Ingredientes:

Crema de leche (bien fría): 300 ml
Dulce de leche (el más rico que consigas): 200 g
Rendimiento: 4 porciones

Preparación paso a paso

Paso 1: Integrá los ingredientes básicos
En un bowl grande, poné la crema de leche y el dulce de leche. No hace falta que batas la crema por separado ni que hagas malabares. Simplemente mezclá con movimientos suaves, envolventes, hasta que la preparación quede con una consistencia más o menos firme y homogénea.
Paso 2: Sumá los tropezones (¡opcional, pero clave!)
Este es el momento de ponerte creativa. Podés sumarle merenguitos rotos para darle crocante, chocolate de taza picado groseramente o, si sos súper golosa, más tropezones de dulce de leche. Mezclá con cuidado para que se integren bien.
Paso 3: Llevá la mezcla al freezer
Una vez que esté todo integrado, pasá la mezcla a un recipiente apto para freezer (de vidrio o metal, idealmente). Tapalo y llevalo a enfriar por, al menos, dos horas. Si lo dejás de un día para el otro, ¡mejor!
Paso 4: El secreto para servirlo cremoso
Si vas a hacer el helado con anticipación y está muy duro, no te preocupes. Sacalo del freezer media hora antes de servirlo para que recupere esa textura cremosa. El tip de oro es tener la cuchara de bocha de helados a mano para servirlo como una profesional.

Tips y variaciones

Este helado es un lienzo en blanco para tu creatividad. Si querés variar el sabor, podés reemplazar el dulce de leche por pasta de maní o, si te animás a algo más frutal, fijate en esta receta de Para Ti de para inspirarte. Si buscás más textura, un poco de nueces picadas o galletitas rotas nunca fallan. Para conservarlo, asegurate de que el recipiente esté bien tapado en el freezer para evitar que se formen cristales de hielo.