Interior

"Semana del Torrontés", más que probarlo, es sentirlo


La Secretaria de Turismo de la Municipalidad de Chilecito destacó la Semana del Torrontés Riojano.
Considerada la primera variedad netamente Argentina, el Torrontés es una de las cepas blancas más extendidas de norte a sur del país que ha logrado un notable reconocimiento internacional gracias a su alto valor enológico.
Existen tres variantes de Torrontés: el mendocino, el sanjuanino y el riojano que es el más cultivado y el que expresa las mejores cualidades para la elaboración de vinos finos, muy frutados y secos a la vez, destacándose los de denominación de origen: Valle de Famatina (La Rioja).
El Torrontés es un vino amarillo claro que ocasionalmente desarrolla matices dorados y verdes. Se caracteriza por su aroma a flores como la rosa, el jazmín y el geranio, siendo ocasional la aparición de efluvios especiados. Si bien sus aromas anticipan un vino dulce, su sabor revela una fresca acidez.
Es un excelente compañero de pescados y mariscos, así como de la cocina regional del noroeste argentino, en especial de las empanadas y el típico locro. También marida muy bien con comidas picantes y bien condimentadas, como platos tailandeses, indios, chinos y vietnamitas.
Estas tres cepas son relativamente similares pero tienen diferencias apreciables. La torrontés riojano y la torrontés sanjuanino tienden a tener grandes racimos con uvas pálidas mientras que la torrontés mendocino tiene racimos más pequeños y apretados con uvas de un color amarillo oscuro. 
La torrontés riojano es la más aromática de las tres, con un aroma que recuerda los vinos de moscatel y a gewürtztraminer. La menos aromática, y la menos plantada, es la torrontés mendocino, y las plantaciones de torrontés sanjuanino están decreciendo. Estas tres cepas pertenecen al grupo de uvas criollas, que es un término usado para las uvas de vino vitis viniferas europeas que han sido sometidas a un proceso de selección por americanos.
El universo del vino —al menos en su versión más sofisticada— ha volcado su mirada a los sabores diferenciales y auténticos con el redescubrimiento de las variedades nativas y los vinos patrimoniales. Se trata de los vinos elaborados con uvas autóctonas, aquellas que en muchos rincones del mundo fueron desplazadas por los varietales franceses, italianos y españoles pero que hoy exigen que se les permita una revancha. En ese plan, Argentina tiene algunos varietales únicos para ofrecer. Las Criollas corresponden a una familia de cepas autóctonas del territorio argentino que comienzan a tener reputación

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