A sus 12 o 13 años comenzó botando una anaranjada en el club Dirección de Asociaciones Recreativas y Deportivas (DARD) de La Rioja capital, luego siguió formándose en Facundo hasta ser llamado por la institución cordobesa de Villa María, Ameghino, cuando el jugador todavía destilaba su talento en el Torneo Federal de Básquetbol.
Cuentan las crónicas narradas en La Liga que en Villa María, el juvenil pasó dos años y medio bajo la tutela de Pablo Castro, “un entrenador cabrón que te baja los humos y si te tiene que decir las cosas, te las dice. Él me formó adentro de la cancha también, pero todavía más afuera”, reconoce y agradece el haber compartido aquellos años junto a quien hoy es entrenador del León.
Pese a buenas temporadas en Córdoba, el jugador decidió volver a su Rioja natal donde fue fichado por el club Amancay para jugar el Federal y la liga local. Fueron años donde destiló magia y siguió creciendo hasta la suspensión de la temporada 2019/20 por la pandemia. El verano del 2021, y en medio del COVID-19, comenzó la competencia de La Liga Argentina con nuevo formato -por sedes-, Riachuelo de La Rioja fue uno de los debutantes en esa temporada.
Tras haber experimentado las exigencias de la segunda división, los de Riachuelo fueron por más y pegaron el salto a la máxima categoría. Para esa nueva aventura, nada menos que en La Liga, la dirigencia riojana contrató al base Yoel Cuenca. “No lo podía creer, era un sueño hecho realidad para mí”, dijo Cuenca, el flamante refuerzo infernal.
Fuente: El Tribuno
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