Argentina es la cuna de muchos de los máximos ídolos del fútbol. Muchos de ellos hicieron historia en su club y se convirtieron en grandes referentes. Tal es el caso de Ángel Labruna, gloria de River Plate.
El jugador fue uno de los dos máximos goleadores de la Primera División de su época. Incluso como entrenador del Millonario consiguió ser parte de la historia del club y del fútbol argentino.

Una marca imborrable en el fútbol argentino: la carrera de Ángel Labruna
Conocido como el Feo, su historia con River merece un análisis aparte. Es el tercer jugador con más presencias en la historia del club y el que más ha representado a River en toda su vida. 541 juegos con la banda roja puesta y ya de traje pero dirigiéndolo, sumó 528. Esas 1069 apariciones reflejan el amor que sentía tanto él por el club como la institución por él.
En el Millonario, anotó 317 goles entre torneos locales e internacionales. Pero en el fútbol argentino es, junto a Arsenio Erico de Independiente, el máximo goleador histórico. Además de la histórica banda roja que cruzó su pecho, jugó en Rangers de Chile y un solo partido en Rampla Juniors de Uruguay, así como también con la camiseta de la Selección Argentina.
Como jugador consiguió un total de 16 títulos, a los cuáles hay que sumar otros seis en su rol de director técnico. Debutó un 18 de junio de 1931 en una derrota ante Estudiantes y su último partido fue una derrota también ante San Lorenzo, un 12 de octubre de 1959.
Su final fue una noticia que sacudió al país. Internado por una operación de vesícula, se encontraba junto a Ubaldo Fillol, quién lo fue a visitar. Juntos estaban por salir a caminar por el sanatorio, pero Angelito cayó en los brazos de su amigo tras sufrir un paro cardíaco un 19 de septiembre de 1983.
Su amor por River: un fanatismo sin igual
Si bien hoy no hay tanto material fílmico sobre Ángel Labruna, hay declaraciones que dejan en claro que su mayor amor era River. Incluso para su hijo Omar, quién también fue jugador y hoy es director técnico. Al igual que su padre, también es fanático del conjunto de Núñez.
"Ya dirigiendo a otros rivales, llegaba a casa y decía: ‘¿Cómo salió River?’ Él tenía la banda pintada en su cuerpo. Su vida fue siempre River”, recuerda el heredero del máximo goleador de la historia del fútbol argentino. Y esto es una más de muchas anécdotas que dejan claro que para el Feo, no era un simple club de fútbol: era su casa.
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