Según relataron, la imposibilidad de estacionar frente a los locales provoca que los potenciales clientes sigan de largo sin detenerse. “Nadie va a dejar el auto a la vuelta o en otra cuadra para volver caminando, simplemente no paran”, expresaron.
Los porcentajes de pérdida son dispares: mientras un comerciante estimó una baja del 60%, otro señaló que la disminución ronda el 10%. Si bien algunos negocios todavía no reflejan un impacto significativo, el consenso es que la restricción está generando dificultades crecientes.
Además, remarcaron que la avenida es angosta y que la circulación de vehículos por el carril contrario se complica, ya que los autos quedan muy ajustados en el tránsito diario.