Sociedad

Catequistas celebraron su jubileo como familia

Fue en el Colegio Sagrado Corazón de Jesús.

Hace unos días, la diócesis de La Rioja vivió una verdadera fiesta de fe con la celebración del Jubileo de los Catequistas, que este año tuvo como lema “Catequistas, sembradores de esperanza”. Convocados por el Espíritu y unidos en la misión de anunciar a Jesucristo vivo, catequistas de distintas parroquias se dieron cita desde las primeras horas del día para compartir una jornada de oración, alegría y fraternidad.
El encuentro comenzó a las 9 de la mañana en las instalaciones del Colegio Sagrado Corazón de Jesús, en la Capital riojana, donde se desarrollaron diversas actividades formativas, recreativas y comunitarias. A lo largo de la jornada, cada parroquia expresó cómo vive la misión encomendada, resaltando que es en la oración y en la Eucaristía donde encuentran la fuerza para seguir adelante. A pesar del cansancio y las dificultades, renovaron su compromiso con la evangelización, convencidos de que su servicio no solo acerca a los niños y niñas al encuentro con Jesús, sino que también abre camino para que las familias enteras crezcan en la fe.
La jornada estuvo marcada por cantos, danzas, dramatizaciones y expresiones artísticas que mostraron la creatividad y el carisma de cada comunidad. Uno de los momentos más recordados fue la interpretación de una canción que invitó a confiar y a renovar la esperanza, con la certeza de que siempre se puede vivir “mejor que ayer”.
Los catequistas compartieron también reflexiones profundas sobre su identidad y misión, recordando que su tarea va más allá de los salones de catequesis: se prolonga en la vida diaria, en el ámbito familiar, en el trabajo y en el compromiso comunitario. “Somos memoria viva de la Iglesia”, expresaron, convencidos de que el catequista también aprende en cada encuentro con los niños, jóvenes o adultos, al descubrir cómo Dios se hace presente en la vida de su pueblo.
La voz de los catequistas fue el corazón del jubileo. Entre ellos, se destacó el testimonio de María Elena Bazán, quien desde hace 34 años ejerce este servicio en distintas comunidades de la diócesis:
“Vivir este jubileo fue hermoso porque se sintió familia, se sintió a la Iglesia como familia. Todo lo compartido —cantos, bailes, dramatizaciones— fue bello y para la gloria de Dios. Ser catequista para mí es ser testigo del amor del Señor y poder darlo a los hermanos, acompañando su crecimiento en la fe. Es una entrega generosa desde el servicio, un gozo inmenso y un don de esperanza”, afirmó María Elena Bazán.
Por la tarde, los participantes se dirigieron hacia la Iglesia Catedral de La Rioja, donde antes de la misa realizaron el ingreso por la Puerta Santa del Jubileo. Allí, el obispo diocesano Monseñor Dante Braida los invitó a presentar al Señor todas sus intenciones, a confiarle aquellas personas que atraviesan momentos difíciles y a orar especialmente por quienes más necesitan la ayuda de Dios.
La jornada culminó con la Eucaristía presidida por el obispo, momento central que reunió a todos los catequistas en torno al altar, renovando su envío misionero como servidores de la Palabra y testigos de la esperanza en sus comunidades.
Con profunda gratitud, los participantes regresaron a sus hogares fortalecidos en la fe y en la alegría de la misión. El Jubileo fue, para todos, un verdadero encuentro de comunión, esperanza y envío misionero, donde se hizo visible que cada catequista es, en verdad, un sembrador de esperanza en el corazón de la Iglesia riojana.

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