El incendio finalmente controlado y sin víctimas fatales de la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, en el marco de la invasión rusa en territorio ucraniano, tuvo en vilo a Europa durante varias horas y desencadenó una ola de acusaciones cruzadas entre Rusia, Ucrania y la OTAN, en medio del temor por una nueva catástrofe atómica.
El incidente disparó las alarmas y llevó al Gobierno ucraniano a advertir que si la central, ubicada en el sureste de Ucrania, estallaba se produciría un impacto "diez veces más grande que el de Chernobil" de 1986, hasta ahora el mayor accidente atómico de la historia, y significaría "el fin" de la vida en el Viejo Continente.
El incendio fue reportado en las primeras horas del día (todavía anoche en la Argentina) y solo después de las 6 (la 1 hora argentina) se informó que había sido extinguido.
El argentino Rafael Mariano Grossi, director general del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA), dependiente de la ONU, bajó el tono de la alarma al asegurar hoy que tras el bombardeo no hubo fuga de radiación y ningún reactor se vio comprometido.
"Un proyectil golpeó un edificio dentro de la planta nuclear. Este edificio no forma parte de los reactores", explicó Grossi en rueda de prensa.
Temor mundial y guerra informativa tras el incendio en la central nuclear de Zaporiyia
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