Cultura

Dos poesías en homenaje a Ángel Vicente Peñaloza, El Chacho

POEMAS ENCADENADOS



Ángel Vicente Peñaloza
El Chacho
El cielo lloró temprano
ese doce de noviembre
adelantando la muerte
del General Peñaloza.


Lúgubres horas vendrían
detrás del cobarde empeño
por detener al valiente
que hasta el nombrarlo asustaba.


Entregado, rodeado,
preso en la casa de Oros,
lo acompañaba Victoria
con su hijo y otros pocos.


Un lanzazo al prisionero
era poco para aquellos
que regaron estos campos
con sangre de sus hermanos.


Pero hablar de esta manera
no corresponde a la idea
que enturbiaba la cabeza
de guerreros sanguinarios.


Irrazábal sólo ansiaba
saciar su ira y su infamia.
Total no era su hermano,
ni su tierra, ni su patria.


Venía del Uruguay
a combatir por la paga,
a desparramar su odio
y fue captado por otros
que, ésos sí, eran hermanos.


Los ojos claros del Chacho
se nublaron para siempre,
la llovizna dolorida
lavaría su cabeza
plantada, según la orden,
en pica, en la plaza de Olta.


Pero ese signo macabro
de mentes obnubiladas
fue mucho más que un trofeo
porque la cabeza es símbolo
también de ideas eternas
que son las que no murieron
las que seguirán presentes
en las mentes de este pueblo
indómito y valeroso.


Los paisanos que lo amaban
lloraban y prendían velas
mientras la tropa enemiga
se retiraba triunfante
llevándosela engrillada
a la Victoria Romero
que, para mayor dolor,
la harían barrer otras plazas,
humillada, encadenada,
allá lejos, en San Juan.


Pero todos estos vientos
de horror y degradación
jamás pudieron borrar
las huellas de montoneras
que siguen, que no se han ido,
o que vuelven con El Chacho
para encontrarse algún día
con la "Victoria" de su alma.


Victorioso Amor de un Ángel
¡Escuche Doña Victoria!
El viento sopla despacio;
pareciera que anda un ángel
aleteando entre los sauces.


Y Doña Vito se duerme
en pacífica dulzura,
escuchando ese aleteo
de su Ángel protector.


Los amores que se encuentran
que se funden y amalgaman
florecerán en azahares
anunciándose en la brisa,
o en la tusca y el retamo
que amarillea los montes.


Están latiendo en el aire,
en los remansos descansan
y corren cual montonera
en remolinos siesteros.



Han salido de sus cuerpos
doloridos, mutilados

para esconderse en los montes

con alegre picardía.



Galopan desenfrenados
por Los Llanos polvorientos

y juegan con las luciérnagas

en las noches alunadas.



Así viven los amores

de la Victoria y El Chacho

defendidos por sus lanzas,

entreverados o heridos,

inseparables y eternos.


LA AUTORA
Alicia Corominas nació en La Rioja, Argentina. Su campo de acción abarca la educación, el arte y la investigación. En educación publicó artículos y documentos para Capacitación Docente como "La integración de las áreas Disciplinarias en la Escuela Primaria", en la Revista Latinoamericana de Innovaciones Educativas y el curso "Enseñar a pensar modos de conservar produciendo" como integrante de la Comisión de Elaboración, diseño y Evaluación. Ha publicado también los poemarios "Como el ave" (2006); "Lágrimas celestes" (2009); "Tres indecisas lágrimas" (2015) y "Gota a Gota (2019) y los trabajos de investigación "Desandando La Rioja" (2013 y 2018) y "Severa Villafañe. Una historia inconclusa" (2016). Distinciones: Segundo Premio Nacional en el concurso "Definiciones y propuestas para servir al país" de la Fundación CERIEN. Trabajo de investigación "Técnicas Artesanales. Conservación y desarrollo". Premio "Divino Niño" por "Desandando La Rioja", declarado de Interés Provincial y Cultural por la Cámara de Diputados de la Provincia de La Rioja.

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