La actividad industrial en Argentina vuelve a mostrar señales de estancamiento e incluso de caída. Según datos oficiales difundidos recientemente, la producción manufacturera del mes de septiembre registró una baja de 0,1 % respecto al mes anterior, lo que la convierte en la segunda producción más baja desde abril. Al observar la serie desestacionalizada del índice, la producción registra una caída acumulada de 3,6 % desde mayo hasta septiembre, lo que subraya el deterioro del sector en los últimos cuatro meses.
El análisis por rubros revela que el impacto no está distribuido de manera homogénea. El sector más golpeado es la industria textil e indumentaria, que en septiembre sufrió una caída de 6,1 % respecto de agosto. En la comparación interanual, la baja supera el 20 % en “productos textiles”.
Otros sectores que también registraron retrocesos importantes son: Vehículos automotores, carrocerías, remolques y autopartes: 2,5 % interanual en septiembre; productos de metal: 11,8 % interanual. Y productos de caucho y plástico: 11,1 % interanual.
En cambio, algunos sectores lograron mantenerse o crecer: la refinación del petróleo, coque y combustible nuclear tuvieron un aumento interanual de 7,6 % en septiembre; “otros equipos, aparatos e instrumentos” creció 8,8 %.
El escenario pone en evidencia varios desafíos para la industria local: una demanda interna debilitada, apertura comercial que incrementa la competencia de productos importados, lo cual impacta en rubros sensibles, e inversión privada que se retrae ante el clima de incertidumbre política y económica, lo que limita la recuperación de la producción.
El contexto de la caída se desarrolla además en un momento de tensiones cambiarias y ajuste macroeconómico, lo cual agrava el cuadro industrial. Según fuentes del sector, muchas compañías están operando con capacidad subóptima, lo que limita su capacidad de generar empleo y que el efecto derrame productivo tenga dinamismo.
Para el gobierno y los actores industriales, el desafío estará en revertir esta tendencia mediante políticas que impulsen la inversión, protejan sectores sensibles, fortalezcan la demanda interna y promuevan la competitividad exportadora.
La industria manufacturera argentina cae 3,6 % en los últimos cuatro meses y el sector textil lidera el retroceso
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