El Gigante de Arroyito fue el escenario en el que Ángel Di María brindó un nuevo espectáculo. El legendario extremo, campeón del mundo y de América, volvió a exponer su talento en el duelo que Rosario Central y Talleres animaron en el marco de la novena fecha del Torneo Clausura.
Sin banderas en las tribunas, a causa de la sanción que recibió la institución por las cargadas contra el Ogro Fabbiani y Newell’s, los hinchas vibraron con las intervenciones del Fideo.
Desde los primeros movimientos, el ex atacante de la Selección exigió a Guido Herrera y amenazó con abrir el marcador. Un tiro libre que el experimentado arquero desvió al córner. Y un milagro defensivo provocado por el esfuerzo de la última línea cordobesa fueron los primeros argumentos con los que el Canalla intentó imponer condiciones.
El duelo caldeado, con el morbo constante por las discusiones que improvisaron Ariel Holan y Carlos Tevez del otro lado de la línea de cal, continuó con las respuestas de Ulises Ortegoza de media distancia. El volante chileno apeló en más de una oportunidad a su exquisita pegada, pero Jorge Broun respondía con solvencia.
Antes del descanso, el Canalla logró ponerse en ventaja a través de la sociedad que conformaron Ángel Di María y Alejo Véliz. Los refuerzos que llegaron a Rosario para soñar con el título conformaron una obra brillante que terminó en la red. El envió del Fideo al pecho del delantero con pasado en la Selección Sub 20 fue determinante para que el goleador domine y resuelva con un potente disparo al primer palo. Golazo y delirio en el Gigante de Arroyito.
Los gritos en el vestuario del Apache hicieron reaccionar a La T, que en la reanudación del partido, Augusto Schott se proyectó por la banda derecha y envió un centro venenoso que complicó a Emanuel Coronel. Las dudas del defensor fueron capitalizadas por Valentín Depietri, quien de cabeza silenció al público local.
El suspenso se apoderó de Rosario cuando Matias Catalán convirtió un gol en contra que podría haber cambiado el destino de la noche, pero la intervención del VAR percibió un fuera de juego de Gaspar Duarte que obligó a anular el tanto del Canalla.
La polémica de la jornada se dio cuando Luis Lobo Medina sancionó un penal inexistente a favor del dueño de casa, por una presunta infracción de Miguel Navarro sobre Gaspar Duarte. Otra vez, la colaboración de la tecnología le advirtió al árbitro que la supuesta falta fue afuera del área, por lo que el colegiado optó por cobrar un tiro libre directo y mostrarle la segunda tarjeta amarilla al venezolano.
Los 11 minutos que se adicionaron no le alcanzaron al elenco de Holan para quebrar la resistencia cordobesa y la igualdad dejó un sabor agridulce en Rosario. Para Talleres, en cambio, se trató de un punto con aroma a hazaña para empezar a revertir el pésimo presente.
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