elegirme con mis desperfectos.

Caigo en tus brazos cálidos, sin ruido,

y mis partes rotas vas uniendo.

Ahora todo se siente en otra frecuencia,

mi corazón canta con tu silencio.

Cicatrizas con caricias que saben a cielo,

perdonas las huellas errantes de mi historia.

No merezco tanta luz tan suave.

La mirada ausente se vuelve una llama,

ya he tropezado con la hiedra muda

Y si mi ser se hunde en su sombra,

me alzas con manos de eternidad.

Aunque tardes siglos, llegas con sosiego.

No merezco tanto aroma de gracia,

pero tu presencia me envuelve.

II

DESIERTO

Sola en el desierto,

pensando en los detalles,

el silencio sabe a polvo,

y el viento huele a frases olvidadas.

Las piedras guardan ecos

de mis pasos quebrados,

y el sol pinta en mi piel

la ausencia de tus abrazos.

Tal vez sea el momento

de volver a casa.

Sin mapa en las tinieblas,

rodeada de fantasmas,

la noche susurra miedo

con voz de hielo en la espalda.

Pero una chispa tibia

late entre mis sombras cansadas,

y el susurro de tu nombre

acaricia mis mañanas.

Sos la orilla tibia y clara

cuando un río oscuro me arrastra.

Tu paz es un suspiro

que tiene gusto a alabanza,

y en medio del caos

tu voz me canta esperanza.

Era inevitable

todo este derrumbe.

Sos mi refugio,

mi torre entre la bruma,

disuelves mis angustias

como perfume en la luna.

Y enfrentas mis temores

con luz que canta en la herida,

bordando con tus promesas

el tejido de mi vida.

Tu amor tiene el color

de un amanecer que calma.

Cuando el alma se quiebra

como cristal en la tormenta,

recoges cada trozo

y lo haces estrella nueva.

Hoy me arrodillo en el polvo

pero siento en mi interior

el calor de tu mirada

como un fuego sanador.

Y aunque tiemble la tierra

Permanezco firme en la roca.

III

EL LATIDO INVISIBLE

SEl viento guarda las respuestas que no escuchamos,

las palabras que se pierden entre sombras,

el instante exacto en que la luz vuelve,

y la vida se reinventa sin ruido.

La corriente del río murmura entre piedras frías,

guarda el secreto de cuándo el frío se desliza

como un manto gris que envuelve la mañana.

La noche extiende su terciopelo oscuro,

y después se deshace en tonos rosas y naranjas

que escapan como fuego tibio por el horizonte.

El aroma pesado de la tierra seca anticipa

la lluvia que la besa y despierta,

y el suspiro dulce que dejan las gotas

cuando se deslizan por las hojas dormidas.

Conoce el latido sordo del dolor,

ese que pesa en la garganta como plomo caliente,

y también el eco ligero de la risa

que explota como campanas en el pecho.

Reconoce cuándo el “sí” sabe a miel y sol,

y cuándo el “no” se siente frío como hielo

que se derrite lento bajo la lengua amarga.

Mide cuántos abrazos se esconden en el aire,

como nubes de algodón que rozan la piel,

y cuándo el corazón se llena de luz,

como un farol que se enciende en la niebla.

Percibe cuándo la enfermedad se disuelve

como humo que se escapa por rendijas invisibles,

y cuándo los deseos se agitan

como mariposas en un jardín recién nacido.

Calcula el peso exacto del esfuerzo,

esa mezcla amarga de sudor y esperanza,

y la cantidad precisa de lágrimas,

como gotas saladas que se clavan en la memoria.

Siente la melodía que debe tocar,

esa canción que sabe a viento y hojas secas,

y el momento justo para danzar

bajo la lluvia suave que limpia los pasos.

Reconoce cuándo las distancias se acortan,

como ríos que convergen en un mismo mar,

y cuándo las palabras se vuelven viento,

llenando el alma con su eco dulce y hondo.

Lo conoce todo.

No hace falta más que entregarse

a ese ritmo invisible que teje la vida,

a esa voz que no ruge, pero que vibra en cada fibra,

como un latido antiguo y eterno.

LA AUTORA

Agustina Salomé Castillo Rivas actualmente tiene 21 años. Estudiante del Profesorado y la Licenciatura en Letras en la Universidad Nacional de La Rioja. Integra la Sociedad Argentina de Sscritores, donde desarrolla su participación como joven escritora. Primer libro “Encontrando mi identidad” (publicado el 09/07/2024) presentado en la Feria del Libro. Correo de contacto: aguscastillorivas14@gmail.com

SADE SADE LA RIOJA POESÍA
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