Fuente: Aguada Revista Cultural / https://revistaaguada.wordpress.com/
Este libro tiene la particularidad de ser el cuarto volumen de poemas de Martín Ptasik, y la vez su primer libro de poemas post-morten, después de su inesperada partida –con sólo 53 años– en diciembre de 2020. Dueño de múltiples talentos –realizador de videos documentales de excelente factura, notable conductor de radio y televisión, guionista de cine, actor de cine y teatro, organizador de eventos culturales y solidarios– el de escritor y poeta fue uno de los mismos, y al igual que en el resto, sorprendía siempre por su inusual capacidad creativa y su mirada poética. Su vida misma fue tan intensa, que hubiera sido inspiración para escritores de biografías, o guionistas de documentales o hasta de ficciones incluso, aunque ese ya sería un tema que excede esta columna.
A criterio de quién escribe esta breve reseña, la muy poca difusión de sus libros impidió a la mayoría de los riojanos conocer a quién quizás haya sido uno de los mejores poetas que dio La Rioja en su historia, y que también podría haber sido considerado uno de los notables poetas que dio el interior del país en general (por denominarlo de una manera más abarcativa y justa).
“Todavía Vengo”, es un libro donde resaltan muchas de las características de su poesía en cuanto a estilo y temas, pero con ligeros cambios, quizás producto de que estos poemas fueron escritos en el último año de su vida –que coincidió con el socialmente desesperante y aciago año del encierro por pandemia de Covid 19 en gran parte del mundo– o quizás motivado porque presentía su partida, lo cual es dable de sospecharse en razón de algunas pistas o meditaciones que dejó como tenues señales luminosas entre estos últimos poemas; en donde las preguntas acerca de su ausencia y el presentir del final de su camino aparecen sutilmente en sus poemas, semi ocultas, para quién quiera detenerse a descubrirlo.
La poesía de Martín Ptasik –en este como en sus anteriores libros– es de una notable potencia expresiva: el pensamiento visceral de un escritor que canaliza sus furias, sus impotencias o rebeldías ante las injusticias o barreras de dolor y pérdida –inevitables en la vida de todos– a través de la creación poética, como un clamor que busca, desde el combate espiritual y poético, dar batalla a las amarguras y caer en rescate, cual guerrero que busca su doncella, de sentimientos o ideas que valen la pena, tales como: el amor de pareja, el rescate de las memorias personales valiosas, las peleas por cambiar el mundo codo a codo con los amigos, la paz y esperanza encontrada en los hijos, la rebelión contra los hipócritas, los egoístas y los superficiales; el desprecio por la sociedad consumista, el apego a las verdades sencillas y transparentes del simple hombre de pueblo y de campo. Entre otros, son algunos de los tópicos que él reiteraba en sus poemas.
Y agregado a eso, profundas reflexiones existenciales sobre el estado de su mente y su alma en cada uno de los momentos de su vida cuando editaba sus libros, con retazos de filosofía basadas en la observación minuciosa de su propia vida y del mundo social.
Muestra en Todavía Vengo creatividad para construir sus propias imágenes poéticas con la fuerza de un combate, como en su poema Del Sergio Tropezando: “patear el cartel de oferta/ porque la dicha / no está incluida en ningún bolsón de la miseria”; también usa en este como en sus anteriores libros, ideas como las de esgrimir verbos o adjetivos tal como si fueran sustantivos “¿No aprendí lo quieto”, “¿A qué viene tu dejar las ventanas a medio irse…?” o también “Me asaltó un irme de vos”.
También, cambiando verbos por otros, en una particular analogía retórica “Me clavo y la abrazo /desde este patio / le clavo que yo estuve / y le revuelvo que no pudieron”.
En ciertos momentos se descuelgan aforismos en sus poemas, entre verso y verso: “No nos sirven para ir a ningún lado / pero bien leídas / las huellas hablan muy bien / del camino por venir”.
También en Todavía Vengo, siguió con su juego de mixturar el lenguaje más coloquial y llano del común habitante riojano, junto a la mirada poética, intelectual y elaborada. Singularmente gustaba del lenguaje del hombre del campo y las analogías también de tierra adentro, antes que la del lenguaje urbano, como por ejemplo en su poema Encastres: “Siempre tuve problemas con los juegos de encastre/ eso de coincidir / ahora descubro unos porqués / siempre me cambiaron las fichas / no compraron el jueguito cerrado y andá / rejunte era / rejunte somos “ o también “La necesidad / ojea con disimulo pa‘ tras / La nostalgia / solo mira pa’ tras / los sueños miran a los dos lados / pero pastan atrás / los tiempos más felices no miran atrás / de puro cagones / se abandona pa ‘adelante / y se clava pa ‘ tras / la carne siempre compara pa’ tras” reza en otro poema de este libro, pero que no tiene título. Así como lo escribe en “A la espera cimarrona que no sabe qué / no sabe que aguardar / pero torea tristezas”.
Por su parte, los neologismos siempre presentes como vehículos habituales en sus carreteras poéticas: “tardes, abrazos, amares y dudares” o por ejemplo “nuncamases encuadrados en la puerta” de su poema Penal.
Quizás la única diferencia respecto de sus tres anteriores libros de poemas, sea cierto hermetismo, que resultan a estos versos algo menos accesibles en cuanto al significado completo de alguno de sus poemas; aunque leyendo los versos por separado, muchas líneas dejan un momento de gran lucidez y reflexión en su significado, sin producir acerca de lo que está expresando.
Como lo mencionado al principio, los indicios de su partida de este mundo ya estaban proféticamente en este libro, aunque todos se sorprendieron por lo inesperado de su fallecimiento. “Me pondrán pañuelo en la mandíbula / para que deje de morder más allá/ Nací/ viví / y voy a morir para eso / No sé las reglas inmensas de este espacio infinito / que nos recluye/ a tan poco”.
La editorial riojana Pliegapalabra tuvo la noble y esmerada idea de subsanar de algún modo la pérdida física de Martín Ptasik, publicando este inédito y post morten “Todavía Vengo”. Ojalá, en homenaje a su memoria y a su talento, se puedan reeditar sus cuatro libros de poesía o quizás un libro de Obra Poética Completa, en un futuro, por parte de alguna institución cultural. La obra de Martín Ptasik y la propia historia de la poesía riojana, se merecen no olvidar el singular talento de este poeta, quien además efectuó un sin número de actividades culturales y solidarias a lo largo de nuestra provincia.
Para quienes quieran conseguir una edición en papel de Todavía Vengo, pueden comunicarse con los responsables de editorial Pliegapalabra, a través del link por el que se accede a la misma: https://forms.gle/TaM4eoKCeZzhBaVw6