Cuando se habla del Padre Lorenzo siempre surgen expresiones como: gran sacerdote, discípulo de Angelelli, buen pastor, el cura de las canciones famosas, el cura incansable, misionero y cosas por el estilo.
Este 15 de Agosto, la noticia de su fallecimiento conmovió a toda la comunidad de Chilecito, particularmente a la eclasiástica pero también a las de cada parroquia donde supo llevar su palabra.
Autollamado Cura de Pueblo, el Padre Lorenzo realmente vivió el sacerdocio como servicio y atención, especialmente a los más vulnerables. Desde los comienzos de su recorrido sacerdotal cuando alguien fallecía y le avisaban se iba a hacer los responsos por los pueblos, en casi todos los casos era durante la noche por lo que pasaba por la casa de los jóvenes catequistas para que lo acompañen.
Siempre fue así. A pesar de sus debilidades por su salud siguió siendo apóstol celebrando Misa, rezando, escribiendo, alentando a las personas.
El padre Lorenzo A. González nació el 22 de abril de 1944 en la localidad de Candelaria, departamento Totoral, provincia de Córdoba. Sus padres don Julián González y doña María Josefa Callante. Es el sexto de ocho hermanos: Alcira, José Reginaldo, Juliana Rosa, Clara Josefa, Juan Marcelo, Alceo Lorenzo, José Guillermo y Ramón Antonio.
Realizó sus estudios primarios en una escuela de Candelaria, ingresando al Seminario Claretiano el 16 de febrero de 1955 concluyendo sus estudios en el Seminario Diocesano de la ciudad de Córdoba los que finalizó el 24 de noviembre de 1973, siendo en esta oportunidad ordenado sacerdote en la ciudad de Chilecito por el obispo de la provincia de La Rioja, Mártir Beato Mons. Enrique Angelelli, celebración de la que participó Mons. Vicente Zazpe durante su visita a la Diócesis de La Rioja como enviado del papa Pablo VI
Durante su vida eclesiástica, estuvo 15 años en la parroquia “Sagrado Corazón de Jesús” de Chilecito, ocho años en la Pquia. “Ntra. Sra. Del Rosario” de Villa Unión y 17 años en la Pquia. “Nuestra Señora de la Candelaria” ciudad de Nonogasta.
Desde niño, sintió la atracción por la música, que lo llevó a practicar en el armonio, música religiosa. Dentro de su actividad Pastoral, se dedicó a componer cantos litúrgicos cómo “Alma de Cristo”, “Esta es nuestra vida”, “Yo soy el pan de vida”; y el más conocido “Yo soy el Camino”, que tuvo repercusión en el Vatincano.
Tristeza por el fallecimiento del sacerdote Lorenzo González
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