Escribe Héctor de la Fuente
Ginés Gonzalez García (74 años) actual ministro de Salud de la Nación es una suerte de "coordinador" de la pandemia de COVID-19. El médico sanitarista abandonó hoy al mediodía (12.39) el elegante sanatorio Otamendi de la Capital Federal, al que ayer arribó por sus propios medios debido a una parestesia (sensación de cosquilleo u hormigueo) distal en su miembro superior izquierdo.
Por ello, y para más controles, de paso, y un chequeo pendiente, quedó internado para una batería de estudios neurológicos, cardiológicos y traumatológicos por 24 horas. El Ministro había sentido un hormigueo en su brazo y debido a ciertos antecedentes traumatológicos acudió a su centro de salud de siempre, que está enclavado en la zona de las clínicas, enfrente de la Facultad de Medicina de la UBA, y del Hospital de Clínicas en cruz.
El veredicto de los médicos fue concluyente: Hematoma subdural laminar crónico en el cerebro como hallazgo en las imágenes de la más alta resolución. Por ejemplo, tomografías computadas.
El Ministro, que es considerado un experto en Salud Pública fue ministro en anteriores gestiones (2002-2007 con Duhalde y Kirchner pero ya antes fue ministro provincial con Cafiero).
La noticia de su internación generó versiones y una lógica preocupación debido a sus antecedentes médicos, su función y por ser una persona en riesgo. ¿Hipertensión? ¿Sobrepeso? ¿Medicación? ¿Stress? ¿Stress político? ¿Antecedentes coronarios? Fueron las preguntas en la calle y en las redacciones.
Sin fiebre y sin síntomas respiratorios, el Ministerio de Salud emitió un comunicado. G.G.G., tal por sus siglas, como algunos cariñosamente lo llaman en el justicialismo, consideró que no era necesario someterse a un hisopado para chequear el asunto Coronavirus.
El Ministro, un compulsivo al trabajo, comenzó a trabajar como siempre. Aún cuando la recomendación médica y el sentido común le diga reposo. El presidente Alberto Fernandez le espetó su consabida frase "Ginés, a cuidarse. Cuidate".
Se sabe, Ginés mismo lo dijo con fina ironía al salir del Otamendi recién: "Tengo dura la cabeza".
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