Opinión

La Argentina de hoy se parece a aquella de 1852


Hemos festejado hace una década el bicentenario de la Revolución de Mayo y hace cuatro años, los doscientos años de nuestra independencia de España. Sin embargo, la Argentina que conocemos se conformó recién en el año 1861, después de la batalla de Pavón, cuando triunfó el "Estado de Buenos Aires" frente a la "Confederación Argentina" y se incorporó como dominante a la Constitución de 1853. 
El dominio y preponderancia de Buenos Aires comenzó con la mudanza de la Capital Federal y el manejo de las arcas nacionales.
A partir de la reforma constitucional de 1994 la preponderancia de Buenos Aires sobre el resto de las provincias argentinas además de ser económica y política pasó a ser claramente electoral, pues, desde aquella reforma, la elección del presidente se realiza por voto directo popular y como resultado, el predominio electoral de Buenos Aires que concentra el 33% de la población total del país es determinante. 
Esta preponderancia electoral de Buenos Aires y la evidente búsqueda de consolidación de poder de todos los políticos argentinos provoca que dirijan aún más recurso en favor de ésta, postergando al resto de las provincias. La reforma constitucional de 1994 terminó de condenar al débil federalismo argentino.
En nuestros días encontramos un nuevo factor de dominio de Buenos Aires sobre el resto de Argentina, esta vez, por razones negativas. En efecto, la pandemia ha afectado severamente a Buenos Aires en razón de su populosa población y no así al resto de las provincias argentinas. 
Sin embargo, las consecuencias económicas de la pandemia y de la cuarentena ordenada para combatirla afectan a todo el territorio nacional por igual. Las medidas sustanciales ordenadas por el gobierno nacional para toda la República han determinado que todas las provincias argentinas sufran daños en educación, en economía y también en el servicio de salud regular y todo ¿por qué? Por una solidaridad implícita con Buenos Aires.
No hay comercio, no hay escuelas, no hay restaurantes, no hay cines, ni teatros, no hay fútbol, rugby, atletismo o cualquier otro deporte profesional o amateur, no hay intercambio interjurisdiccional, no hay vuelos o transporte interprovincial en 22 provincias argentinas porque Buenos Aires no puede.
Es hora de que los gobernadores y demás autoridades de las provincias hagan ejercicio del federalismo y protejan a su población de daños que son evitables y que solo se están sufriendo por falta de una verdadera "autonomía provincial". 
Exijan también la coparticipación en los impuestos que corresponda, según la producción y esfuerzo realizado por cada provincia y, por favor, basta de rogar por aportes al gobierno nacional que, ahora más que nunca, está controlado por el dominio electoral de Buenos Aires. 
De lo contrario sería mejor volver a la Argentina de 1852, independiente del poder económico de Buenos Aires pero en pleno ejercicio de la Libertad.


*Abogado. DNI 23.201.191

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