Si buscás una receta fácil, con ingredientes que seguro tenés en tu cocina y que además sea perfecta para compartir en la merienda, este es la opción ideal. Se prepara en minutos, se hornea casi solo y el resultado es un bocado crocante por fuera y suave por dentro que conquista a todos. Una receta casera, simple y rendidora, que te va a salvar más de una tarde.
Para el crumble:
Harina común (000 o 0000): 240 g
Avena: 120 g
Manteca: 200 g
Azúcar Hileret Light: 70 g (equivalente a 140 g de azúcar común)
Para el relleno
Dulce de membrillo: 400 g
Agua caliente: 30 cc
Vino Marsala: 20 cc
Preparación paso a paso
Paso 1: Armar la mezcla seca
En un bowl colocá la harina, la avena y el azúcar. Mezclá bien para integrar los ingredientes.
Paso 2: Incorporar la manteca
Agregá la manteca fría cortada en cubos y deshacela con las manos hasta lograr una textura de granulado.
Paso 3: Preparar el molde
Forrá un molde con papel manteca, añadí la mitad del crumble y presioná para compactar bien la base.
Paso 4: Hacer el relleno de membrillo
En otro bowl, mezclá el dulce de membrillo con el agua caliente y el vino Marsala. Esto va a darle una textura más cremosa y fácil de untar.
Paso 5: Armar la capa de relleno
Colocá el membrillo sobre la base de crumble ya compactada.
Paso 6: Agregar la cubierta
Distribuí el resto del crumble por encima, pero esta vez sin presionar demasiado, para que quede crocante al cocinarse.
Paso 7: Hornear
Llevá a horno precalentado a 180 °C y cociná durante 45 minutos, hasta que veas la superficie dorada.
Paso 8: Dejar enfriar y servir
Retirá del horno, dejá entibiar y sacá el papel manteca. Una vez frío, cortá en cuadrados. Podés guardarlos en la heladera y disfrutarlos durante varios días.
Tips y variaciones para potenciar la receta
Si no tenés vino Marsala, podés reemplazarlo por jugo de naranja o limón.
Para una versión más saludable, reemplazá parte de la harina por harina integral.
El crumble también queda delicioso con otros dulces: probá con batata, manzana o peras cocidas.
Acompañalo con un café o un té especiado: el contraste de sabores lo hace aún más irresistible.