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Realidad vs. Ficción en “Cónclave”: ¿Qué acierta y qué no la exitosa película?

Y tras la muerte del Papa Francisco el 21 de abril, la película —ahora disponible en plataformas de streaming— ha despertado un renovado interés, con un aumento en sus visualizaciones que, según informes, se ha triplicado en los días posteriores al anuncio del fallecimiento del pontífice.

Dirigida por Edward Berger y basada en una novela de 2016, la película es un drama centrado en los personajes, que muestra a varios cardenales de la Iglesia durante la elección de un nuevo papa —con abundante intriga política, enfrentamientos ideológicos y giros dramáticos. Este año obtuvo ocho nominaciones al Óscar, ganando uno por Mejor Guion Adaptado.
Incluso antes de su estreno, Cónclave recibió duras críticas de parte de católicos que reprobaron el giro final —alerta de spoiler: una mujer biológica es elegida papa por error— así como la representación de los distintos perfiles ideológicos de los cardenales, especialmente por la idealización de personajes cuyas posturas contradicen las enseñanzas de la Iglesia.

Más allá de esas críticas, quienes recurran a la película para entender cómo funcionará el verdadero cónclave en las próximas semanas encontrarán varios errores clave, aunque no todo es ficción.

Aquí va un repaso (no exhaustivo) de lo que Cónclave acierta y lo que no respecto al proceso de elección de un nuevo papa.

FICCIÓN: Cardenales caricaturescos y un desierto espiritual
Una de las imprecisiones más señaladas por los católicos es cómo retrata la película al Colegio de Cardenales: profundamente dividido en facciones ideológicas y con un papado tratado como un cargo puramente político, más que espiritual.

Matthew Bunson, experto en la Iglesia y director editorial de EWTN News, señala que los cardenales en la película parecen “banales, poco interesantes, ideológicos y sin profundidad teológica o espiritual”.

“Son caricaturas de lo que realmente son los cardenales —y conozco a muchos— y de los temas que probablemente discutirían en un cónclave”, declaró a CNA —agencia en inglés de EWTN News—.
Durante la película, los cardenales se agrupan en facciones para impulsar a su “candidato”. Una coalición liderada por el Cardenal Bellini (Stanley Tucci), de mentalidad progresista, busca reformar la Iglesia rechazando varias enseñanzas ortodoxas, mientras que el Cardenal Tedesco (Sergio Castellitto), grosero y abiertamente racista, defiende posturas tradicionalistas.

Bunson observa que los personajes que representan una visión ortodoxa de la doctrina son marginados o destruidos narrativamente: como el cardenal nigeriano severo que pierde toda posibilidad de ser elegido tras revelarse que tiene un hijo ilegítimo.
A pesar de que los personajes mencionan a Dios en varias ocasiones, Jesús apenas es nombrado, ningún cardenal celebra Misa, y el Espíritu Santo —quien, como ha dicho el Cardenal Kurt Koch, debe ser el verdadero protagonista del cónclave— no es mencionado más que en gestos como la señal de la cruz.
El único personaje realmente espiritual, el Cardenal Vincent Benítez (de quien se hablará más adelante), “ni siquiera podría ser elegido papa”, apunta Bunson.

En resumen, la falta de profundidad espiritual vuelve los diálogos y discursos “bastante monótonos”, añade.

En la vida real, explica Bunson, aunque existen diferencias ideológicas entre los más de 250 cardenales del mundo, prevalece un “notable sentido de fraternidad y colegialidad”.

El Obispo Robert Barron (Diócesis de Winona-Rochester) hizo una crítica similar en redes sociales: “Si te interesa una película sobre la Iglesia Católica que podría haber sido escrita por el consejo editorial del New York Times, esta es tu película”.
Según Barron, en el mundo de la película “la jerarquía de la Iglesia es un hervidero de ambición, corrupción y egotismo desesperado... Los conservadores son extremistas xenófobos y los liberales, manipuladores narcisistas”.
REALIDAD: El proceso inmediato tras la muerte del Papa
La película empieza con la muerte del Papa. Bunson señala que esta parte está razonablemente bien representada.
El personaje clave en este momento es el camarlengo, un cardenal encargado de organizar el proceso durante la sede vacante. En la película, el Cardenal Tremblay rompe el anillo del pescador del papa fallecido, lo cual es un rito real que simboliza el fin de su pontificado.
La película omite la certificación formal de la muerte, que según las normas actuales ocurre en la capilla privada del papa, donde el camarlengo lo llama tres veces por su nombre bautismal y confirma que no responde.
También se confunden algunas funciones entre el decano del Colegio Cardenalicio y el camarlengo, asignando algunas tareas de este último al personaje de Ralph Fiennes. Bunson lo considera aceptable por razones narrativas.
FICCIÓN: El cardenal “in pectore”
El Cardenal Benítez afirma haber sido creado cardenal “in pectore” —es decir, en secreto— por el papa fallecido. No ofrece pruebas, pero los demás lo aceptan sin cuestionarlo.
En la realidad, un cardenal nombrado en secreto no puede participar en un cónclave a menos que el Papa haya hecho público su nombre antes de morir.
“Así que desde el principio, este personaje no debería estar en el cónclave, porque legalmente no es cardenal”, afirma Bunson.
REALIDAD: El escenario y el proceso de votación
El cónclave se desarrolla en la Capilla Sixtina del Vaticano, como en la realidad. Aunque en la película fue recreada, el lugar y el procedimiento son fieles.
El proceso está regulado minuciosamente por la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, que no permite innovaciones.
Las votaciones se realizan hasta cuatro veces al día. Cada cardenal se acerca a la pintura del Juicio Final de Miguel Ángel, reza en latín y deposita su voto en una urna. Tres cardenales leen los votos.
Se necesita una mayoría de dos tercios para elegir papa.
Si no hay elección, las papeletas se queman, generando humo negro; si hay elección, se añade un químico que produce el humo blanco.
En la película, esto está bien representado, aunque con algunas simplificaciones dramáticas.
Actualmente, sólo los cardenales menores de 80 años pueden votar. El decano real, el Cardenal Giovanni Battista Re (91), está inhabilitado por su edad, al igual que su vice. Por tanto, el próximo cónclave será dirigido por el Cardenal Pietro Parolin, el más alto rango disponible entre los electores.
FICCIÓN: El gran giro final
En el clímax, los cardenales eligen a un papa que creen hombre, pero que en realidad es una mujer biológica criada como varón debido a una condición intersexual.
Como explicó el P. Carter Griffin a CNA, la enseñanza constante de la Iglesia —reiterada por papas recientes, incluido Francisco— es que no puede ordenar mujeres.

“La identidad sexual clara y estable es una condición necesaria para la formación y ordenación sacerdotal”, dijo Griffin.

El sacerdocio configura al hombre con Cristo, quien se entrega por su Esposa, la Iglesia. El sacerdote representa a Cristo esposo, y por eso la Iglesia siempre ha entendido que debe ser varón.

“Ordenar mujeres oscurecería esa paternidad sacerdotal y la feminidad de la Iglesia, esposa de Cristo”, agregó.

Sin embargo, señaló, las mujeres tienen una enorme e insustituible participación en la Iglesia: en órdenes religiosas, parroquias, educación, salud, ministerios y familias católicas.
“Dios nos creó distintos también para asumir distintos roles y complementarnos como padres y madres, tanto en el orden natural como en el de la gracia”, concluyó.

PELICULAS CATOLICAS CONCLAVE PAPA FRANCISCO

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