La distancia social es lo menos social que yo conozco. Porque la sociabilidad se ejercita en la cercanía, con decires y abrazos a poca distancia. En cambio, la llamada social nos hace mantenernos, aún de las personas queridas, a dos metros como mínimo.
Pero es una característica de esta pandemia que nos ha llevado a adoptar formas que no habíamos tenido en cuenta con anterioridad. El argentino es un tipo afectuoso; le gusta mostrarse de cuerpo entero. Entonces, cuando encuentra algún versus de su conocimiento, se desgrana en abrazos. Eso hoy no puede ser. El abrazo está prohibido aún en situaciones muy íntimas.
El valor de la distancia es lo que quiero destacar. Es un valor que todavía siembra dudas al hombre moderno. ¿Cuál es la distancia de la Tierra al límite del universo? Duda metafísica porque aún no sabemos si el universo tiene fin, entonces no podemos medir nada. Nos sirve para saber cuán lejos estamos de nuestros seres queridos, a veces unas cuadras y a veces miles y miles de kilómetros.
La distancia con el amor es una de las más sentidas. El amor está lejano, la lejanía es vital para la distancia, y entonces pensamos en que no está cerca la persona amada, que nos separan muchos kilómetros y la distancia se transforma en una enemiga. Por eso Juan Rulfo decía en una de sus poesías dedicada a su amada lejana: "La longitud de una cosa está medida por la distancia, que es la línea que une el comienzo y el fin de una cosa".
Un tallarín puede medir veinte centímetros y, aunque nos lo morfemos, a continuación la distancia es lo que dimensiona, lo que le da sentido.
El problema es cuando la distancia no es una cuestión física sino una cuestión sentimental. Los tipos están al lado, viven en la misma casa, comparten los condimentos de la vida doméstica, pero no se hablan, están peleados, no se dirigen la palabra. Aquí es donde aparece una distancia sentimental que es muy difícil de atravesar en un micro. Los tipos están lejos por más que se rocen al pasar.
Hay distancias que están reglamentadas. Por ejemplo, la distancia de la barrera a la pelota en los tiros libres del fútbol. Inclusive un argentino inventó un spray marcador para hacer tangible esa distancia.
Uno debe mantener la distancia con el auto que nos va precediendo porque, si andamos cerca de él, acariciándole la parte posterior, es muy posible que una maniobra brusca del de adelante nos meta en un quiñe, que es un momento crucial en la vida del tipo.
Claro, ahora, con las nuevas tecnologías que se van imponiendo y las otras nuevas que seguramente vendrán, la distancia puede de alguna manera resolverse con una simple llamada que, gracias a las ondas electromagnéticas, recorren enormes distancias a la velocidad de la luz. Y entonces podemos hablar en tiempo y forma con alguien que esté en Tokio en el mismo momento que nosotros estamos en el patio de nuestra casa.
Por supuesto que no es lo mismo, pero es un aliciente. No es lo mismo porque lo que uno busca es la distancia cero; cuando podamos juntar pupo con pupo con la persona amada y entonces se haga realidad eso que se llama presencia. Lo de la voz está bien, pero nosotros necesitamos cercanía de cuerpo entero.
La distancia es algo que aún tienen que discutir los físicos, los astrónomos, los topógrafos y tantas ciencias que dependen de ella para cumplir con sus planes.
Una de las palabras más ingratas en el diccionario del amor, es la palabra "lejos".
*Fuente: Diario Los Andes
La distancia social contra la cercanía sentimental
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