El presidente de la Fundación Pro Tejer, Luciano Galfione, advirtió que la crisis del sector textil argentino se profundiza día a día y que la situación actual “es insostenible”. Según precisó, en los últimos meses cerraron unas 400 empresas y se perdieron 11.500 puestos de trabajo, lo que evidencia el impacto negativo de la política económica nacional sobre la producción.
“Estamos atravesando una situación complicada, por dos elementos: la caída del poder adquisitivo —y por ende del consumo— y también por la facilitación de las importaciones que realizó el Gobierno Nacional”, explicó Galfione.
El referente textil comparó la situación actual con otras etapas de apertura comercial: “En los ‘90 la apertura fue grande, pero China no participaba del mercado como hoy, y durante la gestión de Macri la apertura fue bastante menor que ahora. Actualmente se eliminaron los controles a las importaciones y se bajaron los aranceles, eso es lisa y llanamente bajar impuestos a los chinos. Lejos de bajarnos los impuestos a nosotros, se los bajan a quienes viven a 20 mil kilómetros de Argentina”.
De acuerdo con datos de la Fundación, las importaciones aumentaron más del 120%, seis de cada diez máquinas del sector están paradas y solo se utiliza el 40% de la capacidad instalada. “Sumamos más de 400 empresas cerradas, y de no mediar ninguna medida esto se va a espiralizar. Es insostenible la situación”, remarcó.
Galfione también señaló que crecieron más del 40% las empresas importadoras, muchas de las cuales “no pertenecen históricamente al rubro textil”. “Se vuelven un comercio y no una industria. Un comercio tiene otra lógica que la industria”, enfatizó.
Actualmente, más del 70% del mercado textil argentino es importado, una proporción que, según el empresario, pone en riesgo la subsistencia de miles de pymes y trabajadores del país. “Es un modelo que no funciona. De no mediar ninguna medida, va a provocar un daño irreparable al entramado industrial. Hoy, a nadie que produce le va bien en la Argentina”, concluyó.
Luciano Galfione advirtió que “hoy a nadie que produce en Argentina le va bien, es insostenible”
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